VALÈNCIA 31 Mar. (EUROPA PRESS) -
Dormir bien tiene un impacto "directo y positivo" en la salud de las arterias, lo que se debe a varios factores que están interrelacionados con el descanso adecuado. La falta de sueño, en cambio, puede tener efectos negativos, como el aumento del riesgo de hipertensión, colesterol alto, y enfermedades cardiovasculares.
Así lo explica el doctor Ignacio Sánchez Lázaro, responsable de la Unidad de Cardiología del Hospital Vithas Valencia 9 de Octubre, que expone que "las personas que duermen entre 7 y 9 horas tienen menos sobrepeso, diabetes tipo 2 e hipertensión que las personas que no descansan adecuadamente".
El sueño regula la presión arterial especialmente en las fases más profundas, ya que ésta tiende a bajar de manera natural. "Si no se duerme lo suficiente, --comenta el profesional--, la presión arterial puede mantenerse elevada durante más tiempo, lo que supone un mayor estrés en las arterias y aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares". Por esta razón, tener una rutina de sueño adecuada y reparadora es fundamental para cuidar el corazón y las arterias a largo plazo. Además, reduce la inflamación.
"El sueño insuficiente se asocia con un aumento de la inflamación en el cuerpo. La inflamación crónica puede dañar las paredes de las arterias, favoreciendo la formación de placas que obstruyen el flujo sanguíneo y aumentan el riesgo de aterosclerosis (endurecimiento de las arterias). Al dormir bien, el cuerpo tiene la oportunidad de atenuar estos daños y reducir la inflamación", apunta el doctor en un comunicado.
Por otra parte, un descanso adecuado regula el colesterol. "Cuando no se duerme lo suficiente, el metabolismo de las grasas puede verse alterado, lo que puede llevar a un aumento en los niveles de colesterol LDL y triglicéridos, contribuyendo a la acumulación de placas en las arterias", subraya el doctor Sánchez Lázaro.
Se produce, además, un equilibrio hormonal ya que el sueño influye en la producción de varias hormonas, como la insulina, el cortisol y la hormona del crecimiento.
Tal como explica el especialista, "el estrés crónico y el desequilibrio hormonal pueden afectar negativamente a las arterias, promoviendo la acumulación de grasa y el endurecimiento de las arterias. El descanso adecuado mantiene estos niveles hormonales más estables, favoreciendo la salud arterial".
No hay que olvidar que un sueño reparador mejora la circulación sanguínea. "Cuando dormimos, el cuerpo entra en un modo de reparación y regeneración. Esto no solo afecta a los músculos y tejidos, sino también a los vasos sanguíneos. Un buen sueño contribuye a una mejor circulación sanguínea, lo que permite que las arterias funcionen de manera más eficiente y reducen el riesgo de obstrucciones", concluye el doctor Sánchez Lázaro.
APNEA Y FIBRILACIÓN AURICULAR
La apnea del sueño y la fibrilación auricular (FA) están estrechamente relacionadas, ya que la apnea obstructiva del sueño (AOS) puede ser un factor de riesgo significativo para desarrollar esta arritmia cardíaca.
Tal como afirma el profesional, "la apnea obstructiva del sueño se caracteriza por pausas en la respiración durante el sueño, generalmente causadas por la obstrucción de las vías respiratorias superiores. Estas interrupciones en la respiración afectan la oxigenación del cuerpo y provocan fluctuaciones en la presión arterial y en el ritmo cardíaco. Con el tiempo, estas alteraciones pueden tener un impacto negativo en el corazón".
Durante un episodio de apnea, el nivel de oxígeno en la sangre disminuye, lo que provoca una respuesta de estrés en el cuerpo. El sistema nervioso simpático se activa, lo que aumenta la frecuencia cardíaca y la presión arterial.
"Estos cambios, cuando ocurren repetidamente durante la noche, pueden dañar el corazón y las arterias, aumentando el riesgo de enfermedades cardiovasculares, incluida la fibrilación auricular", afirma Sánchez Lázaro.
La fibrilación auricular es una arritmia en la que las aurículas del corazón laten de manera rápida y desorganizada, lo que puede resultar en una circulación sanguínea ineficaz. Esta arritmia se asocia con un mayor riesgo de accidentes cerebrovasculares, insuficiencia cardíaca y otras complicaciones graves.