MADRID, 30 Oct. (EUROPA PRESS) -
Los mensajes de salud pública a menudo dicen a las personas cosas que no quieren escuchar: los fumadores deben dejar de fumar; las personas sedentarias necesitan moverse o cambia las pizzas y salchichas por una ensalada con proteína magra. Para muchas personas, estos mensajes activan sus defensas naturales. Les hacen sentir mal acerca de sí mismos y sus elecciones, lo que lleva a su subconsciente a rechazar el estímulo saludable.
Sin embargo, un nuevo estudio publicado en 'Proceedings of the National Academy os Sciences' encontró que un simple ejercicio de preparación en el que las personas sedentarias piensan más allá de sí mismas antes de ver los mensajes de salud puede hacer que esos mensajes sean más efectivos. La actividad cerebral de los participantes no solo mostró que eran más receptivos a los mensajes, sino que se volvieron más activos físicamente en las semanas siguientes.
El estudio involucró a 220 adultos sedentarios que tenían sobrepeso o eran obesos, personas cuya falta de actividad física los pone en mayor riesgo de una variedad de resultados de salud negativos. "Una de las cosas que obstaculiza el cambio de comportamiento de las personas es la actitud defensiva", explica la autora principal Emily Falk, profesora asociada de Comunicación, Psicología y Marketing en la Escuela de Comunicación Annenberg de la Universidad de Pensilvania, en Filadelfia, Pensilvania, Estados Unidos.
"Cuando se les recuerda a las personas que es mejor aparcar el automóvil más lejos y dar unos pocos pasos más, o levantarse y moverse en el trabajo para reducir el riesgo de enfermedad cardiaca, a menudo se presentan razones por las cuales estas sugerencias pueden ser relevante para alguien más, pero no para ellos", agrega.
SE PROMUEVE MÁS ACTIVIDAD FÍSICA
Para combatir esos sentimientos defensivos, los científicos involucraron a los participantes en una de las dos tareas de auto-trascendencia y compararon sus respuestas con las de un grupo de control no trascendente. Las tareas de auto-trascendencia requieren que los participantes piensen en valores más grandes que ellos mismos, como las personas que aman y cuidan, y lo hicieron mientras los sujetos estaban en una máquina de resonancia magnética funcional, lo que permite a los investigadores ver su actividad cerebral en tiempo real.
El primer grupo de auto-trascendencia reflexionó sobre las cosas que más les importaban. Si eligen "amigos y familiares", es posible que se les pida que piensen en momentos en el futuro en que puedan sentirse cerca de sus amigos y familiares. Si eligen la "espiritualidad", se les puede pedir que piensen en momentos en los que podrían conectarse con Dios u otras fuentes de poder superior.
Se pidió a un segundo grupo de auto-trascendencia que hiciera repetidos deseos positivos tanto para las personas que conocían como para los extraños, lo cual incluía esperanzas de que sus amigos estuvieran alegres o que otros estuvieran bien. Mientras tanto, un grupo de control reflexionó sobre sus valores menos importantes. Luego, todos los participantes vieron mensajes de salud contundentes que los alentaron a ser más activos, o explicaron por qué sus comportamientos actuales los ponen en riesgo.
Por ejemplo: hacer más actividad fortalecerá tus músculos; los músculos más fuertes te facilitarán moverte y hacer las cosas que te gustan durante más tiempo; o acostúmbrate a subir y bajar las escaleras siempre que puedas y evita coger el ascensor con la mayor frecuencia posible. También mensajes como "La Asociación Estadounidense del Corazón dice que las personas sedentarias como tú corren un grave riesgo de padecer una enfermedad cardiaca. Esto significa más pastillas y un mayor riesgo de enfermedad y muerte".
En el mes siguiente, los participantes recibieron mensajes de texto diarios que repetían el experimento en miniatura, preparándoles para pensar pensamientos auto-trascendentes (o pensamientos de control neutral) antes de recibir mensajes de salud. También llevaban rastreadores de actividad física para controlar su actividad.
Aquellos que habían completado cualquiera de las tareas de auto-trascendencia fueron significativamente más activos en el mes siguiente, con menos tiempo de sedentarismo. Además, los científicos hallaron que, durante las tareas de auto-trascendencia, las personas mostraron una mayor actividad en las regiones cerebrales involucradas en la recompensa y la valoración positiva, en comparación con el grupo de control.
"La gente a menudo informa que la auto-trascendencia es una experiencia intrínsecamente gratificante --dice la autora principal Yoona Kang, investigadora postdoctoral de la Escuela Annenberg de Comunicación de la Universidad de Pensilvania--. Cuando tienes preocupaciones por los demás, estos pueden ser momentos gratificantes".
Estas sensaciones gratificantes, creen los investigadores, pueden llevar a las personas a estar más abiertas a escuchar consejos de salud no deseados. "Si primero dejas que las personas se 'alejen' y piensen en las cosas y las personas que más les importan --dice Falk--, entonces ven que su auto-concepto y autoestima no están ligados a este comportamiento particular: en este caso, su falta de actividad física".
Kang también señala que permitir que las personas se sientan parte de algo más grande que ellos mismos puede tener efectos positivos sobre la salud. "Las personas son capaces de hacer cosas por sus seres queridos que probablemente nunca harían por sí mismas --dice esta experta--. La idea de la auto-trascendencia, cuidar a los demás más allá del propio interés personal, es una fuente potencialmente poderosa de cambio".