MADRID, 18 Feb. (EUROPA PRESS) -
Presionar con una gasa, limpiar con agua y jabón desde el centro hasta los bordes y cubrir con un apósito, son algunas de las pautas aportadas por la Asociación para el Autocuidado de la Salud (Anefp) para curar una herida como, por ejemplo, cortes, arañazos, hematomas y quemaduras.
En concreto, tal y como ha explicado la organización, si la herida sangra es necesario detener la hemorragia presionando una gasa sobre la lesión y, una vez que deje de sangrar, limpiarla con agua y jabón suave, aunque si es profunda se recomienda hacerlo con suero fisiológico.
Una vez que la herida está limpia se debe aplicar un producto antiséptico (agua oxigenada, alcohol, povidona yodada, soluciones de mercurocromo y preparados a base de clorhexidina) para evitar que se infecte.
Para proteger la herida y evitar que vuelva a abrirse e infectarse, desde la organización han recomendado cubrirla con un apósito, aunque en el caso de magulladuras y roces producidos por caídas es mejor cubrirlos con apósitos con hidrocoloides, los cuales evitan la infección, reducen los tiempos de cicatrización y permiten el baño.
En el caso de los hematomas, lo más adecuado es, después de la contusión, mojar la zona afectada con agua fría y aplicar después un gel o pomada que favorezca la circulación de la sangre y la reabsorción del hematoma. Del mismo modo, ante una quemadura leve es recomendable enfriar la piel bajo el grifo de agua fría durante 15 minutos y, posteriormente, desinfectarla con un antiséptico, preferiblemente en forma de gel, para que refresque la lesión.
"Recuerda que es importante disponer en el botiquín casero de material básico para curar heridas leves como gasas, apósitos, antiséptico, esparadrapo y suero fisiológico. No olvides incluirlo también en tu botiquín de viaje", ha zanjado.