Datos de BCBL permiten identificar "cambios diferenciales" en la red cerebral de personas con depresión

Archivo - Adolescente, depresión, tristeza - SDOMINICK/ ISTOCK - ARCHIVO

SAN SEBASTIÁN 11 Sep. (EUROPA PRESS) -

Datos obtenidos en el centro de investigación Basque Center on Cognition, Brain and Language (BCBL) de San Sebastián han permitido a la unidad de investigación médica de la Universidad Cornell identificar "cambios diferenciales" en la red cerebral de personas con depresión en comparación con personas sanas.

El estudio, publicado en la revista Nature y liderado por la unidad de investigación médica de la Universidad Cornell, identifica que las personas con depresión cuentan con una red cerebral mucho mayor que las sanas.

Este hallazgo ha sido posible gracias a los avances técnicos de neuroimagen con resonancia magnética funcional, una tecnología disponible en BCBL que permite "un mapeo más preciso" de las redes funcionales del cerebro.

César Caballero-Gaudes, líder del grupo de Procesamiento de señal en neuroimagen de BCBL e investigador Ikerbasque, ha explicado que las diferencias "se han hallado en regiones de la red vinculada a estímulos salientes, implicada en regular nuestro comportamiento en la toma de decisiones o cómo nos adaptamos a los cambios en el entorno".

Según ha indicado, el estudio se llevó a cabo "siguiendo un enfoque longitudinal". Los pacientes con depresión que participaron en el estudio fueron escaneados en múltiples momentos a lo largo del tiempo, "muy por encima de los estudios tradicionales", con el objetivo de "observar si existían alteraciones entre los instantes buenos y malos de la trayectoria emocional de una persona con esta enfermedad".

"Nuestros datos, recogidos en sujetos sanos, han sido los más aproximados a lo que necesitaban por la técnica empleada, el tiempo de estudio y la resolución", destaca el experto de BCBL, y añade que, si habitualmente se escanea a una persona en una sola sesión que dura unos 10 minutos, en el BCBL ofrecían hasta 400 minutos de datos de 10 personas distintas.

Actualmente, el equipo del centro vasco continúa ampliando esta base de datos a disposición de la comunidad científica para poder ofrecer datos longitudinales también mientras las personas realizan otras tareas cognitivas o sensoriales como la lectura, el movimiento, o cálculos.

"Cuanto más completa sea la información registrada, mayor valor tendrá para estudios clínicos, no solo relacionados con la depresión, sino también con otras patologías neurológicas o psiquiátricas como la migraña, la psicosis o la esquizofrenia", ha explicado el experto, que ha apuntado que "en este tipo de enfermedades es muy interesante poder observar y escanear a los pacientes muchas más veces de lo habitual, a lo largo de su trayectoria, porque no siempre se encuentran igual".

Finalmente, ha apuntado que este estudio "abre nuevas vías para seguir investigando la configuración cerebral de personas con depresión con el objetivo de encontrar nuevos tratamientos personalizados".