MADRID 23 Feb. (EUROPA PRESS) -
Décadas de guerras y conflictos en Irak han provocado un aumento "catastrófico" de la resistencia a los antibióticos en el país, con graves consecuencias para toda la región y el mundo, advierten expertos internacionales en la revista de acceso abierto 'BMJ Global Health'.
La combinación de infraestructuras sanitarias destruidas, escasez de medicamentos, recursos limitados, altos niveles de contaminación por metales pesados y malas condiciones de salubridad es probablemente la causa, afirman.
La resistencia a los antibióticos está aumentando en todo el mundo a un ritmo alarmante y se espera que cause 10 millones de muertes al año en 2050, si no se hace nada al respecto, señalan los autores.
Atribuida en gran medida al uso excesivo y abusivo de los antibióticos, la atención se centra ahora en otros factores, como los metales pesados y los desinfectantes que contienen compuestos de amonio cuaternario (QAC), muy utilizados en los sectores sanitario y hostelero.
Según los autores, la guerra ya se había relacionado con la aparición de la resistencia a los antibióticos en la década de 1940, pero se le había prestado poca atención.
Irak es un ejemplo estelar de esta negligencia, aseguran, ya que el país ha experimentado una secuencia de conflictos desde la década de 1980 que han coincidido con la aparición y propagación de patógenos con patrones específicos de resistencia a los antibióticos.
Estos conflictos incluyen la guerra Irán-Irak (1980-88); la Primera Guerra del Golfo en 1991; las sanciones económicas de Naciones Unidas tras la invasión iraquí de Kuwait (1990-2003); la invasión y ocupación estadounidense (2003-11), incluyendo un periodo de violencia militarizada (2005-07); y los conflictos del Estado iraquí con el ISIS (Estado Islámico de Irak y Siria) en 2014-17.
"Los conflictos contemporáneos, librados en paisajes urbanos e industrializados, presionan a los microbios con entornos selectivos que contienen combinaciones y concentraciones únicas de metales pesados tóxicos y antibióticos, al tiempo que proporcionan nichos y rutas de diseminación para patógenos microbianos", escriben los autores.
"Entre ellas se pueden incluir el elevado número de heridos, la naturaleza de las heridas, el desplazamiento de refugiados, el colapso de los controles sanitarios, la pérdida de medios de diagnóstico y de personal sanitario cualificado, el desmantelamiento de las infraestructuras sanitarias y la ubicación de hospitales de campaña a menudo improvisados y con escasos recursos, donde tanto los combatientes heridos como los civiles están expuestos a patógenos nocivos con cuidados y recursos limitados para recuperarse adecuadamente", añaden.
Estos resultados se han producido en Irak, dicen los autores. Los metales pesados utilizados en las armas persisten en el medio ambiente, y los explosivos albergan enormes cantidades de plomo y mercurio.
El cromo, el cobre, el plomo, el níquel y el zinc se utilizan para recubrir balas, misiles, cañones y vehículos militares, mientras que el antimonio, el bario y el boro son compuestos cebadores de armas. Y se ha demostrado que muchas especies bacterianas han desarrollado resistencia para combatir la toxicidad de los metales pesados.
"En conjunto, una infraestructura sanitaria destruida, terapias microbianas inadecuadas, recursos limitados, una elevada contaminación por metales pesados en los seres humanos y el medio ambiente, y la falta de agua, saneamiento e higiene adecuados desempeñan probablemente un papel decisivo en el catastrófico aumento de la resistencia a los antibióticos en Irak y, por extensión, a escala regional y mundial", escriben los autores.
Por ello, consideran urgente investigar el papel directo e indirecto de los conflictos armados en el aumento de la resistencia si queremos detenerla y evitar millones de muertes innecesarias.
"Comprender estos vínculos entre la resistencia antimicrobiana y los conflictos, especialmente a lo largo del tiempo, es esencial para una respuesta global a ella, especialmente porque hay pocos indicios de que los conflictos, en todo el mundo, vayan a disminuir en los próximos años", concluyen.