MADRID 6 Oct. (EUROPA PRESS) -
La respuesta inmunitaria de una persona a las variantes del SARS-CoV-2, el virus causante del COVID-19, depende de su exposición previa, y las diferencias en el enfoque de las respuestas inmunitarias ayudarán a los científicos a comprender cómo optimizar las vacunas en el futuro para proporcionar una amplia protección.
Un nuevo estudio, publicado en la revista 'Science', ha descubierto que la vulnerabilidad de las personas a las distintas mutaciones de las variantes emergentes del SARS-CoV-2 difiere debido a que la variante del SRAS-CoV-2 a la que una persona estuvo expuesta en primer lugar determina la respuesta de su sistema inmunitario a las distintas partes del virus y su grado de protección frente a otras variantes.
También significa que la misma vacuna COVID-19 puede actuar de forma diferente en distintas personas, en función de las variantes del SRAS-CoV-2 a las que hayan estado expuestas previamente y de dónde se haya centrado su respuesta inmunitaria.
El descubrimiento subraya la importancia de continuar los programas de vigilancia para detectar la aparición de nuevas variantes y comprender las diferencias de inmunidad frente al SRAS-CoV-2 en la población.
Asimismo será importante para las futuras estrategias de vacunación, que deben tener en cuenta tanto la variante del virus que contiene una vacuna como la forma en que las respuestas inmunitarias de la población pueden diferir en su respuesta a ella.
"Nos sorprendió la diferencia que observamos en el enfoque de las respuestas inmunitarias de las distintas personas al SARS-CoV-2. Sus respuestas inmunitarias parecen dirigirse a objetivos específicos diferentes", según el doctor Samuel Wilks, del Centro de Evolución de Patógenos del Departamento de Zoología de la Universidad de Cambridge y primer autor del informe, quien indica que sus respuestas inmunitarias parecen dirigirse a distintas regiones específicas del virus, dependiendo de la variante que su organismo haya encontrado primero.
"Nuestros resultados significan que si el virus muta en una región específica, el sistema inmunitario de algunas personas no reconocerá tan bien el virus, por lo que podría enfermarlas, mientras que otras podrían seguir teniendo una buena protección contra él", añade.
La investigación ha contado con la colaboración a gran escala de diez institutos de investigación, entre ellos la Universidad de Cambridge, y ha permitido obtener una instantánea completa de la inmunidad temprana de la población mundial frente al COVID-19.
Los investigadores recogieron 207 muestras de suero --extraídas de muestras de sangre-- de personas que o bien se habían infectado de forma natural con una de las muchas variantes del SRAS-CoV-2 que circulaban anteriormente, o bien se habían vacunado contra el SRAS-CoV-2 con diferentes números de dosis de la vacuna Moderna.
A continuación, analizaron la inmunidad que habían desarrollado estas personas y descubrieron diferencias significativas entre las respuestas inmunitarias en función de la variante con la que se hubiera infectado la persona en primer lugar.
"Estos resultados nos permiten comprender en profundidad cómo podríamos optimizar el diseño de las vacunas de refuerzo contra el COVID-19 en el futuro", declara el profesor Derek Smith, director del Centro de Evolución de Patógenos del Departamento de Zoología de la Universidad de Cambridge y autor principal del informe.
"Queremos saber cuáles son las variantes clave del virus que hay que utilizar en las vacunas para proteger mejor a la población en el futuro", resalta.
En la investigación se utilizó una técnica denominada "cartografía antigénica" para comparar la similitud de las distintas variantes del virus SARS-CoV-2. Con ella se mide la eficacia de los anticuerpos humanos contra el virus.
Esta técnica mide la respuesta de los anticuerpos humanos, formados en respuesta a la infección por un virus, a la infección por una variante de ese virus. Muestra si el virus ha cambiado lo suficiente como para escapar a la respuesta inmunitaria humana y causar la enfermedad.
El "mapa antigénico" resultante muestra la relación entre una amplia selección de variantes del SRAS-CoV-2 que han circulado previamente. Las variantes Omicron son notablemente diferentes de las demás, lo que ayuda a explicar por qué muchas personas sucumbieron a la infección con Omicron a pesar de la vacunación o de una infección previa con una variante diferente.
La inmunidad al COVID-19 puede adquirirse por haber estado infectado por el SARS-CoV-2 o por vacunación. Las vacunas proporcionan inmunidad sin riesgo de contraer la enfermedad o sus complicaciones. Funcionan activando el sistema inmunitario para que reconozca y responda rápidamente a la exposición al SRAS-CoV-2 y evite que cause la enfermedad pero, al igual que otros virus, el virus del SRAS-CoV-2 sigue mutando para intentar escapar a la inmunidad humana.
Durante el primer año de la pandemia, el principal virus del SRAS-CoV-2 en circulación era la variante B.1. Desde entonces, han aparecido múltiples variantes que intentan escapar a la inmunidad humana. Desde entonces, surgieron múltiples variantes que escaparon a la inmunidad preexistente, causando reinfecciones en personas que ya habían tenido COVID.
"El estudio nos brindó la oportunidad de ver realmente -desde la primera exposición al SRAS-CoV-2 en adelante- cuál es la base de la inmunidad de las personas y cómo difiere en función de la población", concluye Wilks.