MADRID, 20 Feb. (EUROPA PRESS) -
La depresión es una experiencia común después de un derrame cerebral y puede ser el resultado principal del impacto psicológico de este o de cambios eléctricos o químicos en la región del cerebro lesionado, según los expertos de la Asociación Estadounidense de Accidentes Cerebrovasculares (ASA).
Una declaración científica de la asociación indica que alrededor de un tercio de los sobrevivientes de un accidente cerebrovascular experimentan depresión. Si no se trata, puede afectar la calidad de vida y dificultar la recuperación posterior al accidente cerebrovascular.
"La depresión después de un derrame cerebral puede ser una reacción psicológica normal al estrés de la lesión, la discapacidad o el roce con la mortalidad provocada por el derrame", asegura Lee H. Schwamm, voluntario de la Asociación Estadounidense del Corazón y profesor de neurología en Escuela de Medicina de Harvard en Boston (EEUU).
En otros casos, la depresión después de un derrame cerebral puede ser causada por cambios estructurales, eléctricos o bioquímicos en el cerebro. Por ejemplo, si se lesionan ciertas regiones del cerebro, los sistemas que regulan las emociones pueden dañarse y producir depresión o ansiedad.
Un derrame cerebral puede alterar el sueño, la alimentación, la continencia y otras funciones corporales. Por este motivo, desde la asociación insisten en la importancia del cuidado personal, lo que incluye comunicarse con amigos y familiares para obtener apoyo emocional y superar cualquier estigma asociado con la búsqueda de ayuda.
También es importante el tratamiento con un profesional cualificado porque, al igual que otros tipos de depresión, la combinación de asesoramiento, medicación, reducción de estrés y ejercicio regular puede ser muy útil.
Entre los síntomas más comunes de esta depresión, según explican desde la Asociación Estadounidense de Accidentes Cerebrovasculares se encuentra el estado de ánimo persistentemente triste, ansioso o vacío, la inquietud o irritabilidad, los sentimientos de desesperanza, la pérdida de interés en actividades, el insomnio, fatiga, entre otros.
El derrame cerebral es la quinta causa de muerte y una de las principales causas de discapacidad en los Estados Unidos.