MADRID 30 May. (EUROPA PRESS) -
Para la mayoría de los niños, e incluso para algunos adultos, tragar píldoras es difícil. Para facilitar la administración de esos medicamentos, investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y del Hospital Brigham and Women's, en Estados Unidos, han creado un gel de administración de fármacos que es mucho más fácil de tragar y que podría utilizarse para administrar diversos tipos de medicamentos.
Los geles, elaborados a partir de aceites vegetales como el de sésamo, pueden prepararse con diversas texturas, desde una bebida espesa hasta una sustancia similar al yogur. Estos geles son estables sin necesidad de refrigeración, lo que podría facilitar su acceso a los niños de los países en desarrollo, pero también podrían ser beneficiosos para los niños de cualquier lugar, dicen los investigadores.
También podrían ayudar a los adultos que tienen dificultades para tragar píldoras, como los ancianos o las personas que han sufrido un derrame cerebral.
"Esta plataforma cambiará nuestra capacidad de lo que podemos hacer por los niños, y también por los adultos que tienen dificultades para recibir la medicación. Dada la sencillez del sistema y su bajo coste, podría tener un impacto tremendo a la hora de facilitar a los pacientes la toma de medicamentos", afirma Giovanni Traverso, profesor adjunto de ingeniería mecánica Karl van Tassel Career Development del MIT, gastroenterólogo del Brigham and Women's Hospital y autor principal del estudio.
Traverso y sus colegas demostraron que podían utilizar los geles para administrar varios tipos de medicamentos para el tratamiento de enfermedades infecciosas, en las mismas dosis que se pueden administrar mediante píldoras o comprimidos, en estudios con animales. El equipo de investigación está planeando ahora un ensayo clínico que se espera que comience dentro de unos meses.
Hace casi 10 años, mientras trabajaban en otros tipos de sistemas de administración de fármacos ingeribles, el equipo de investigación empezó a pensar en nuevas formas de facilitar a los niños la toma de medicamentos que normalmente se administran en forma de píldoras.
Existen estrategias que pueden ayudar a ello, pero ninguna es una solución perfecta. Algunos antibióticos y otros fármacos pueden suspenderse en agua, pero para ello es necesario disponer de agua limpia y refrigerar los medicamentos después de mezclarlos. Además, esta estrategia no funciona con los medicamentos que no son solubles en agua.
En el caso de los fármacos que sólo están disponibles en forma de píldoras, los profesionales sanitarios pueden intentar disolverlos en agua para que los niños los beban, pero eso también requiere un suministro de agua limpia, y las dosis pueden ser difíciles de conseguir si las píldoras están destinadas a los adultos.
Para tratar de resolver estos problemas, los investigadores se propusieron desarrollar un nuevo sistema de administración de fármacos que fuera barato, agradable al paladar, estable a temperaturas extremas y compatible con muchos medicamentos diferentes. También querían asegurarse de que los fármacos no tuvieran que mezclarse con agua antes de la dosis, y que el sistema pudiera administrarse por vía oral o como supositorio.
Como querían que su formulación funcionara con fármacos que no pueden disolverse en el agua, los investigadores decidieron centrarse en los geles a base de aceite. Estos geles, también conocidos como oleogeles, se utilizan habitualmente en la industria alimentaria para cambiar la textura de los alimentos aceitosos y también para aumentar el punto de fusión del chocolate y el helado.
"Ese enfoque nos dio la capacidad de suministrar fármacos muy hidrofóbicos que no pueden administrarse a través de sistemas basados en agua --explica Ameya Kirtane, antigua postdoc del MIT y ahora instructora en el Brigham and Women's Hospital--. También nos permitió hacer estas formulaciones con una gama realmente amplia de texturas".
Los investigadores exploraron varios tipos de aceites derivados de plantas, como el aceite de sésamo, el aceite de semilla de algodón y el aceite de linaza. Combinaron los aceites con agentes gelificantes comestibles, como la cera de abeja y la cera de salvado de arroz, y descubrieron que podían conseguir diferentes texturas según la concentración y el tipo de aceite y agente gelificante.
Algunos geles acaban teniendo una textura similar a la de una bebida espesa, como un batido de proteínas, mientras que otros son más parecidos al yogur o al pudín.
Para identificar los geles más apetecibles, los investigadores trabajaron con Sensory Spectrum, una consultora especializada en experiencias sensoriales de los consumidores. Gracias a los paneles de catadores profesionales de la empresa, los investigadores descubrieron que los geles más atractivos eran los elaborados con aceites de sabor neutro (como el aceite de semilla de algodón) o con un ligero sabor a nuez (como el aceite de sésamo).
Los investigadores decidieron probar sus geles con tres fármacos insolubles en agua extraídos de la lista de medicamentos esenciales para los niños de la Organización Mundial de la Salud: el praziquantel, utilizado para tratar infecciones parasitarias; la lumefantrina, utilizada para tratar la malaria; y la azitromicina, utilizada para tratar infecciones bacterianas.
"Basándonos en esa lista, las enfermedades infecciosas realmente destacaban en cuanto a lo que un país necesita para proteger a sus niños --dice Kirtane--. Gran parte del trabajo que hicimos en este estudio se centró en los medicamentos para enfermedades infecciosas, pero desde el punto de vista de la formulación, no importa qué medicamento pongamos en estos sistemas".
Para cada uno de esos fármacos, los investigadores descubrieron que los oleogeles eran capaces de suministrar dosis iguales o superiores a las cantidades que se pueden absorber de los comprimidos, en pruebas realizadas en animales. Los investigadores también demostraron que un fármaco hidrosoluble, un antibiótico llamado clorhidrato de moxifloxacina, podía administrarse con éxito mediante un oleogel.
Para hacer posible el uso de estas formulaciones en zonas que no dispongan de refrigeración, los investigadores las diseñaron de forma que pudieran ser estables a 40 grados Celsius durante varias semanas, e incluso hasta 60 grados durante una semana. Estas temperaturas tan elevadas no son habituales, pero podrían alcanzarse cuando los medicamentos se transportan en camiones sin refrigeración.
Los investigadores han obtenido la aprobación de la FDA para llevar a cabo un ensayo clínico de fase I de su formulación olegel de azitromicina, que esperan empezar a realizar en el Centro de Investigación Clínica del Hospital Brigham and Women's en los próximos meses.
Para almacenar y administrar los fármacos, los investigadores también diseñaron un dispensador similar a un envase de yogur exprimible, con compartimentos que pueden utilizarse para separar las dosis. Esto podría facilitar la administración de la dosis adecuada para cada niño, en función de su peso.