MADRID 7 Feb. (EUROPA PRESS) -
Un equipo internacional de investigadores liderado por el Instituto del Cerebro de París (Francia) han establecido por primera vez un vínculo entre la creatividad en la vida real, la estructura de la memoria semántica y la conectividad funcional del cerebro.
Los resultados, publicados en la revista 'Science Advances', indican que la creatividad en la vida real se basa en diferencias individuales en la organización de la memoria semántica que pueden predecirse a partir de la conectividad funcional del cerebro.
La creatividad es una función cognitiva que utilizamos en nuestra vida cotidiana, para resolver problemas, afrontar el cambio e innovar. En neurociencia, suele definirse como la capacidad de producir algo nuevo y adecuado a un contexto específico. En la vida real, aplicamos esta capacidad en diversas actividades, como, por ejemplo, el arte visual, las ciencias, la música o la escritura, en las que podemos alcanzar diversos niveles de logro.
Según la teoría asociativa de la creatividad, el pensamiento creativo se basa, al menos en parte, en la organización de las asociaciones en la memoria semántica, es decir, en la forma en que los elementos de nuestro conocimiento están conectados entre sí.
"Por lo tanto, la organización de las conexiones en la memoria semántica puede determinar nuestra capacidad para vincular conceptos distantes de forma novedosa y puede variar entre individuos. Sin embargo, los mecanismos cerebrales que subyacen a la relación entre la organización de la memoria semántica y la creatividad quedan por explorar", explica Marcela Ovando-Tellez, autora principal del estudio.
El reto fue aceptado por el grupo de Emmanuelle Volle, del Instituto del Cerebro de París, y sus colaboradores, Mathias Benedek (Universidad de Graz, Austria) y Yoed Kenett (Technion - Instituto Tecnológico de Israel, Israel). Los autores utilizaron una tarea de juicio de relación semántica, pidiendo a los participantes que calificaran las relaciones semánticas entre múltiples pares de palabras durante la adquisición de la fMRI.
Basándose en estas valoraciones, construyeron mapas individuales de asociaciones semánticas por pares, denominados redes semánticas. La organización de las redes semánticas se exploró mediante herramientas basadas en redes y se relacionó con la creatividad.
Para evaluar la creatividad en la vida real, se pidió a los participantes que rellenaran un cuestionario sobre sus actividades y logros creativos en 8 ámbitos diferentes, como la literatura, la cocina, la música, el deporte, las artes escénicas, la ciencia y la ingeniería.
En primer lugar, sus resultados muestran que la organización de las redes de memoria semántica predijo la creatividad individual en la vida real. Esto indica que los participantes con mayores actividades y logros creativos tenían redes de memoria semántica menos segregadas y más eficientes.
En segundo lugar, los autores exploraron la conectividad funcional del cerebro durante la tarea e identificaron patrones específicos de conectividad funcional que predecían la organización de la red semántica que fomentaba la creatividad, es decir, redes menos segregadas. Por último, y "cerrando el círculo", dicha organización individual de la red semántica medió el vínculo entre la conectividad cerebral y la creatividad en la vida real.
"La originalidad de nuestro estudio consiste en vincular tres niveles de investigación, el comportamiento en la vida real, los procesos cognitivos y el cerebro, combinando enfoques computacionales recientemente desarrollados para predecir funciones cognitivas complejas a partir de la conectividad cerebral y para explorar las redes semánticas individuales", añade Emmanuelle Volle, autora del estudio.
"En conjunto, estos resultados proporcionan una nueva comprensión de algunos de los mecanismos neurocognitivos individuales que subyacen al comportamiento creativo en la vida real", concluye.