MADRID, 31 May. (EUROPA PRESS) -
Investigadores portugueses han descrito cómo se forman y actúan las células que controlan la producción de anticuerpos, a partir de sus estudios sobre ganglios linfáticos, amígdalas y sangre, según publican en la revista científica 'Science Immunology'.
El estudio, coordinado por Luís Graa, investigador principal del Instituto de Medicina Molecular Joo Lobo Antunes (iMM), en Portugal, y profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad de Lisboa (FMUL, desvela aspectos clave sobre la regulación de la producción de anticuerpos, con una importancia significativa para las enfermedades en las que la producción de anticuerpos está desregulada, como las enfermedades autoinmunes o las alergias.
En los últimos meses hemos sido testigos de la importancia de la protección de anticuerpos inducida por vacunas contra infecciones como la COVID-19. Sin embargo, ha sido muy difícil estudiar las células humanas implicadas en la producción de anticuerpos tras la vacunación, ya que este proceso tiene lugar en los ganglios linfáticos y no en la sangre.
Para estudiar este proceso, fue necesario utilizar tecnologías emergentes para la secuenciación e identificación de genes en cada célula individual.
"Para entender el poder de esta tecnología, debemos tener en cuenta que todas nuestras células tienen los mismos genes. Sin embargo, una célula como un linfocito utiliza una combinación diferente de genes en comparación con una neurona. Así, tras la vacunación, cuando un linfocito inicia el proceso de control de la producción de anticuerpos, activará algunos genes y desactivará otros. Esto es lo que hemos estudiado para cientos de células simultáneamente", explica Luís Graa.
La dificultad del proceso se puede apreciar si recordamos que hace unos 20 años la secuenciación del genoma humano requirió un gran grupo de laboratorios en varios países que se beneficiaron de una serie de desarrollos posteriores durante más de 10 años.
Ahora, este genoma secuenciado está a disposición de los científicos para estudiar la actividad de los genes en cientos de células independientes. Algo que habría sido imposible hace unos años.
Saumya Kumar, primer autor del trabajo, afirma que, "cuando el estudio comenzó hace cuatro años, no teníamos las herramientas experimentales necesarias y los avances tecnológicos han sido extraordinarios. El uso de la tecnología ómica ofrecía una solución increíble a este problema y acabamos utilizándola".
La información así obtenida permitió a los investigadores estudiar, con gran detalle, los genes y moléculas que intervienen en la regulación de la producción de anticuerpos. De este modo, se abre un amplio abanico de oportunidades para intentar la manipulación de algunas de estas moléculas para mejorar la producción de anticuerpos en las vacunas, o para disminuir la producción de anticuerpos en las enfermedades causadas por ellos (como la autoinmunidad o la alergia).
En palabras de Luís Graa, "cuando los sistemas biológicos de nuestro organismo no están bien regulados, surge la enfermedad. Es el conocimiento de la regulación del organismo lo que permite corregir estas situaciones patológicas restableciendo el equilibrio saludable de un sistema bien regulado".
Este estudio también demuestra que la ciencia no tiene fronteras: en el grupo del iMM hay científicos de distintas nacionalidades, con diferentes habilidades, desde clínicos hasta bioinformáticos.