Descubren cómo el hígado podría estar saboteando tu dieta

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   MADRID, 22 Nov. (EDIZIONES) -

   Un nuevo estudio de la Facultad de Medicina Perelman de la Universidad de Pensilvania (Estados Unidos) arroja luz sobre cómo el cuerpo sabe cuándo comer. En concreto, en el estudio publicado en 'Science', los investigadores descubrieron una conexión entre el reloj interno del hígado y los centros de alimentación del cerebro.

   Las personas que trabajan en turnos nocturnos o en horarios irregulares y comen en horarios irregulares son más propensas a engordar y a padecer diabetes, probablemente debido a que sus patrones de alimentación no coinciden con los de la luz natural del día y los horarios en los que la gente suele comer.

   La investigación del equipo demostró que el hígado envía señales al cerebro a través del nervio vago, lo que permite que el cerebro sepa si se está comiendo en un horario que sigue el ritmo circadiano del cuerpo. Estas señales pueden verse alteradas por trabajar en horarios inusuales. Entonces, el cerebro sobrecompensa, lo que lleva a comer en exceso en los momentos inadecuados.

   "Tanto los ratones como los humanos comen normalmente en momentos en los que están despiertos y alertas, y este circuito proporciona retroalimentación desde el hígado al reloj central del cerebro que mantiene el sistema funcionando sin problemas. Esta retroalimentación se produce a través de una conexión nerviosa del hígado al cerebro", detalla el autor principal del estudio, Mitchell Lazar, director del Instituto de Diabetes, Obesidad y Metabolismo de Penn Medicine.

   Los investigadores se centraron específicamente en los genes denominados REV-ERB en las células hepáticas de los ratones. Los REV-ERB son proteínas importantes que ayudan a regular el ritmo circadiano del cuerpo. El ritmo circadiano del cuerpo es un ciclo interno de 24 horas que regula diversas actividades, incluidos los ciclos de sueño-vigilia, la liberación de hormonas y los hábitos alimentarios. Cuando se desactivaron estos genes REV-ERB en los ratones (lo que provocó que el hígado tuviera un reloj defectuoso), los patrones alimentarios cambiaron drásticamente y se consumió más comida durante los períodos de menor actividad.

   Los efectos fueron reversibles. Al cortar la conexión nerviosa en ratones obesos se restablecieron los patrones de alimentación normales y se redujo la ingesta de alimentos. "Esto sugiere que actuar sobre esta vía de comunicación entre el hígado y el cerebro podría ser un enfoque prometedor para el control del peso en personas con ritmos circadianos alterados",propone Lauren N. Woodie, investigadora postdoctoral en el laboratorio de Lazar.

   El equipo de investigación sugiere que la focalización de partes específicas del nervio vago podría ayudar a las personas que trabajan en turnos de noche o sufren desfase horario al abordar el exceso de comida causado por la alteración de los relojes biológicos. "Estos hallazgos abren la puerta a futuras terapias que puedan dirigirse a vías neuronales específicas para ayudar a quienes luchan con trastornos metabólicos causados por horarios de alimentación irregulares. Las futuras investigaciones deberían centrarse en qué tipo de señales químicas envía el hígado al nervio vago, para ayudarnos a comprender cómo el hígado afecta al cerebro y al cuerpo a través de esta comunicación", concluyen.