MADRID 17 May. (EUROPA PRESS) -
Al principio de la vida, el estrógeno da forma al cerebro en desarrollo, preparando el escenario para el equilibrio energético, el estado de ánimo y el comportamiento a lo largo de la vida. Los investigadores han descubierto cómo influye el estrógeno en los genes del cerebro en desarrollo, según publican en la revista 'Nature'.
La profesora asistente del Laboratorio Cold Spring Harbor, Jessica Tollkuhn, y sus colegas mapearon los genes controlados por el receptor de estrógeno en el cerebro de ratones adultos y en desarrollo y mostraron que estos genes coordinan las diferencias sexuales en los circuitos neuronales. El estudio de estos genes puede ofrecer nuevos conocimientos sobre el papel de esta hormona sexual en el desarrollo, el comportamiento y las enfermedades del cerebro.
Las hormonas sexuales desempeñan un papel importante en la formación del comportamiento de los animales, y su influencia comienza pronto. Las oleadas hormonales de los primeros años de vida ayudan a moldear el cerebro en desarrollo, estableciendo circuitos que influirán en el comportamiento durante toda la vida.
Cientos de genes del cerebro están bajo el control del estrógeno. Los niveles fluctuantes de la hormona provocan cambios en el estado de ánimo, el equilibrio energético y el comportamiento a lo largo de la vida, además de esculpir los circuitos neuronales en desarrollo desde el principio. Estos efectos se producen cuando los receptores de estrógeno activados se sitúan directamente en el ADN de una célula para activar o desactivar genes.
Jessica Tollkuhn, el estudiante de posgrado Bruno Gegenhuber y sus colegas han trazado un mapa de los puntos exactos en los que los receptores de estrógeno se fijan al ADN dentro de las células cerebrales de los ratones. Han observado tanto a los machos como a las hembras y han comparado los cerebros de los adultos con los de las crías, que aún están en desarrollo.
En su estudio informan sobre las dianas del receptor hormonal en el cerebro y muestran que el estrógeno establece diferencias físicas en los cerebros de machos y hembras durante el desarrollo.
Tollkuhn explica que el estrógeno está presente en los cerebros de machos y hembras: algunas neuronas lo fabrican ellas mismas a partir de la testosterona. En los ratones machos, el estrógeno generado a través de una oleada de testosterona que se libera poco después del nacimiento moldea los circuitos en desarrollo.
Como resultado, ciertas regiones del cerebro son más grandes y contienen más células en los machos que en las hembras, una diferencia que afecta a una serie de comportamientos en la edad adulta, incluyendo el apareamiento, la crianza y la agresión.
"Hay un periodo crítico en el que el cerebro se está desarrollando y conectando, en el que tiene que recibir esta información para realizar estos cambios permanentes en el cableado del cerebro. Se trata de un aumento transitorio, pero parece tener efectos muy duraderos en el desarrollo del cerebro", explica.
El equipo de Tollkuhn examinó dónde aterrizaban los receptores de estrógeno después de este aumento hormonal, centrándose en una región del cerebro llamada BNST, que es más grande en los machos que en las hembras, tanto en ratones como en humanos.
Encontraron una gran cantidad de genes que estaban bajo el control de los estrógenos, entre ellos muchos implicados en el neurodesarrollo y la señalización neuronal. Y aunque el propio estrógeno permanece en el cerebro sólo unas horas, parece que los genes controlados por la hormona permanecen activos durante semanas.
Ahora que saben a qué genes se dirige el estrógeno en el cerebro, el equipo de Tollkuhn planea explorar exactamente cómo esos genes median los diversos efectos de la hormona en el desarrollo cerebral, el comportamiento y la enfermedad.