MADRID 11 Jul. (EUROPA PRESS) -
Uno de los retos de los fármacos contra la obesidad que es lograr equilibrar la relación fisiológica entre la sensación de saciedad después de una comida y el control neurológico de las náuseas. Ahora, al separar los beneficios terapéuticos de los efectos adversos de estos medicamentos, los investigadores del Monell Chemical Senses Center (Estados Unidos) han descubierto una población de neuronas en el cerebro que controla la ingesta de alimentos sin provocar náuseas en un modelo animal.
El estudio, publicado en la revista 'Nature', describe dos circuitos neuronales distintos que regulan los diferentes efectos del mismo fármaco. Los fármacos estudiados se encuentran entre los fármacos para adelgazar más eficaces que existen, conocidos como agonistas del receptor del péptido similar al glucagón 1 (GLP1R) de acción prolongada, que inician respuestas neuroquímicas a través de receptores expresados en el cuerpo.
Uno de los fármacos basados en GLP1 más eficaces y populares, llamado semaglutida y comercializado como Ozempic y Wegovy, produce impresionantes resultados de pérdida de peso en ensayos clínicos. Según la Organización Mundial de la Salud, en 2022, 1 de cada 8 personas en todo el mundo vivía con obesidad, lo que hace que el desarrollo de medicamentos como estos sea de suma importancia.
"Una de las barreras para los tratamientos farmacológicos contra la obesidad son los efectos secundarios, como las náuseas y los vómitos", recuerda la autora principal, la doctora Amber L. Alhadeff , miembro adjunta del Monell. "No teníamos claro si estos efectos secundarios están relacionados o son necesarios para los efectos de pérdida de peso".
Para averiguarlo, el equipo de Monell investigó los circuitos cerebrales que vinculan la sensación de saciedad después de ingerir una comida con los que provocan la evitación de alimentos debido a la sensación de náuseas. Los investigadores descubrieron que las neuronas del rombencéfalo median ambos efectos de estos medicamentos contra la obesidad y, sorprendentemente, también descubrieron que las neuronas individuales que median la saciedad y las náuseas son diferentes.
Las imágenes de dos fotones de las neuronas GLP1R del rombencéfalo en ratones vivos mostraron que la mayoría de las neuronas individuales están sintonizadas para reaccionar a estímulos que son nutritivos o aversivos, pero no ambos. Es más, el estudio reveló que las neuronas GLP1R en una parte del rombencéfalo llamada área postrema responden más a estímulos aversivos, mientras que las neuronas GLP1R en otra área llamada núcleo del tracto solitario se inclinan hacia estímulos nutritivos.
A continuación, el equipo manipuló por separado los dos grupos de neuronas GLP1R para comprender sus efectos sobre la conducta. Descubrieron que la activación de las neuronas del núcleo del tracto solitario desencadena la saciedad, sin una conducta de aversión, mientras que la activación de las neuronas del área postrema desencadena una fuerte reacción de aversión. Es importante destacar que los fármacos contra la obesidad redujeron la ingesta de alimentos incluso cuando se inhibió la vía de aversión. Estos sorprendentes hallazgos destacan la población de neuronas del núcleo del tracto solitario como objetivo de futuros fármacos contra la obesidad para reducir la ingesta de alimentos sin hacer que las personas se sientan enfermas.
"El desarrollo de fármacos experimentales contra la obesidad que activen selectivamente a esta población puede favorecer la pérdida de peso y evitar los efectos secundarios aversivos", afirma Alhadeff. De hecho, afirman los autores, el concepto de separar los efectos terapéuticos y secundarios a nivel de circuitos neuronales podría, en teoría, aplicarse a cualquier fármaco con efectos secundarios.