MADRID, 12 Dic. (EUROPA PRESS) -
Un nuevo estudio ha descubierto por qué algunas personas se mantienen relativamente sanas con hígado graso mientras otras acaban padeciendo enfermedades potencialmente mortales, según publican los investigadores en el 'The Journal of Clinical Investigation'.
El aumento mundial de la obesidad y la diabetes está provocando una epidemia de hígado graso que afecta al 20-30% de la población mundial. Casi un tercio de las personas con hígado graso desarrollan una forma avanzada de la enfermedad, conocida como esteatohepatitis no alcohólica (EHNA), que puede evolucionar a cirrosis y hepatopatía terminal, o incluso cáncer de hígado, y es un importante factor de riesgo de enfermedad cardiovascular.
El estudio, dirigido por el profesor Tony Tiganis, del Biomedicine Discovery Institute de la Universidad de Monash (Australia), ha demostrado que los niveles de la proteína NOX4 cambian a medida que avanza la enfermedad: aumentan en las primeras fases de la enfermedad para proteger el hígado, pero disminuyen a medida que ésta empeora.
Descubrieron que la eliminación de NOX4 en ratones obesos provocaba EHNA y daño hepático. Y cuando se elevaban artificialmente los niveles de NOX4 en estos ratones, quedaban protegidos de la EHNA y del daño hepático.
El descubrimiento aporta pruebas de una vía terapéutica para una enfermedad cuya prevalencia se prevé que aumente un 63% de 2015 a 2030.
Según el profesor Tiganis, los mecanismos precisos que rigen la transición a la EHNA y el daño hepático siguen sin estar claros.
"Ha sido desconcertante por qué la mayoría de los pacientes con hígado graso no evolucionan a una enfermedad más grave", reconoce.
Los investigadores han demostrado que esto se debe a que NOX4 se induce cuando el hígado empieza a acumular grasa y activa un complejo programa adaptativo que protege el hígado. Sólo cuando disminuyen los niveles de NOX4 y se anula este programa adaptativo, los pacientes obesos con hígado graso evolucionan a EHNA y daño hepático.
Estudios anteriores del profesor Tiganis y otros han demostrado que el aumento de los niveles de NOX4 en el músculo esquelético o en el corazón tras el ejercicio protege contra los daños y favorece la función muscular y cardiaca, además de prevenir el declive metabólico que, de otro modo, se asociaría al envejecimiento.
"Los compuestos que refuerzan la actividad de NOX4, o el programa adaptativo que NOX4 instiga, pueden ser muy beneficiosos para contrarrestar no sólo el desarrollo de la EHNA, sino también para mejorar la función esquelética y cardiaca, así como la salud metabólica", subraya el profesor Tiganis.
Estos compuestos se encuentran de forma natural en las verduras crucíferas, como el brécol o la coliflor.