MADRID 26 Abr. (EUROPA PRESS) -
Un nuevo estudio realizado por investigadores de la Universidad de Uppsala y del Hospital Universitario de Uppsala (Suecia) muestra que los hombres que padecen un trastorno del neurodesarrollo, como autismo y TDAH, también tienen un riesgo ligeramente mayor de padecer cáncer testicular, o seminoma. Es el primer estudio que demuestra esta relación, publicado en el 'British Journal of Cancer'.
El cáncer de testículo es la forma más común de cáncer en hombres jóvenes, y sus causas subyacentes siguen siendo en gran parte desconocidas.
"Dado que el cáncer de testículo puede extirparse quirúrgicamente, con lo que se cura la enfermedad, es importante buscar atención a tiempo si se siente un bulto en el testículo", señala Ingrid Glimelius, Consultora Senior del Departamento de Oncología del Hospital Universitario de Uppsala y Profesora de la Universidad de Uppsala.
El nuevo estudio se centró en pacientes con cáncer de testículo en Suecia. Se incluyó a un total de 6.166 pacientes y se comparó con 61.660 hombres de la misma edad sin cáncer testicular. Se utilizaron datos de registros médicos para investigar si los diagnósticos psiquiátricos previos al diagnóstico de cáncer eran más frecuentes en los pacientes con cáncer testicular que en el grupo de control.
En general, los investigadores no hallaron un mayor riesgo de cáncer de testículo en los pacientes con diagnóstico psiquiátrico, pero en el grupo con un trastorno del neurodesarrollo en particular se observó un aumento significativo del riesgo del tipo de cáncer de testículo seminoma.
Aunque los investigadores descubrieron que había un mayor riesgo de seminoma entre las personas con trastornos del neurodesarrollo, el aumento absoluto del riesgo fue inferior al uno por ciento. Por lo tanto, el riesgo de cáncer de testículo sigue siendo muy bajo, incluso entre los niños y los hombres con trastornos como el autismo y el TDAH, y no hay por qué preocuparse si se tienen estos diagnósticos.
Sin embargo, los resultados son intrigantes en cuanto a los intentos de acercarse a la explicación de los mecanismos de aparición del cáncer testicular.
"El estudio también descubrió que las personas con un trastorno del neurodesarrollo eran una media de cuatro años más jóvenes cuando desarrollaron el cáncer y tenían más probabilidades de presentar una enfermedad más avanzada en el momento del diagnóstico", añade Glimelius.
"También vimos que las personas con un diagnóstico psiquiátrico previo tenían un riesgo ligeramente mayor de morir de su cáncer testicular en comparación con las personas sin un diagnóstico psiquiátrico previo, aunque las tasas de supervivencia del cáncer testicular eran en general muy buenas en ambos grupos", añade Anna Jansson, estudiante de doctorado de la Universidad de Uppsala y médico del Hospital Universitario de Uppsala.
Se trata del primer estudio de investigación que establece una relación entre los trastornos del neurodesarrollo y el riesgo de cáncer de testículo. Entre los factores de riesgo conocidos hasta ahora figuran tener un testículo no descendido de bebé o tener un padre o hermano con cáncer de testículo.
"No sabemos por qué observamos una relación entre los trastornos del neurodesarrollo y el riesgo de cáncer de testículo, pero creemos que los acontecimientos tempranos de la vida influyen, quizá ya en la etapa fetal", prosigue Jansson.
"Dado que podemos observar una tasa de supervivencia reducida entre las personas con un problema de salud mental, es importante que el sistema sanitario, los individuos en cuestión y sus familias sean conscientes de que también pueden estar afectados por otra enfermedad, y que se aseguren de buscar tratamiento si sienten un bulto en el testículo". Hoy en día, esta enfermedad puede curarse en la mayoría de las personas", añade Glimelius.
El síntoma más común del cáncer de testículo es la sensación de un bulto en el testículo. Se desconoce la causa específica pero se han identificado algunos factores de riesgo, como el hecho de que alrededor del 10% de los afectados hayan sido operados de un testículo no descendido en la infancia y que se observe una predisposición hereditaria en alrededor del 1-3% de los afectados. El riesgo se considera más grave si se tiene un hermano que también ha padecido cáncer de testículo.
El tratamiento consiste en una intervención quirúrgica para extirpar el testículo enfermo. La enfermedad también puede curarse si se ha extendido más allá del testículo mediante quimioterapia, lo que convierte al cáncer de testículo en uno de los cánceres con más posibilidades de supervivencia en la actualidad.