MADRID, 19 Jun. (EDIZIONES) -
Los dientes contienen muchísima información sobre nosotros mismos. Representan nuestra mejor radiografía. Es la parte anatómica que más variada información conserva por milímetro cuadrado. ¿Sabes todo lo que nos pueden enseñar?
Charlamos en Infosalus con una experta y referente internacional en la materia, la doctora en Medicina y Cirugía y paleontropóloga María Martinón-Torres, que, tras estudiar un máster de Evolución Humana en la Universidad de Bristol, se integró en la investigación de Atapuerca y se especializó en la dentición, de la mano del codirector de los yacimientos, José María Bermúdez de Castro.
"La cantidad de información que aportan los dientes de toda índole es de la más completa que puede aportar el registro fósil. Es una caja negra del individuo. Su historia está escrita en esta caja blanca porque te aporta muchos datos", subraya en una entrevista con motivo de la publicación reciente de 'Homo imperfectus' (Destino), un libro en el que describe muchos de los problemas de salud que afectan a la humanidad y su razón evolutiva.
Martinón-Torres, actual directora del Centro Nacional de Investigación Sobre Evolución Humana (CENIEH), considera así que lo bueno que tienen los dientes es que son fósiles muy abundantes, al estar formados por el esmalte, que es el tejido más duro del cuerpo: "Es lo que mejor se preserva con el paso del tiempo, es el fósil más abundante. Tiene muchísimas características que nos aportan información muy variada del individuo al que pertenecieron esos dientes".
Por una parte, indica que la forma del diente no cambia con el estilo de vida: "Una vez que se forma, este tamaño, el número de cúspides, los valles y los surcos que tiene, la posición de unas cúspides respecto a otras, son unas características que, salvo rotura o desgaste, en realidad están marcados desde el nacimiento. No van a cambiar, a diferencia de la robustez o del grosor de los huesos, que sí pueden remodelarse y dependiendo de si somos una persona que hace ejercicio o no, por ejemplo".
Es más, esta médico resalta que los dientes son un buen reflejo de la genética que hay detrás del individuo y, por una parte, son muy útiles para hacer taxonomía, es decir, para saber a qué especie ha pertenecido, porque hay unas características muy típicas de determinados grupos.
A su vez, la paleontropóloga explica que los dientes se analizan para estudiar la filogenia o relación de familias. "Comparamos esos rasgos con los de otros grupos y cuanto más se parecen, más próximos o relacionados están entre sí", añade.
EL RITMO DE CRECIMIENTO Y LA DIETA
Pero advierte de que los dientes también aportan información sobre el desarrollo porque el ritmo al que se forman los dientes y salen en la cavidad bucal también es característico de una especie: "Con ellos se pueden investigar, por ejemplo, cosas tan interesantes como cuándo surgió la niñez a lo largo de la evolución, ya que no todas las especies tienen niñez y se puede ver, por ejemplo, a través del ritmo de formación de los dientes si una especie empieza a crecer más lento o no".
Al mismo tiempo, la coinvestigadora principal del yacimiento de Atapuerca señala que los dientes pueden aportar información sobre la dieta por los patrones de desgaste, ya que dependiendo de lo que se coma los dientes se gastarán de una manera o de otra.
"No tiene nada que ver cómo se desgastan en un animal herbívoro que en uno carnívoro, y tienen formas diferentes de adaptación para el tipo de alimento; o por las micromarcas, el microdesgaste o ralladuras que quedan en el esmalte del diente, pues dependiendo de la comida o de lo que hayas tomado pues también es diferente; o también estudiando los isótopos que se quedan atrapados en el esmalte y que te dicen qué tipo de comida consumían, si contenía carne o no, o qué tipo de vegetales había en ese entorno", relata esta especialista.
Además, los dientes pueden aportar información sobre la enfermedad que padecía ese homínido, aunque de manera genérica, por ejemplo, estudiando las hipoplasias del esmalte, esto es un defecto de formación del esmalte del diente resultado de un problema, a lo mejor una enfermedad o algún tipo de estrés general o inespecífico.
"Se produce un defecto en el diente que, como el esmalte se forma de forma muy parecida a lo que podemos encontrar en los anillos de un árbol, se podría contar en qué momento vital del crecimiento se produjo ese defecto. Se puede ver si una población ha sufrido muchos niveles de estrés o no, y se ha empleado para ver que los neandertales tenían muchas hipoplasias del esmalte, que ocurrían en torno a los 3-4 años, que podían coincidir por ejemplo con el destete; entonces los dientes podrían estar dándonos información sobre biología, crecimiento o enfermedad", detalla esta científica.
Martinón-Torres cuenta que también cuestiones culturales pueden observarse en los mismos, como si los usaban para algo más que no fuera para la función masticatoria, como por ejemplo para sujetar algo mientras se pulía o se cortaba algo: "Eso también puede dejar marcas en los dientes, el que sean utilizados para una actividad no masticatoria".
EL CASO DE LAS MUELAS DEL JUICIO
En este punto preguntamos a esta paleontropóloga por las muelas del juicio porque, ¿quién no ha tenido, o conoce a alguien, que haya algún problema con ellas o se las hayan extraído? Esto es algo súper frecuente hoy en día y que seguro que tiene que estar relacionado con la evolución.
Según argumenta esta experta, la dentición a lo largo de la evolución ha cambiado mucho, y en el momento en el que empezamos a tener un control en el uso del fuego y en el que aparece la cocina, "un rasgo tan característico en nuestra especie", pero también las herramientas, que ayudan a cortar la comida, dice que desaparece de alguna manera esa "presión selectiva tan grande que había" para tener unos dientes muy grandes y resistentes, capaces de afrontar ese tipo de dieta.
"Cuando esta presión desaparece porque cocinamos y podemos procesar los alimentos es menos importante o vital el tener una dentición tan grande, y ahí es donde se produce una reducción del tamaño en general de los dientes. Además, son dientes más simples y sencillos, asociado también con un retraso en la formación de los dientes dientes, que se empiezan a formar en la niñez", señala.
Con todo ello, apunta que las muelas del juicio empiezan a quedarse 'colgadas' y son menos importantes en el día a día; de forma que, incluso en algunos casos, no llegan a desarrollarse, a hacerlo mal o tardíamente, o incluso no salen.
"Se quedan colgando porque la naturaleza de alguna manera es ahorradora, a lo mejor no a promover específicamente eliminar un diente, pero todo aquello que no sea tan necesario habrá menos selección positiva por mantenerlo y ese es el ejemplo del tercer molar, esa muela del juicio que es residual, que no sale e incluso no se forma", sentencia María Martinón-Torres.