MADRID 30 Mar. (EUROPA PRESS) -
Las ventajas de vivir en ciudades para el crecimiento y desarrollo saludables de niños y adolescentes se están reduciendo en gran parte del mundo, según un nuevo análisis global de las tendencias en estatura e índice de masa corporal (IMC) de niños y adolescentes dirigido por el Imperial College de Londres (Reino Unido) y publicado en la revista 'Nature'.
La investigación, realizada por un consorcio mundial de más de 1.500 investigadores y médicos, analizó los datos de estatura y peso de 71 millones de niños y adolescentes (de 5 a 19 años) de zonas urbanas y rurales de 200 países entre 1990 y 2020.
Las ciudades pueden ofrecer multitud de oportunidades para mejorar la educación, la nutrición, el deporte y el ocio, así como la atención sanitaria, que contribuyeron a que los niños en edad escolar y los adolescentes que vivían en ciudades fueran más altos que sus homólogos rurales en el siglo XX en todos los países, salvo en unos pocos países ricos.
El nuevo estudio constata que, en el siglo XXI, esta ventaja de la estatura urbana se redujo en la mayoría de los países como consecuencia de la aceleración de las mejoras en la estatura de los niños y adolescentes de las zonas rurales.
El estudio también evaluó el IMC de los niños, un indicador de si tienen un peso saludable para su estatura. Los investigadores constataron que, por término medio, los niños que vivían en ciudades tenían un IMC ligeramente superior al de los niños de zonas rurales en 1990. En 2020, los promedios de IMC aumentaron en la mayoría de los países, aunque más rápidamente en el caso de los niños de las ciudades, excepto en el África subsahariana y el sur de Asia, donde el IMC aumentó más rápidamente en las zonas rurales.
No obstante, a lo largo del periodo de 30 años, la diferencia entre el IMC urbano y el rural siguió siendo pequeña: menos de 1,1 kg/m2 en todo el mundo (menos de 2 kg de peso para un niño de 130 cm de estatura o menos de 3 kg de peso para un adolescente de 160 cm de estatura).
La doctora Anu Mishra, autora principal del estudio, de la Escuela de Salud Pública del Imperial College de Londres, precisa que "las ciudades siguen aportando considerables beneficios para la salud de niños y adolescentes. Afortunadamente, en la mayoría de las regiones, las zonas rurales están alcanzando a las ciudades gracias al saneamiento moderno y a las mejoras en nutrición y atención sanitaria.
"Los resultados de este amplio estudio mundial ponen en entredicho las percepciones habituales sobre los aspectos negativos de vivir en ciudades en torno a la nutrición y la salud", añade.
Aunque la estatura y el IMC han aumentado en todo el mundo desde 1990, los investigadores descubrieron que el grado de cambio entre las zonas urbanas y rurales variaba mucho entre los distintos países de ingresos medios y bajos, mientras que las pequeñas diferencias entre las zonas urbanas y rurales se mantenían estables en los países de ingresos altos.
En las economías emergentes y de ingresos medios, como Chile, Taiwán y Brasil, se han registrado los mayores aumentos en la estatura de los niños rurales a lo largo de las tres décadas, y los niños que viven en zonas rurales han alcanzado estaturas similares a las de sus homólogos urbanos.
El profesor Majid Ezzati, autor principal del estudio, de la Escuela de Salud Pública del Imperial College de Londres, apunta que "estos países han avanzado mucho en su nivelación. Utilizar los recursos del crecimiento económico para financiar programas de nutrición y salud, tanto a través de las escuelas como en la comunidad, fue clave para cerrar las brechas entre las distintas zonas y grupos sociales", comenta.
Y en contra de la suposición generalizada de que la urbanización es el principal motor de la epidemia de obesidad, el estudio constató que en muchos países occidentales de renta alta apenas ha habido diferencias en la estatura y el IMC a lo largo del tiempo: en 2020, la diferencia entre el IMC urbano y el rural era inferior a una unidad (cerca de 1,5 kg de peso para un niño de 130 cm).
El profesor Ezzati apunta que "la cuestión no es tanto si los niños viven en ciudades o en zonas urbanas, sino dónde viven los pobres, y si los gobiernos están abordando las crecientes desigualdades con iniciativas como ingresos suplementarios y programas de comidas escolares gratuitas".
La tendencia en el África subsahariana también es motivo de preocupación, afirman los investigadores. Los niños que viven en zonas rurales se han estancado en estatura o incluso se han vuelto más bajos a lo largo de tres décadas, en parte debido a las crisis nutricionales y sanitarias que siguieron a la política de ajuste estructural de los años ochenta.
El profesor Andre Pascal Kengne, coautor del estudio, del Consejo Sudafricano de Investigación Médica, advierte de que "el África subsahariana rural es ahora el epicentro mundial del crecimiento y desarrollo deficientes de niños y adolescentes. A medida que el coste de los alimentos se dispara y las finanzas de los países empeoran debido a la pandemia del COVID-19 y a la guerra de Ucrania, los pobres de las zonas rurales de África corren el riesgo de quedarse aún más rezagados".
Se observaron diferencias de estatura especialmente grandes entre los niños de zonas urbanas y rurales en 2020 en Ruanda (alrededor de 4 cm) y en la República Democrática del Congo, Etiopía y Mozambique, todas ellas de 2 a 3,5 cm.
Con el tiempo, los niños y niñas del África subsahariana también aumentaron de peso más rápidamente en las zonas rurales que en las ciudades, lo que significó que en algunos países pasaron de tener un peso inferior al normal a ganar demasiado peso para un crecimiento saludable.
Según el profesor Ezzati, "se trata de un problema grave a todos los niveles, desde el individual hasta el regional. El retraso del crecimiento en niños y adolescentes en edad escolar está estrechamente relacionado con una mala salud a lo largo de la vida, la pérdida de logros educativos y el inmenso coste del potencial humano no realizado".
"Nuestros hallazgos deberían motivar políticas que contrarresten la pobreza y hagan asequibles los alimentos nutritivos para garantizar que los niños y adolescentes crezcan y se conviertan en adultos con vidas sanas y productivas --recomienda--. Programas como los vales de comida sana para familias con bajos ingresos y los programas de comidas gratuitas en las escuelas también pueden aportar beneficios para toda la vida a la salud y el bienestar de niños y adolescentes".