MADRID 4 Nov. (EUROPA PRESS) -
Las personas que sufren dolor crónico a los 44 años son más propensas a manifestar dolor, mala salud general, malos resultados de salud mental y desempleo a los 50 y 60 años, según un nuevo estudio publicado en la revista de acceso abierto 'PLOS ONE' por David Blanchflower, del Dartmouth College (Estados Unidos), y Alex Bryson, del University College London (Reino Unido).
El dolor crónico, que dura al menos tres meses, es un problema grave que afecta a un gran número de personas. En el nuevo trabajo, los investigadores estudiaron a personas inscritas en la Encuesta Nacional de Desarrollo Infantil, un estudio que sigue a todos los nacidos en una semana de marzo de 1958 en Inglaterra, Escocia y Gales. Los principales datos sobre el dolor utilizados procedían de la Encuesta Biomédica realizada en 2003, cuando la mayoría de los 12.037 encuestados tenían 44 años. Se recogieron datos sanitarios adicionales en 2008, 2013 y 2021.
En general, dos quintas partes de las personas de 40 años declararon sufrir dolor crónico. El estudio señaló múltiples factores que predicen el dolor a esta edad, entre ellos la clase social del padre de la persona al nacer, así como el dolor en la infancia.
Tanto el dolor a corto plazo como el crónico a los 44 años se asociaron con el dolor y la mala salud en décadas posteriores de la vida, siendo las asociaciones más fuertes para el dolor crónico. Por ejemplo, el 84% de las personas que declaraban tener dolor crónico a los 44 años seguían declarando un dolor "muy intenso" a los 50 años.
El dolor crónico, pero no el dolor a corto plazo, también se asoció con una mala salud mental, una menor satisfacción vital, pesimismo sobre el futuro, falta de sueño y desempleo a los 55 años. Además, los investigadores descubrieron que el dolor a la edad de 44 años predice si un encuestado se ha infectado con COVID-19 en la encuesta de 2021, a la edad de 62 años, lo que sugiere que el dolor está asociado con vulnerabilidades de salud más amplias.
Los autores concluyen que el dolor crónico persiste a lo largo de la vida y que, en parte, se transmite entre generaciones.
"Al hacer un seguimiento de una cohorte de nacimiento a lo largo de su vida, descubrimos que el dolor crónico es muy persistente. Se asocia a resultados de salud mental deficientes más adelante, como la depresión, además de conducir a una peor salud general y al desempleo --añaden--. Esperamos que el estudio ponga de manifiesto la necesidad de que los académicos y los responsables políticos presten más atención a los problemas del dolor crónico".