MADRID, 21 Mar. (EDIZIONES) -
La electromiografía o EMG no sólo ayuda en el diagnóstico, sino que también puede ser útil en la planificación del tratamiento y en el seguimiento de la progresión de enfermedades neuromusculares. Se trata de una prueba que suelen realizarla los neurofisiólogos clínicos y con la que existen numerosas dudas sobre si genera dolor o no en los pacientes.
Por eso, entrevistamos en Europa Press Infosalus al neurofisiólogo y secretario de la Sociedad Española de Neurofisiología Clínica (SENFC) Diego Rodríguez Mena, quien explica que esta técnica se emplea para detectar y analizar la señal eléctrica que se genera cuando un músculo se contrae, y así poder evaluar la función muscular y la comunicación entre los nervios y los músculos de la persona.
"La señal electromiográfica permite construir el electromiograma, que corresponde a la suma temporal y espacial de los potenciales de acción de las unidades motoras (PUMs) durante la contracción, permitiendo cuantificar de manera precisa y objetiva el comportamiento bioeléctrico muscular", añade.
SE INTRODUCEN ELECTRODOS DE AGUJA EN VARIOS MÚSCULOS
Así, precisa este especialista que la electromiografía consiste en el registro directo de la actividad muscular, tanto en reposo como durante la contracción, mediante la inserción de un electrodo de aguja en varios músculos: "Se percibe una sensación de pinchazo cuando se introduce la aguja y, en ocasiones también un dolor sordo mientras la aguja está colocada. No suelen aplicarse corrientes eléctricas. Las agujas captan la actividad eléctrica generada por el músculo. Esta actividad aparece en una pantalla, y se reproduce a través de un altavoz, de manera que el médico puede verla y oírla".
Tal y como indica, la mayor parte de los pacientes describe el EMG como 'un procedimiento incómodo más que doloroso', dado que la inserción de los electrodos de aguja puede causar una sensación de pinchazo o de calambre; aunque insiste el secretario de la SENFC en que suele ser breve. "La incomodidad varía según la sensibilidad del paciente y la ubicación del músculo evaluado", apostilla.
Durante la prueba, este portavoz de los neurofisiólogos sostiene que es necesario que los pacientes se sientan cómodos, comunicando cualquier inquietud o pregunta que tengan antes y después de la prueba; ya que esto puede ayudar a reducir la ansiedad y a mejorar la experiencia general.
EN QUÉ CASOS ESTÁ INDICADA
Con ello, Diego Rodríguez Mena subraya que la electromiografía es una técnica valiosa en el diagnóstico de muchas enfermedades neuromusculares, así como de trastornos relacionados con el sistema nervioso periférico, ya que permite evaluar la actividad eléctrica de los músculos y los nervios, lo que puede ayudar a identificar la presencia de daño o de disfunción muscular, o de disfunción nerviosa.
"Recomendaría un EMG cuando hay sospecha de trastornos neuromusculares, o cuando otros estudios no han proporcionado un diagnóstico claro. El EMG es particularmente útil para evaluar la función muscular y la comunicación entre nervios y músculos, lo que puede no ser evidente en otras pruebas", insiste este experto.
CÓMO PREPARARSE PARA LA PRUEBA
La duración del EMG puede variar, según apunta Rodríguez Mena, si bien apunta que, generalmente, suele desarrollarse en una media hora- una hora. "Durante la prueba, el paciente puede ser solicitado a realizar movimientos específicos, o bien a contraer los músculos para obtener una evaluación más completa. Es importante que el paciente siga las instrucciones del técnico para obtener resultados precisos", agrega.
A juicio del secretario de la SENFC es imprescindible la higiene corporal previa y no usar lociones, aceites, o cremas hidratantes. "No es necesario estar en ayunas, y no necesita ninguna otra preparación adicional", remarca.
De hecho, este experto indica que el paciente puede tomar su medicación habitual; además advierte de que antes de iniciar el estudio se comprobará la temperatura de la piel, y si es inferior a la correcta se calentará la zona a estudiar, para evitar los errores en la interpretación de los hallazgos obtenidos. "Además, es importante informar al médico sobre cualquier medicamento que esté tomando, especialmente anticoagulantes, y sobre cualquier condición médica relevante", concluye.