MADRID, 2 Oct. (EDIZIONES) -
Dormir y comer son un placer, además de un deber para poder tener un buen estado de salud. Pero igual que no podemos comer cualquier cosa para estar sanos tampoco podemos dormir de cualquier manera. ¿Sabes qué consideran los científicos por dormir bien?
Para responder a esta pregunta hablamos en Infosalus con María José Masdeu, miembro de la junta directiva de la Sociedad Española del Sueño (SES), quien lamenta en primer lugar que con la pandemia ha cambiado el sueño de muchos españoles, y no precisamente para bien.
"Durante la pandemia nos hemos visto sometidos a situaciones de estrés emocional intensas. En muchos se ha generado miedo, aparte por supuesto del desconocimiento sobre lo qué sucederá, o el estrés laboral que se está creando en muchas profesiones. Esto afecta a nuestros patrones de sueño", detalla la experta en Neumología y Medicina del Sueño.
Dice también que al estar confinados hemos perdido las rutinas fundamentales para el sueño, al mismo tiempo que hemos estado menos expuestos a la luz solar, lo que también ha perjudicado a nuestro ciclo de sueño y de vigilia. "Estamos más tiempo expuestos a aparatos electrónicos y todos tienen una luz muy intensa que alteran también el ritmo de sueño y vigilia", afirma.
¿Cómo saber que no estamos durmiendo lo suficiente? La doctora Masdeu indica que si presentamos una sensación de cansancio durante el día, nos levantamos con una sensación de sueño no reparador, o nos cuesta salir de la cama. "Si durante el día vas lento en la toma de decisiones o en el transcurso de tu actividad profesional como con cabeza embotada, que no piensas claro", apostilla.
La coordinadora de la Unidad del sueño del Hospital Universitario Parc Taulí de Sabadell menciona que otro síntoma de que no estamos descansando lo suficiente podría ser la necesidad de hacer varias siestas durante el día, aunque sí ve con buenos ojos los 15-30 minutos que podemos tumbarnos después de comer. Eso sí, advierte de que cuando se hacen siestas más largas hay una privación de sueño seguro, algo que igualmente puede afectar a nuestro descanso nocturno.
Cree bueno remarcar que aquellas personas que presentan una enfermedad de la esfera cardiometabólica, tipo hipertensión, diabetes, o problemas de cardiopatía isquémica, entre otras, deben ser valorados igualmente sobre su patrón de sueño, puesto que hay relación entre dormir poco con estas patologías.
ADULTOS: DORMIR ENTRE 7 Y 9 HORAS ES LO CORRECTO
La miembro de la Sociedad Española del Sueño recuerda que en teoría estamos todos programados para dormir entre 7 y 9 horas. "Es lo que se considera bueno para la salud. Es verdad que hay un pequeño grupo de población, los dormidores cortos, que tienen una predisposición genética a dormir menos de 6 horas, y esto no les afecta a funcionamiento diario", precisa.
Ahora bien, Masdeu resalta que también hay adultos que genéticamente están predispuestos a dormir más de 9 horas y las necesitan para funcionar bien en su vida, en su día a día. "La gran mayoría de la población necesita de 7 a 9 horas diarias para tener un buen funcionamiento y estado de salud saludable, un sueño saludable", puntualiza.
La experta en Medicina del Sueño recalca que en la población adulta el sueño es dinámico y se va modificando a medida que cambiamos de etapa. "Por eso los niños duermen mucho más y las personas mayores, a partir de 65 años, parece que duermen menos, pero es solo un poco menos porque nos seguimos manteniendo en esas 7-9 horas pero el patrón de sueño cambia, y podemos dormir algunas siestas durante el día de 15-20 minutos, de forma que con esas dos o tres siestas diarias nos acercamos a esas 7-9 horas. Es errónea la idea de que los abuelos duermen menos", insiste.
CÓMO DORMIR POCO PERJUDICA A NUESTRA SALUD
La doctora, por otro lado, hace mención a lo que se conoce como 'síndrome del sueño insuficiente', esto es dormir en poca cantidad y en mala calidad, algo que afecta a muchísimas esferas de nuestra salud. "Dormir poco nos puede provocar obesidad, que desarrollemos enfermedades del corazón (angina pecho, infarto, hipertensión), nos favorece la aparición de una diabetes. Dentro de la esfera emocional-cognitiva facilita la aparición de la depresión, incluso de accidentes profesionales, laborales, de tráfico, y en el caso de la profesión sanitaria errores médicos", subraya.
Masdeu recalca así que no dormir bien afecta a toda nuestra esfera personal, en el sentido de que es una función básica para tener buena salud: "El sueño es un proceso fisiológico imprescindible para vida saludable. Tiene unas funciones muy específicas, igual que la circulación o la respiración. Con el sueño reparamos todos aquellos procesos que se desgastan durante el día con nuestra actividad".
También indica que es el momento en el que tienen lugar otros procesos biológicos específicos que tienen que pasar por la noche como la liberación de la hormona del crecimiento, por ejemplo, durante la edad infantil. "Crecemos cuando dormimos y si no respetamos estas horas de sueño acabará teniendo impacto en nuestra salud y como esta, varios ejemplos", agrega.
Y una tercera función, según prosigue Masdeu, es la de regular el metabolismo de la glucosa, al tiempo que añade una nueva, mientras dormimos se regula nuestra esfera cognitiva y emocional: "Cuando estamos durmiendo por la noche memorizamos y consolidamos lo aprendido durante el día, de ahí la relevancia de que los niños duerman las horas que toca porque es el momento de máximo aprendizaje pero igual para los adultos. Concretamente el sueño tambié es una fase de regulación emocional".
CONSEJOS PARA DORMIR MEJOR
En última instancia, la miembro de la junta directiva de la SES subraya que lo más importante para gozar de una buena calidad del sueño es mantener las rutinas, e intentar respetar los ritmos biológicos, es decir, dormir por la noche y estar despiertos por el día, de manera que a partir de las 23-23.30 horas todo debe estar preparado para dormir.
En su opinión, es fundamental también que antes de irnos a la cama no hagamos cosas que nos estimulen como emplear ordenadores o aparatos con gran intensidad de luz. Desaconseja también el ver la televisión una o dos horas antes de irnos a la cama e intentar hacer cosas que acaben de bajar nuestro ritmo, como leer un libro.
Es útil en estos casos también el exponernos a la luz durante el día, sobre todo a la luz solar, porque es la que sincroniza nuestro ritmo cerebral con el ritmo ambiental, al mismo tiempo que intentar sobre todo evitar las cenas no copiosas, que no haya elementos que nos puedan provocar una digestión pesada.
Cuidado con el alcohol y con las bebidas estimulantes por la noche es otro de sus consejos, a la par que realizar el ejercicio preferentemente por la mañana, y lo más lejos posible de la hora de irnos a la cama porque si no dificultará la conciliación del sueño, según vaticina la experta. "Debemos programar nuestros horarios de sueño para mantener unas 7 horas de descanso nocturno", sentencia.