Dormir mal triplica el riesgo de enfermedad cardiaca

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Publicado: sábado, 12 febrero 2022 8:29


MADRID, 12 Feb. (EUROPA PRESS) -

Los aspectos individuales del sueño deficiente pueden ser perjudiciales para la salud del corazón, pero si se combinan el riesgo de enfermedad cardíaca puede aumentar hasta un 141 por ciento, según un nuevo estudio publicado en la revista 'Scientific Reports'.

El estudio dirigido por la Universidad del Sur de Florida, en Estados Unidos, revisó los datos de sueño de 6.820 adultos estadounidenses con una edad media de 53 años que declararon sus características de sueño y sus antecedentes de enfermedades cardíacas. Entre los participantes, 633 llevaban también un dispositivo de investigación (actigrafía) alrededor de la muñeca que captaba la actividad del sueño.

Los investigadores se centraron en múltiples aspectos de la salud del sueño, como la regularidad, la satisfacción, el estado de alerta durante las horas de vigilia, el horario de sueño, la eficiencia y la duración del sueño, y los relacionaron con las enfermedades cardíacas diagnosticadas por los médicos.

Descubrieron que cada incremento adicional en los problemas de salud del sueño autodeclarados se asociaba con un aumento del 54% del riesgo de sufrir una enfermedad cardíaca. El riesgo estimado de enfermedad cardíaca asociado a un aumento de los problemas de salud del sueño era mucho mayor para aquellos que proporcionaron datos del sueño tanto por autoinforme como por el dispositivo de investigación. Estos tuvieron un aumento del 141 por ciento, una cifra que podría percibirse como más precisa.

"Estos resultados muestran la importancia de evaluar los 'problemas de salud del sueño coexistentes' en un individuo para captar el riesgo de enfermedad cardíaca. Se trata de uno de los primeros estudios que demuestran que, entre los adultos de mediana edad que funcionan bien, tener más problemas de salud relacionados con el sueño puede aumentar el riesgo de padecer una enfermedad cardíaca", afirma la autora principal, Soomi Lee, profesora adjunta de estudios sobre el envejecimiento y directora del laboratorio STEALTH de la USF.

"El mayor riesgo estimado en aquellos que proporcionaron datos de sueño tanto de autoinforme como de actigrafía sugiere que la medición de la salud del sueño de forma precisa y exhaustiva es importante para aumentar la predicción de enfermedades del corazón", añade.

El equipo de investigación preguntó a los participantes sobre su salud, incluyendo si su médico confirmaba una afección cardíaca como arritmia, soplo cardíaco o un corazón agrandado. La hipertensión arterial no se consideró un diagnóstico, ya que se considera un factor de riesgo de enfermedad cardíaca y no una afección cardíaca. También se controlaron los antecedentes familiares de enfermedades cardíacas y los factores sociodemográficos, como la raza, el sexo, el tabaquismo, la depresión y la actividad física.

Descubrieron que, si bien las mujeres declararon tener más problemas de salud relacionados con el sueño, los hombres eran más propensos a sufrir enfermedades cardíacas, aunque el género no influyó en la correlación general entre ambos factores.

También comprobaron que los participantes de raza negra tenían más problemas de salud del sueño y una mayor prevalencia de enfermedades cardíacas que los participantes de raza blanca, pero la fuerte asociación entre la salud del sueño y las enfermedades cardíacas no difería por raza en general.

Lee afirma que, aunque la salud del sueño es importante en todas las edades, el equipo se centró en la edad adulta media, ya que abarca un periodo de tiempo más largo y consta de experiencias vitales diversas y más estresantes debido a los roles laborales y familiares. También es el momento en que empiezan a surgir los precursores de las enfermedades cardíacas y los problemas de sueño relacionados con la edad.

Dado que la salud del sueño puede modificarse, los investigadores afirman que estos hallazgos pueden contribuir a futuras estrategias de prevención para mitigar el riesgo de enfermedades cardíacas, que son la principal causa de muerte en Estados Unidos.