MADRID 14 Mar. (EUROPA PRESS) -
Una revisión de datos de estudios anteriores realizado por un equipo dirigido por investigadores de la Universidad de Chicago (Estados Unidos y el Instituto Nacional de Salud e Investigación Médica de Francia (Inserm), ah revelado que las personas que dormían menos de seis horas por noche en los días previos a la vacunación presentaban una respuesta de anticuerpos más débil. Esto indica que la promoción de un sueño reparador antes de la vacunación podría ser una forma sencilla de mejorar la eficacia de la vacuna, aseguran en su estudio, publicado en la revista 'Current Biology'.
El trabajo más reciente se basa en un estudio realizado en 2002 por miembros del equipo en el que se demostraba que la restricción del sueño en los participantes disminuía su respuesta de anticuerpos a la vacunación antigripal, lo que conducía a aproximadamente la mitad de los niveles de anticuerpos observados en los controles a los 10 días de la inoculación.
Su interés por el trabajo se reavivó durante los confinamientos por pandemia de COVID-19 en 2020, cuando empezaron a conectar con otras personas que habían estudiado esta cuestión y empezaron a reunir el metaanálisis.
A través de siete estudios, que examinaron el impacto de la duración del sueño en la vacunación contra enfermedades víricas como la gripe y la hepatitis, los investigadores descubrieron que un sueño insuficiente (definido como menos de seis horas de sueño por noche) en los días cercanos a la vacunación provocaba una menor respuesta de anticuerpos.
"El sueño insuficiente es un factor conductual que puede corregirse antes de la vacunación y que puede no sólo reforzar, sino también ampliar, la respuesta a la vacuna", explica Eve Van Cauter, Profesora Emérita de Medicina de la UChicago y autora principal del metaanálisis.
"Sabemos que las personas responden de forma diferente a la vacunación en función de su edad, sexo, afecciones médicas existentes y otros factores que no pueden modificarse fácilmente --prosigue--. Tener una conducta fácilmente modificable que se puede ajustar en torno al momento de la cita ofrece algo que se puede controlar y que probablemente mejore la respuesta del organismo".
Esta asociación sólo se observó en los estudios que evaluaron objetivamente la duración del sueño utilizando rastreadores de actividad portátiles o estudios del sueño en el laboratorio. La duración del sueño autodeclarada no fue un factor predictivo de la respuesta a la vacuna.
Los investigadores observaron que, si bien la relación era fuerte en los hombres, era más débil y no estadísticamente significativa en las mujeres. Argumentan que esto se debió probablemente a que ninguno de los estudios realizados en mujeres tuvo en cuenta las variaciones en los niveles de hormonas sexuales según el ciclo menstrual, el uso de anticonceptivos y el estado menopáusico.
"La relación entre el sueño y la eficacia de las vacunas podría ser motivo de gran preocupación para las personas con horarios de trabajo irregulares, especialmente para los trabajadores por turnos, que suelen tener una duración del sueño reducida --afirma Van Cauter--. Esto es algo que la gente debería considerar planificar, para asegurarse de que están durmiendo lo suficiente en la semana anterior y posterior a sus vacunas".
Utilizando los resultados del metaanálisis y comparándolos con los datos conocidos sobre la respuesta de anticuerpos a la vacuna COVID-19 de Pfizer-BioNTech, los investigadores estimaron que los efectos del sueño insuficiente sobre la respuesta a la vacuna equivaldrían a dos meses de disminución de anticuerpos tras la vacunación.
"Curiosamente, observamos los mismos resultados tanto en la gripe, que es un virus respiratorio, como en la hepatitis, que afecta al hígado, lo que sugiere que este efecto podría extenderse a todo tipo de virus, incluidos los coronavirus como el SARS-CoV-2 --señala Karine Spiegel, doctora, primera autora del estudio e investigadora científica del Inserm--. En general, vemos estos resultados como una llamada a la acción".
Los investigadores esperan que el estudio inspire más investigaciones sobre el fenómeno para aclarar los efectos en hombres y mujeres, así como para comprender mejor cómo las diferentes vacunas pueden verse afectadas por la duración del sueño y cómo podría optimizarse el sueño para promover una mejor respuesta a la vacuna.
"Necesitamos estudios mucho más amplios que controlen el entorno hormonal sexual en las mujeres en particular --advierte Spiegel--. También necesitamos una mejor definición de cuántos días de corta duración del sueño afectan a la respuesta de anticuerpos, y si es sólo antes de la vacuna, o también durante y después".
Según apunta, "los estudios a gran escala que tengan en cuenta las características conductuales, demográficas y hormonales deberían aportar nuevos conocimientos que se traduzcan en efectos mensurables sobre la eficacia de la vacuna".
Van Cauter añade que "el sistema inmunitario no es el único modulado por el sueño. El sueño insuficiente está relacionado con otros problemas de salud, como un mayor riesgo de desarrollar obesidad, diabetes o hipertensión --recuerda--. Las vacunas son una herramienta importante para prevenir y reducir las repercusiones de las enfermedades infecciosas, y creemos que pueden aplicarse con un sencillo cambio de comportamiento: dormir lo suficiente".