MADRID 23 Nov. (EUROPA PRESS) -
Dos nuevos estudios de investigadores del Centro Oncológico Fred Hutchinson de Seattle (Estados Unidos) revelan cómo las bacterias se infiltran en los tumores y podrían estar ayudando a que éstos progresen y se propaguen, al tiempo que los diferentes actores microbianos en el microbioma de un tumor podrían influir en la forma en que un cáncer responde al tratamiento. Los resultados también sugieren una relación entre la salud bucal y el cáncer, ya que los microbios de la boca están asociados a los cánceres de otras partes del cuerpo.
Los dos trabajos, uno publicado en la revista 'Cell Reports' y el otro en 'Nature', se centran en una bacteria bucal llamada 'Fusobacterium nucleatum', que se ha relacionado con el cáncer colorrectal.
Los tumores suelen contar con ayuda para sobrevivir y crecer. Las células no cancerosas que rodean a un tumor pueden ayudarle a evitar los ataques del sistema inmunitario, a resistir las terapias dirigidas a ellas y a permitir que se extienda a otras partes del cuerpo. Los investigadores están descubriendo que algunas de estas útiles vecinas ni siquiera son células humanas sino bacterias.
"Lo que estamos demostrando es que hay regiones del tumor que están fuertemente colonizadas por bacterias (regiones de micronichos) y que difieren funcionalmente de las regiones que no albergan bacterias --explica la investigadora del microbioma del cáncer de Fred Hutch y codirectora del estudio, Susan Bullman, refiriéndose al trabajo descrito en el estudio de 'Nature'--. Y estas regiones ricas en bacterias tienen un mayor potencial metastásico".
Bullman y su colaborador, el microbiólogo molecular de Fred Hutch Christopher D. Johnston, combinaron las observaciones de los tumores con experimentos de laboratorio y pantallas de fármacos de moléculas pequeñas para demostrar que la 'F. nucleatum' puede dar forma a las condiciones en los tumores para mantenerlos a salvo del ataque inmunológico y ayudarlos a propagarse por el cuerpo. Descubrieron que algunas terapias contra el cáncer pueden funcionar porque no sólo se dirigen a las células tumorales, sino también a las bacterias que las ayudan.
El equipo de investigación, del que forma parte el primer autor, Jorge Galeano Niño, investigador postdoctoral en Fred Hutch, también descubrió que otros microbios (incluida la 'Escherichia coli') pueden hacer que un fármaco antimicrobiano y quimioterapéutico sea ineficaz, lo que podría proteger tanto al tumor como a la 'F. nucleatum' del tratamiento. Estos hallazgos podrían ayudar a los investigadores a desarrollar nuevas estrategias para tratar o atacar el cáncer abordando su microbioma.
La relación con las bacterias puede parecer lógica en el cáncer colorrectal, pero los tumores de mama, páncreas y pulmón son algunos de los cánceres que albergan comunidades microbianas, y los estudios demuestran que los microbiomas tumorales pueden influir en el desarrollo, la progresión y la respuesta al tratamiento.
Adaptando una tecnología de vanguardia que permite a los investigadores detectar dónde se activan y desactivan los genes en cortes de tejido tumoral -transcriptómica espacial-, el equipo descubrió que en los cánceres orales y colorrectales vivía una serie de especies bacterianas, pero que no estaban repartidas uniformemente. "Observamos puntos calientes bacterianos, o micronichos, que abrieron una serie de preguntas sobre cómo se formaron y podrían estar influyendo en la biología del cáncer", señala Johnston.
Las regiones colonizadas por bacterias eran altamente inmunosupresoras y tenían menos células T cancerígenas que otras zonas. Las zonas que tenían células T cerca de las bacterias también presentaban un aumento de la regulación de las proteínas del punto de control inmunitario, que restringen los efectos de las células T para matar el cáncer. Se ha aprobado el uso de varios inhibidores de puntos de control en el cáncer colorrectal, y este estudio puede ayudar a explicar cómo la microbiota de un paciente puede influir en la respuesta de su cáncer a un inhibidor de puntos de control.
Los estudio descubrieron que las regiones con bacterias tenían más probabilidades de estar necrosadas y con menos células en división. Irónicamente, según otras investigaciones, esto puede estar relacionado con la metástasis, ya que las células se desprenden y viajan a sitios distantes del cuerpo.
Vieron que las células tumorales infectadas con la bacteria aumentaron los genes asociados a la progresión del cáncer y la metástasis. En muestras de tumores orales, los investigadores observaron que las bacterias infectaban preferentemente las células epiteliales del cáncer y células inmunitarias específicas dentro de los tumores de los pacientes. Las células tumorales infectadas presentaban un aumento de la señalización de daños en el ADN, un rasgo distintivo del cáncer. Estos resultados apoyan que las bacterias tienen un papel directo en la formación de estas microrregiones, señalan los investigadores.
Algunos medicamentos contra el cáncer pueden ser eficaces porque también son antimicrobianos que atacan a las bacterias que favorecen el desarrollo de los tumores. La bacteria 'F. nucleatum', promotora del cáncer, es muy sensible a un quimiofármaco común llamado 5-fluorouracilo (5-FU), pero los investigadores descubrieron que la bacteria 'E. coli' protegía a las células del cáncer colorrectal del 5-FU. Al parecer, la 'E. coli' tiene una forma de metabolizar el fármaco y minimizar su exposición a las células cancerosas o a otras bacterias.
"Los hallazgos demuestran que los microbios intratumorales no son espectadores inocentes durante la progresión de la enfermedad, y sugieren que la microbiota debería tenerse en cuenta a la hora de pensar en los tratamientos óptimos contra el cáncer", destaca Johnston.
En relación con estos estudios, los investigadores también están estudiando los posibles vínculos entre la salud bucodental y el riesgo de cáncer. "Está surgiendo una tendencia a que los microbios tradicionalmente asociados a la enfermedad inflamatoria oral se encuentren asociados a cánceres extraorales y gastrointestinales, lo que pone de manifiesto que la cavidad oral es un caldo de cultivo para los onco-microbios patógenos", recuerda Johnston.
Además de permitir que los patógenos se extiendan a nuevas zonas del cuerpo, es posible que la inflamación en la boca, en forma de enfermedad periodontal o endodóntica, pueda estar seleccionando y fomentando el crecimiento de bacterias más especializadas para crecer en condiciones adversas y capaces de evadir el ataque inmunológico, subraya.
El equipo de investigación seguirá explorando la posibilidad de hacer que los tumores respondan mejor a la inmunoterapia o la quimioterapia mediante la manipulación del microbioma, y busca diseñar terapias que modifiquen el microbioma para prevenir y tratar el cáncer y detener su propagación. Al demostrar que los microbios se agrupan en zonas de difícil acceso de los tumores, ya han aclarado algunos de los obstáculos que tendrán que superar para desarrollar estos nuevos enfoques.
"Este enfoque holístico para evaluar el microambiente tumoral, que es un ecosistema de múltiples especies, hará avanzar nuestra comprensión de la biología del cáncer y creo que revelará nuevas vulnerabilidades terapéuticas en el cáncer", concluye Bullman.