MADRID, 9 Ene. (EDIZIONES) -
Las personas que viven cerca de aeropuertos y están expuestas a altos niveles de ruido de aeronaves podrían tener un mayor riesgo de sufrir un mal funcionamiento del corazón, lo que aumenta la probabilidad de sufrir ataques cardíacos, ritmos cardíacos potencialmente mortales y accidentes cerebrovasculares, según un nuevo estudio dirigido por investigadores de la University College de Londres, en Reino Unido.
El estudio, publicado en 'Journal of the American College of Cardiology' (JACC), analizó datos detallados de imágenes cardíacas de 3.635 personas que vivían cerca de cuatro aeropuertos importantes de Inglaterra. Dentro de este grupo, el equipo de investigación comparó los corazones de aquellos que vivían en áreas con mayor ruido de aviones con aquellos que vivían en áreas con menor ruido de aviones.
Descubrieron que aquellos que vivían en áreas con niveles de ruido de aeronaves más altos que los recomendados tenían músculos cardíacos más rígidos y gruesos que se contraían y expandían con menos facilidad y eran menos eficientes para bombear sangre por el cuerpo. Esto fue especialmente cierto para las personas expuestas a un mayor ruido de aeronaves durante la noche, posiblemente debido a factores como la alteración del sueño y el hecho de que las personas tienen más probabilidades de estar en casa durante la noche y, por lo tanto, estar expuestas al ruido.
Los investigadores encontraron en análisis separados de personas no expuestas al ruido de los aviones, que estos tipos de anomalías cardíacas podrían resultar en riesgos dos a cuatro veces mayores de un evento cardíaco importante, como un ataque cardíaco, ritmos cardíacos potencialmente mortales o un accidente cerebrovascular, en comparación con el riesgo de personas sin ninguna de estas anomalías cardíacas.
La autora principal, la doctora Gaby Captur, del Instituto de Ciencias Cardiovasculares de la UCL y cardióloga consultora del Royal Free Hospital de Londres), subraya que el estudio es observacional, por lo que no se puede decir con certeza que los altos niveles de ruido de las aeronaves causaron estas diferencias en la estructura y la función del corazón. Sin embargo, afirma, "lo hallazgos se suman a un creciente conjunto de evidencias de que el ruido de los aviones puede afectar negativamente la salud cardíaca y nuestra salud en general.Se necesitan esfuerzos concertados del gobierno y la industria para reducir nuestra exposición al ruido de las aeronaves y mitigar su impacto en la salud de millones de personas que viven cerca de aeropuertos o bajo rutas de vuelo".
"Nos preocupa que el tipo de anomalías que hemos observado con el ruido de los aviones durante la noche pueda dar lugar a un mayor riesgo de problemas cardíacos y accidentes cerebrovasculares. Se ha demostrado que el ruido de los aviones durante la noche afecta a la calidad del sueño y este puede ser un factor importante que afecte a la salud. Actualmente se está investigando el papel del ruido en la salud cardíaca. Sin embargo, existen muchas formas establecidas de cuidar el corazón", añade la profesora Anna Hansell, de la Universidad de Leicester (Reino Unido).
"Estas incluyen llevar una dieta sana y equilibrada, mantenerse físicamente activo, mantener un peso saludable, dejar de fumar si fuma, reducir el consumo de alcohol, mantener bajo control afecciones como la hipertensión y la diabetes, y tomar medicamentos, incluidos los que reducen el colesterol, si así lo prescribe su médico", añade.
Además de afectar el sueño, el ruido de del entorno puede desencadenar respuestas de estrés y provocar una sobreactivación del sistema nervioso simpático (la red de nervios que controla la respuesta de 'lucha o huida'), lo que provoca un aumento de la presión arterial, la constricción o dilatación de las arterias y una digestión más lenta. También puede provocar la liberación de cortisol, la hormona del estrés, que puede aumentar el apetito y provocar un aumento de peso.
El ruido de las aeronaves puede ser más molesto que el de las carreteras o los ferrocarriles debido a los eventos ruidosos más fuertes pero intermitentes y a la imprevisibilidad del sonido, que hace que sea difícil acostumbrarse a él. Ya se sabe que la exposición a niveles elevados de ruido de los aviones está relacionada con una presión arterial más alta y con la obesidad. En el nuevo estudio, se descubrió que ambos factores explicaban una parte importante de la relación entre el ruido de los aviones y las diferencias en la estructura y la función cardíacas.
Para el nuevo estudio, los investigadores analizaron datos del Biobanco del Reino Unido de 3.635 participantes que se habían sometido a una resonancia magnética (IRM) detallada del corazón y que vivían cerca de los aeropuertos de Heathrow, Gatwick, Birmingham o Manchester. Utilizaron estimaciones de la Autoridad de Aviación Civil del Reino Unido sobre el nivel de ruido de las aeronaves por cada 100 metros cuadrados en esas áreas.
El ruido de las aeronaves más alto se definió como más de 50 decibeles en promedio durante el día y 45 decibeles en promedio durante la noche (entre las 23:00 y las 7:00 horas). Esto es más alto que los límites de ruido de las aeronaves de 45 decibeles en promedio durante el día y 40 decibeles en promedio durante la noche recomendados por la Organización Mundial de la Salud. Entre los participantes del Biobanco del Reino Unido en estas áreas, el 8% vivía en un área con alto ruido de aeronaves durante el día y el 3% en un área con alto ruido nocturno.
Al comparar los corazones de individuos en áreas con mayor y menor ruido de aeronaves, los investigadores tomaron en cuenta una amplia variedad de factores que podrían haber sesgado los resultados, incluidos la edad, el sexo, el IMC, el nivel socioeconómico, factores de estilo de vida como si los participantes fumaban y hacían ejercicio, así como la exposición de los participantes al ruido de carreteras y ferrocarriles y a la contaminación del aire.
Las resonancias magnéticas del corazón se realizaron al menos tres años después de las estimaciones del ruido de las aeronaves en los vecindarios de los participantes. Así, los investigadores descubrieron que los participantes que permanecieron en un área con mayor ruido de aeronaves tenían una estructura y función cardíaca entre un 10 y un 20 % peor que sus contrapartes en esas áreas que se alejaron.
Posteriormente, el equipo de investigación analizó una muestra separada de 21.360 personas que se habían sometido a exploraciones de resonancia magnética detalladas del corazón como parte del estudio del Biobanco del Reino Unido para investigar cómo las anomalías cardíacas comparables a las relacionadas con un mayor ruido de los aviones podrían afectar el riesgo de un evento cardíaco adverso importante.
Concluyeron que un individuo hipotético con estas anomalías cardíacas podría tener hasta cuatro veces más riesgo de sufrir un evento como un ataque cardíaco, un ritmo cardíaco anormal o un accidente cerebrovascular.