MADRID 12 Jul. (EUROPA PRESS) -
Los efectos del ejercicio físico moderado sobre el rendimiento cognitivo se transmiten como herencia al menos hasta la segunda generación, los nietos, según un estudio llevado a cabo en ratones por el Instituto Cajal-CSIC, cuyos resultados han sido publicados en 'Journal of Neuroscience' de la Sociedad Americana de Neurociencia.
Este trabajo muestra que los roedores con abuelos que fueron sometidos a un programa de ejercicio moderado a lo largo de su vida tienen una memoria significativamente mejorada en comparación con los nietos de ratones con estilo de vida sedentario y que muy probablemente este efecto está mediado por un pequeño grupo de micro ARNs que actúan transmitiéndose de padres a hijos a lo largo de las generaciones.
Los micro ARNs (miRNAs) son ARNs de pequeño tamaño que están involucrados en procesos fisiológicos que gobiernan la función cerebral normal y son capaces de controlar la expresión génica. Los miRNAS constituyen un mecanismo epigenético de herencia que se transfiere a las siguientes generaciones a través de las células sexuales.
"El ejercicio físico induce en quienes lo practican modificaciones en la cantidad de ciertos micro RNAs que responden a la actividad física. Estos micro ARNs viajan por todo el organismo, y llegan a las células sexuales portando esa información epigenética inducida por el ejercicio", ha explicado el investigador José Luis Trejo, que dirige el grupo 'Estilo de vida y cognición'.
Aunque no han estudiado este mecanismo en ratones hembra por la mayor dificultad para distinguir los efectos epigéneticos del ejercicio, los investigadores creen que un mecanismo similar funcionaría en las madres que hacen ejercicio, en las que los micro RNAs pasarían a sus óvulos.
Los investigadores encontraron también que no todos los efectos beneficiosos heredados por los hijos de los ratones físicamente activos se mantenían en los nietos si los padres de estos eran sedentarios, lo que apunta a un desvanecimiento parcial de los beneficios del ejercicio heredado de los abuelos cuando las siguientes generaciones abandonan la práctica de actividad física.
Por otra parte, los resultados de este trabajo sugieren también que los efectos adversos de un estilo de vida sedentario repercutirían sobre la descendencia por el mismo mecanismo mediado por los micro ARNs.
Según Trejo, estos hallazgos pueden ser valiosos para respaldar políticas sanitarias basadas en la evidencia en contextos como el desarrollo, las enfermedades y el envejecimiento, ante el incremento del sedentarismo.