MADRID, 17 May. (EDIZIONES) -
Cualquier persona puede deshidratarse a cualquier edad si no toman la cantidad de agua suficiente en días calurosos y si además realiza una actividad física intensa. Pero es mucho más peligroso cuando ocurre en niños y en ancianos.
"La deshidratación ocurre cuando se utiliza o se pierde más líquido del que se toma. En ese caso el cuerpo no tiene agua y fluidos suficientes para realizar las funciones normales. Es necesario reponer los líquidos que se han perdido para no deshidratarse", explica en una entrevista con Infosalus la doctora Miriam Rosa Ramos Cortés, facultativo especialista de área y miembro del Servicio de Geriatría del Hospital Universitario del Sureste (Arganda del Rey, Madrid).
La deshidratación puede ser leve, moderada o grave, según la cantidad de líquido corporal que se haya perdido o que no se haya repuesto, según prosigue, llegando a advertir de que la deshidratación grave es "una emergencia que puede poner la vida en peligro".
De hecho, señala que la deshidratación puede causar complicaciones graves como:
Enfermedad o lesión por calor: puede aparecer con el ejercicio intenso y la sudoración si no se toma el líquido suficiente; la gravedad de la enfermedad puede variar desde calambres musculares leves hasta agotamiento por el calor, o un golpe de calor que puede poner en riesgo la vida.
Problemas renales y urinarios: si la deshidratación se prolonga en el tiempo puede causar infecciones de orina, cálculos renales e incluso insuficiencia renal.
Convulsiones: en el organismo tenemos unos electrolitos como el potasio y el sodio que llevan señales eléctricas de una célula a otra y estos deben estar en una cantidad y en una proporción adecuadas; de alterarse, la señal eléctrica puede modificarse y producir contracciones musculares involuntarias, y a veces incluso pérdida de conciencia.
Shock hipovolémico: ocurre cuando el volumen sanguíneo es bajo, se produce una disminución de la presión arterial y por tanto la cantidad de oxígeno en el cuerpo; esta es una de las complicaciones más graves de la deshidratación y que pueden llevar a la muerte.
CAUSAS MÁS FRECUENTES DE DESHIDRATACIÓN
Así, precisa que las causas más frecuentes de deshidratación en los más pequeños son los vómitos y la diarrea; mientras que en los ancianos, estos fisiológicamente tienen menos proporción de agua en el cuerpo, por lo que ciertas enfermedades o medicamentos pueden hacer que pierdan más líquido y se deshidraten con mayor facilidad.
En el caso concreto de la diarrea y de los vómitos remarca que tiene especial importancia la diarrea que aparece de forma brusca y violenta, ya que puede provocar más perdida de agua y de electrólitos en un periodo de tiempo más corto. "Esto se agrava si además va acompañada de vómitos como en las gastroenteritis agudas", advierte.
Pero también existe riesgo de deshidratación por la fiebre, siendo mayor cuanto más alta es la fiebre, y peor si se une a vómitos y a diarrea. Otra causa de deshidratación puede ser la sudoración excesiva, recordando que ya de por sí con la sudoración normal se pierde agua: "Es necesario tomar líquidos cuando se realizan actividades físicas para evitar la deshidratación. Cuando hace más calor y la humedad ambiental es mayor se suda más y se pierden más líquidos".
A su vez, apunta a necesidades de orinar aumentadas, bien por enfermedades mal controladas o no diagnosticadas como la diabetes, o por medicamentos que aumentan la necesidad de orinar, como los diuréticos u otros hipotensores.
PRINCIPALES SÍNTOMAS DE DESHIDRATACIÓN
Por desgracia no tenemos un indicador rápido de las necesidades de agua del cuerpom, según lamenta la doctora Miriam Rosa Ramos Cortés, y son muchas las personas, sobre todo los ancianos, que no tienen sensación de sed hasta que no están ya deshidratados. Por ello, ve muy importante tomar más agua cuando hace calor, se está enfermo, o bien si se va a realizar un ejercicio importante.
Los síntomas y signos de la deshidratación varían según la edad, apuntando a los siguientes:
Niños pequeños y lactantes: presentan la boca y la lengua secas, lloran sin lágrimas, pañales secos durante más de tres horas, tienen los ojos y las mejillas hundidos, se hunde la fontanela (es una zona blanda en la parte superior de la cabeza), están irritables.
Adultos: tener mucha sed, orinan con menos frecuencia, la orina es muy oscura, presentan fatiga, cansancio, mareos y, en casos más graves, confusión.
En cualquier caso, esta doctora insiste en que debemos llamar al médico cuando nosotros o alguien de la familia tiene diarrea durante más de 24 horas, esta irritable o desorientado, menos activo y con mucho sueño, no retienen líquidos o presentan heces muy oscuras o con sangre.
CUIDADO CON LOS ANCIANOS Y LOS NIÑOS
En este contexto, la geriatra del Hospital Universitario del Sureste incide en la importancia de evitar la deshidratación en los ancianos y en los más pequeños, quienes mayor peligro de deshidratación presentan, aunque reconoce que realmente todos podemos deshidratarnos.
"Los niños tienen una mayor superficie corporal en relación a su peso, por lo que en caso de tener diarrea, vómitos o fiebre, que a su vez es más frecuente en ellos, pierden más cantidad de agua. Además, no pueden decir si tienen sed ni beber agua solos", avisa.
En el caso de los ancianos, esta experta admite que con el envejecimiento la proporción de agua en el cuerpo es menor, se tiene menos capacidad para conservarla, a la vez que se pierde la sensación de sed. "Esto se agrava con enfermedades crónicas (diabetes, demencia*) y con algunos fármacos. Los ancianos también pueden tener problemas de movilidad o de deterioro funcional que impiden que obtengan agua por ellos solos", agrega.
Asimismo, la doctora Ramos Cortés alerta de que cuentan con un importante riesgo de deshidratación los enfermos crónicos, así como aquellas personas que trabajan o hacen ejercicio al aire libre: "Cuando hace calor o el ambiente es más húmedo aumenta la sudoración y la necesidad de beber más. Si no se hace hay mayor riesgo de enfermedades causadas por el calor".
PREVENIR LA DESHIDRATACIÓN
Con ello, la miembro del Servicio de Geriatría del Hospital Universitario del Sureste destaca que la principal forma de prevenir la deshidratación es bebiendo mucho líquido y consumiendo alimentos ricos en agua como las frutas y las verduras. "Evitar bebidas diuréticas y el alcohol que, a pesar de ser líquidos, pueden hacer que nos deshidratemos", apostilla.
Recuerda igualmente la importancia de consumir más cantidad de líquidos si se presentan las siguientes situaciones: vómitos, diarrea, ejercicios extenuantes, cuando hace calor, hay mucha humedad, cuando hace mucho frío o en grandes alturas; en ciertas enfermedades menores como gripe, bronquitis, infecciones del tracto urinario, principalmente en ancianos y en niños.
EL TRATAMIENTO DE LA DESHIDRATACIÓN
Finalmente, la doctora Miriam Rosa Ramos Cortés, facultativo especialista de área y miembro del Servicio de Geriatría del Hospital Universitario del Sureste (Arganda del Rey, Madrid), remarca que para tratar la deshidratación lo único eficaz es sustituir los líquidos y las sales perdidas. Dice que la forma de hacerlo depende de la edad, de la gravedad del caso, así como de la causa de la deshidratación.
En el caso de los bebés y los niños que se han deshidratado por fiebre, vómitos o diarrea sostiene que lo idóneo es comenzar administrando una solución oral para la rehidratación (suero-oral) que se puede comprar en farmacias: "Estas soluciones contienen sales y agua en cantidades determinadas para reponer lo perdido. Se comienza dando pocas cantidades en intervalos cortos y se va aumentando según se tolere".
La mayoría de los adultos que presentan una deshidratación leve o moderada por diarrea, fiebre o vómitos, según prosigue, dice que suele poder ser suficiente bebiendo más cantidad de agua u otros líquidos, evitando los zumos de frutas y los refrescos que empeoran la diarrea. "La mejor opción es el agua fresca para las personas que trabajan o que hacen ejercicio al aire libre cuando hace calor o hay gran cantidad de humedad. Pueden ayudar las bebidas deportivas que contienen electrolitos y una solución de carbohidratos", agrega.
Eso sí, avisa de que los niños y los adultos que presentan deshidratación grave tienen que acudir a las Urgencias de un hospital y deben ser tratados por el personal de emergencias, donde se les administrarán líquidos y sales a través de una vena (vía intravenosa), de forma que se logrará que se absorban rápidamente y la recuperación sea más rápida.