MADRID, 9 Ene. (EUROPA PRESS) -
El ejercicio puede revertir el daño a los corazones sedentarios y que envejecen y ayuda a prevenir el riesgo de futura insuficiencia cardiaca, si se practica la actividad física suficiente y si se inicia a tiempo, según un nuevo estudio realizado por cardiólogos de 'UT Southwestern y 'Texas Health Resoruces', en Estados Unidos.
Para obtener el mayor beneficio, el régimen de ejercicio debe comenzar hacia la mediana edad (antes de los 65 años), cuando el corazón aparentemente retiene plasticidad y capacidad de remodelación, según los hallazgos de investigadores del Instituto de Medicina del Ejercicio y del Medio Ambiente (IEEM, por sus siglas en inglés), que es una colaboración entre 'UT Southwestern Medical Center' y 'Texas Health Presbyterian Hospital Dallas'.
El ejercicio debe realizarse de cuatro a cinco veces por semana, ya que hacer deporte dos o tres veces por semana no es suficiente, hallaron investigadores en un estudio anterior. "Sobre la base de una serie de estudios realizados por nuestro equipo en los últimos cinco años, esta 'dosis' de ejercicio se ha convertido en mi receta para la vida --sentencia el autor principal, Benjamin Levine, director del Instituto y profesor de Medicina Interna en UT Southwestern--. Creo que las personas deberían poder hacer esto como parte de su higiene personal, como cepillarse los dientes y darse una ducha".
El régimen incluía ejercicios de cuatro a cinco veces por semana, generalmente en sesiones de 30 minutos, más calentamiento y enfriamiento. Una de las sesiones semanales consistía en un entrenamiento de alta intensidad de 30 minutos, como sesiones de intervalo aeróbico en las que la frecuencia cardiaca supera el 95 por ciento de la frecuencia máxima durante cuatro minutos, con tres minutos de recuperación, repetido cuatro veces (un llamado '4x4').
Cada sesión de intervalo fue seguida por una sesión de recuperación realizada a una intensidad relativamente baja. La sesión de un día duró una hora y fue de intensidad moderada. Como una "receta para toda la vida", Levine plantea que esta sesión más larga podría ser una actividad divertida, como jugar al tenis, realizar baile aeróbico, caminar o andar en bicicleta.
Se realizaron una o dos sesiones cada semana a una intensidad moderada, lo que significa que el participante podía sudar, perder un poco de aliento, pero poder mantener una conversación. En el estudio, se prescribieron las sesiones de ejercicio individualmente en base a las pruebas de ejercicio y la monitorización de la frecuencia cardiaca.
Se incluyeron una o dos sesiones semanales de entrenamiento de fuerza con pesas o máquinas de ejercicio en un día separado o después de una sesión de resistencia.
Los participantes del estudio acumularon esos niveles, comenzando con tres sesiones de ejercicio moderadas de 30 minutos durante los primeros tres meses y alcanzaron su punto máximo a los diez meses, cuando se agregaron dos intervalos aeróbicos de alta intensidad.
MEJORA LA ELASTICIDAD DE UN MÚSCULO CARDIACO
Los más de 50 participantes en el estudio se dividieron en dos grupos, uno de los cuales recibió dos años de entrenamiento de ejercicio supervisado y el otro grupo, de control, que participó en entrenamiento de yoga y equilibrio. Al final del análisis, los que se ejercitaron mostraron una mejora del 18 por ciento en su consumo máximo de oxígeno durante el ejercicio y una mejora de más del 25 por ciento en la elasticidad del músculo ventricular izquierdo del corazón, según Levine.
El envejecimiento sedentario puede llevar a una rigidez del músculo en el ventrículo izquierdo del corazón, la cámara que bombea sangre rica en oxígeno hacia el cuerpo, explica. "Cuando el músculo se endurece, se produce una gran presión y la cámara del corazón no se llena tan bien con sangre. En su forma más severa, la sangre puede regresar a los pulmones. Es allí donde se desarrolla la insuficiencia cardiaca", detalla Levine.
Investigaciones previas de cardiólogos de UT Southwestern mostraron que la rigidez ventricular izquierda a menudo aparece en la mediana edad en personas que no hacen ejercicio y no están en forma, dejándoles con cámaras pequeñas y rígidas que tampoco pueden bombear sangre.
Sin embargo, los científicos también han descubierto que la cámara del corazón en atletas competitivos a nivel de élite sigue siendo grande y elástica, y que incluso de cuatro a cinco días de ejercicio comprometido durante décadas es suficiente para que los atletas no competitivos cosechen la mayor parte de este beneficio.