MADRID, 22 Feb. (EUROPA PRESS) -
Cualquier actividad física regular de ocio a cualquier edad está vinculada a una mejor función cerebral en la edad adulta, pero mantener una rutina de ejercicio durante toda la edad adulta parece ser lo mejor para preservar la agudeza mental y la memoria, sugiere un estudio a largo plazo publicado en línea en el 'Journal of Neurology Neurosurgery & Psychiatry'.
Aunque el factor de la capacidad cognitiva en la infancia, los ingresos familiares y la educación debilitaron las asociaciones observadas, los resultados siguieron siendo estadísticamente significativos.
La actividad física se asocia modestamente con un menor riesgo de demencia, deterioro cognitivo y pérdida de agudeza mental en etapas posteriores de la vida. Sin embargo, se desconoce si el momento, la frecuencia o el mantenimiento de la actividad física en el tiempo libre a lo largo de la vida pueden ser clave para las capacidades cognitivas posteriores.
Los investigadores estaban especialmente interesados en saber si la actividad física podría ser más beneficiosa en periodos "sensibles" específicos a lo largo de la vida, o a lo largo de varios periodos.
Para tratar de averiguarlo, analizaron la fuerza de las asociaciones entre una serie de pruebas cognitivas a los 69 años y la actividad física en el tiempo libre declarada a las edades de 36, 43, 53, 60-64 y 69 años en 1.417 personas (53% mujeres) que participaron en el estudio británico de cohortes de nacimiento de 1946.
Los niveles de actividad física se clasificaron como: inactivo; moderadamente activo (1-4 veces al mes); muy activo (5 o más veces al mes), y se sumaron en las 5 evaluaciones para crear una puntuación total que iba de 0 (inactivo a todas las edades) a 5 (activo a todas las edades).
Alrededor del 11% de los participantes eran físicamente inactivos en los 5 puntos temporales; el 17% eran activos en uno; el 20% eran activos en dos y tres; el 17% eran activos en cuatro y el 15% en los cinco.
El rendimiento cognitivo a los 69 años se evaluó mediante el test validado ACE-111, que evalúa la atención y la orientación, la fluidez verbal, la memoria, el lenguaje y la función visuoespacial, además de pruebas de memoria verbal (test de aprendizaje de palabras) y velocidad de procesamiento (velocidad de búsqueda visual).
También se evaluaron los factores asociados con un mayor riesgo de deterioro cognitivo (salud cardiovascular y mental, y portación del gen APOE-e4) para ver si modificaban las asociaciones observadas.
El análisis de los resultados mostró que ser físicamente activo en los 5 puntos temporales se asociaba con un mayor rendimiento cognitivo, memoria verbal y velocidad de procesamiento a la edad de 69 años.
Los tamaños de los efectos fueron similares en todas las edades adultas, y para aquellos que eran moderadamente y muy activos físicamente, "lo que sugiere que ser físicamente activo en cualquier momento de la edad adulta, incluso si se participa tan poco como una vez al mes, está vinculado con una mayor cognición", escriben los investigadores.
Pero la asociación más fuerte se observó en la actividad física acumulativa sostenida y la cognición en etapas posteriores de la vida, y para los que eran más activos físicamente a todas las edades.
La asociación positiva entre la actividad física acumulada y el rendimiento cognitivo en etapas posteriores de la vida se explicaba en parte por la cognición en la infancia, la posición socioeconómica y la educación.
Pero el efecto siguió siendo significativo cuando se tuvieron en cuenta estos factores, y las asociaciones no se explicaron por diferencias en la salud cardiovascular o mental en etapas posteriores de la vida.
"En conjunto, estos resultados sugieren que el inicio y el mantenimiento de la actividad física a lo largo de la edad adulta pueden ser más importantes que la sincronización o la frecuencia de la actividad física en un periodo específico", afirman los investigadores.
Se trata de un estudio observacional y, como tal, no puede establecer una causa, y los investigadores reconocen varias limitaciones en sus hallazgos. No obstante, concluyen que estos resultados "apoyan las directrices para recomendar la participación en cualquier actividad física a lo largo de la edad adulta y aportan pruebas de que animar a los adultos inactivos a ser más activos en cualquier momento, y animar a los adultos ya activos a mantener la actividad, podría conferir beneficios sobre la cognición en etapas posteriores de la vida".