MADRID 9 Jul. (EUROPA PRESS) -
Los tratamientos contra el cáncer suelen provocar daños en los nervios que pueden provocar síntomas duraderos. En estos casos, los medicamentos han demostrado ser ineficaces. Un científico deportivo de la Universidad de Basilea (Suiza), junto con un equipo interdisciplinario de Alemania, ha demostrado que los ejercicios sencillos pueden prevenir el daño a los nervios.
Los investigadores han publicado sus hallazgos en la revista 'JAMA Internal Medicine'. Cabe tener en cuenta que muchos medicamentos contra el cáncer, desde la quimioterapia hasta las inmunoterapias modernas, atacan los nervios además de las células tumorales. Algunas terapias, como el oxaliplatino o los alcaloides de la vinca, hacen que entre el 70 y el 90 por ciento de los pacientes se quejen de dolor, problemas de equilibrio o sensaciones de entumecimiento, ardor u hormigueo. Estos síntomas pueden ser muy debilitantes. Pueden desaparecer después del tratamiento del cáncer, pero en alrededor del 50 por ciento se vuelven crónicos. Los especialistas la llaman neuropatía periférica inducida por quimioterapia o CIPN por sus siglas en inglés.
En este contexto, el equipo de investigadores dirigido por la científica deportiva Fiona Streckmann de la Universidad de Basilea y la Universidad Alemana del Deporte de Colonia ha demostrado que el ejercicio específico, junto con el tratamiento del cáncer, puede prevenir el daño nervioso en muchos casos.
En el estudio participaron 158 pacientes de cáncer, tanto hombres como mujeres, que estaban recibiendo tratamiento con oxaliplatino o con alcaloides de la vinca. Los investigadores dividieron a los pacientes al azar en tres grupos. El primero fue un grupo de control, cuyos miembros recibieron la atención estándar. Los otros dos grupos completaron sesiones de ejercicio dos veces por semana durante la duración de su quimioterapia, con una duración de cada sesión de entre 15 y 30 minutos. Uno de estos grupos realizó ejercicios que se centraron principalmente en el equilibrio sobre una superficie cada vez más inestable. El otro grupo entrenó en una plataforma vibratoria.
Los exámenes periódicos realizados durante los siguientes cinco años mostraron que en el grupo de control aproximadamente el doble de participantes desarrollaron CIPN que en cualquiera de los grupos de ejercicio. En otras palabras, los ejercicios realizados junto con la quimioterapia pudieron reducir la incidencia de daño a los nervios entre un 50 y un 70 por ciento. Además, aumentaron la calidad de vida percibida subjetivamente por los pacientes, hicieron menos necesario reducir la dosis de medicamentos contra el cáncer y redujeron la mortalidad en los cinco años posteriores a la quimioterapia.Los participantes que recibieron alcaloides de la vinca y realizaron entrenamiento sensoriomotor tuvieron el mayor beneficio.
En los últimos años se han invertido grandes cantidades de dinero para reducir la incidencia de la CIPN, explica Streckmann. "Este efecto secundario tiene una influencia directa en el tratamiento clínico: por ejemplo, los pacientes pueden no recibir el número de ciclos de quimioterapia planificados que realmente necesitan, puede ser necesario reducir la dosis de agentes neurotóxicos en la quimioterapia o puede ser necesario interrumpir el tratamiento".
A pesar de las inversiones realizadas, hasta el momento no existe ningún tratamiento farmacológico eficaz: diversos estudios han demostrado que los medicamentos no pueden prevenir ni revertir este daño nervioso. Sin embargo, según las últimas estimaciones, en los Estados Unidos se gastan 17.000 dólares al año por paciente en el tratamiento de los daños nerviosos asociados a la quimioterapia. La hipótesis de Streckmann es que "los médicos recetan medicamentos a pesar de todo porque el nivel de sufrimiento de los pacientes es muy alto".
Por el contrario, destaca el científico del deporte, el efecto positivo del ejercicio está demostrado y, en comparación, este tratamiento es muy barato. Actualmente, ella y su equipo están trabajando en directrices para hospitales para que puedan integrar los ejercicios en la práctica clínica como terapia de apoyo. Además, desde 2023 se está llevando a cabo un estudio en seis hospitales infantiles de Alemania y Suiza (PrepAIR), cuyo objetivo es prevenir disfunciones sensoriales y motoras en niños que reciben quimioterapia neurotóxica.
"El potencial de la actividad física está enormemente subestimado", afirma Fiona Streckmann. Tiene muchas esperanzas en que los resultados del estudio recientemente publicado conduzcan a que se contraten más terapeutas deportivos en los hospitales para aprovechar mejor este potencial.