MADRID, 3 Jun. (EUROPA PRESS) -
Científicos de la Escuela Politécnica Federal de Lausanne (EPFL), en Suiza, muestran cómo la bacteria de la tuberculosis co-opta mecanismos del sistema inmune en su propio beneficio, tal y como se detalla en un artículo sobre este trabajo que se publica en la revista 'Cell Host & Microbe'.
LA TUBERCULOSIS AFECTA A 12 MILLONES DE PERSONAS A NIVEL MUNDIAL
La tuberculosis es causada por la bacteria 'Mycobacterium tuberculosis' y afecta a más de 12 millones de personas a nivel mundial. Cuando la bacteria infecta a una persona, la respuesta inmune del cuerpo es fundamental para la forma en la que progresará la enfermedad; ya sea ayudando al cuerpo a combatir la bacteria o si ciertas moléculas clave se involucran, exacerbar la infección.
TUBERCULOSIS Y SISTEMA INMUNOLÓGICO
Cuando 'M. Tuberculosis' infecta a una persona, ataca a las células inmunes de primera respuesta de los pulmones, los macrófagos. La respuesta inmune de los macrófagos implica un complejo de cuatro proteínas diferentes llamado "inflamasoma", cuyo papel principal es preparar a ciertas proteínas en los macrófagos, que se llaman "interleucinas". Cuando 'M. Tuberculosis' infecta los pulmones, las interleucinas de los macrófagos están en la primera línea de defensa.
Pero si se deja sin control, esta defensa también puede causar daños graves en el paciente, por lo que, para evitarlo, los macrófagos también liberan otro grupo de proteínas llamadas "interferones de tipo I". Aunque los interferones son importantes para la defensa del organismo contra los virus, cuando se trata de la tuberculosis, en realidad ayudan a la bacteria, lo que agrava la tuberculosis.
Aunque la parte interleucina-inflamación de la respuesta inmune se entiende bastante bien, la parte que implica los interferones ha sido difícil de comprender. El laboratorio de Andrea Ablasser en EPFL, en colaboración con el laboratorio de Stewart Cole, ha descubierto ahora cómo 'M. Tuberculosis' lleva a cabo un sutil asalto sobre las defensas inmunitarias del cuerpo.
La clave es una molécula llamada cgas, que se encuentra en los macrófagos del pulmón, y es parte de un grupo de moléculas sensores de ADN. En definitiva, cgas patrulla el interior de los macrófagos y cuando detecta piezas no identificadas de ADN, como las liberadas por 'M. Tuberculosis', provoca una respuesta inmune de los macrófagos.
La bacteria de la tuberculosis utiliza un sistema de secreción especializado para lanzar su gama de proteínas tóxicas a los macrófagos. Pero, extrañamente, también libera pequeñas partes de ADN, que son localizadas por los sistemas de detección en el interior de los macrófagos: inflamasoma y cgas. Esto hace que los macrófagos liberen dos tipos de proteínas: la interleucina-1, que combate la bacteria, y interferones tipo I, que terminan ayudando.
El equipo de Ablasser utilizó macrófagos humanos y animales para estudiar qué sucede cuando están infectados por 'M. Tuberculosis' y encontraron que la bacteria pasa trozos de ADN a los macrófagos, engañando de ese modo a cgas para señalar la producción de interferones, que reducen la respuesta inmune. En otras palabras, la bacteria engaña a los macrófagos reduciendo su defensa en contra de ella.
Pero los investigadores no se detuvieron ahí. También demostraron que es posible manipular 'M. Tuberculosis' de tal manera que ya no puede activar la producción de interferones a través de cgas, mientras se mantiene la producción de interleucina-1 y, por lo tanto, la respuesta inmune del cuerpo, intacta.
El estudio es el primero en identificar cgas como un sensor para el ADN de 'M. Tuberculosis' y también sugiere que este método de manipulación molecular se aplica a otras bacterias que utilizan sistemas de secreción especializados para infectar las células. "Nuestro trabajo demuestra que la tuberculosis es una enfermedad mucho más sofisticada de lo que se pensaba", afirma Andrea Ablasser, que ahora está trabajando, entre otros proyectos, en la identificación de piezas de ADN que 'M. Tuberculosis' utiliza para engañar a los macrófagos.