MADRID, 7 Abr. (EUROPA PRESS) -
El sueño juega un papel crucial en la salud cerebral y el bienestar general, con investigaciones que sugieren que la calidad del sueño puede influir directamente en el riesgo de desarrollar enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer.
A medida que la investigación avanza, se ha demostrado que una arquitectura del sueño alterada, en particular la falta de sueño profundo y de movimientos oculares rápidos (REM), podría estar vinculada a un mayor deterioro cognitivo.
Estudios recientes apuntan a que mejorar la calidad del sueño podría ser una estrategia clave para reducir el riesgo de enfermedades cerebrales, abriendo nuevas vías para tratamientos preventivos y enfoques terapéuticos en el cuidado de la salud mental.
Precisamente una nueva investigación de la Facultad de Medicina de Yale en New Haven (Estados Unidos) revela que proporciones más bajas de etapas específicas del sueño están asociadas con un volumen cerebral reducido en regiones vulnerables al desarrollo de la enfermedad de Alzheimer con el tiempo.
El estudio se publica como artículo aceptado en el 'Journal of Clinical Sleep Medicine', la publicación oficial de la Academia Estadounidense de Medicina del Sueño.
Los resultados mostraron que las personas con menor tiempo dedicado al sueño de ondas lentas y al sueño de movimientos oculares rápidos presentaron volúmenes menores en regiones cerebrales críticas, en particular la región parietal inferior, que se sabe que experimenta cambios estructurales tempranos en la enfermedad de Alzheimer.
EFECTOS DE LA FALTA DE SUEÑO EN LA SALUD MENTAL
Los resultados se ajustaron para considerar posibles factores de confusión, como características demográficas, antecedentes de tabaquismo, consumo de alcohol, hipertensión y enfermedad coronaria.
"Nuestros hallazgos proporcionan evidencia preliminar de que la reducción de la neuroactividad durante el sueño puede contribuir a la atrofia cerebral, lo que podría aumentar el riesgo de enfermedad de Alzheimer", expone el autor principal, Gawon Cho, doctor en salud pública y asociado postdoctoral en la Facultad de Medicina de Yale en New Haven.
"Estos resultados son particularmente significativos porque ayudan a caracterizar cómo la deficiencia de sueño, un trastorno prevalente entre adultos de mediana edad y mayores, puede estar relacionada con la patogénesis de la enfermedad de Alzheimer y el deterioro cognitivo", añade.
El estudio consistió en el análisis de datos de 270 participantes con una mediana de edad de 61 años. El 53 % eran mujeres y todos los participantes eran blancos. Se excluyó del análisis a quienes habían sufrido previamente un ictus, una posible demencia u otra patología cerebral significativa. La investigación utilizó polisomnografía para evaluar la arquitectura basal del sueño. Se emplearon técnicas avanzadas de neuroimagen para medir el volumen cerebral entre 13 y 17 años después.
Según los autores, el estudio demuestra una asociación importante entre el sueño y la salud cerebral a largo plazo y destaca oportunidades potenciales para reducir el riesgo de enfermedad de Alzheimer. "La arquitectura del sueño puede ser un factor de riesgo modificable para la enfermedad de Alzheimer y las demencias relacionadas, lo que plantea la oportunidad de explorar intervenciones para reducir el riesgo o retrasar la aparición del Alzheimer", apunta Cho.
Los investigadores enfatizan que se necesita más investigación para comprender completamente las relaciones causales entre la arquitectura del sueño y la progresión de la enfermedad de Alzheimer.