MADRID, 19 Mar. (EDIZIONES) -
Nuestros cerebros utilizan "bloques básicos" de información para realizar un seguimiento de cómo interactúan las personas, lo que nos permite navegar en interacciones sociales complejas, según descubre un nuevo estudio dirigido por investigadores del University College de Londres (UCL) en Reino Unido.
Para el estudio, publicado en 'Nature', los investigadores escanearon los cerebros de los participantes que estaban jugando un juego simple que involucraba a un compañero de equipo y dos oponentes, para ver cómo sus cerebros eran capaces de realizar un seguimiento de la información sobre el grupo de jugadores.
Los científicos descubrieron que, en lugar de realizar un seguimiento del rendimiento de cada jugador individual, partes específicas del cerebro de los participantes reaccionarían a patrones específicos de interacción o "bloques de construcción" de información que podrían combinarse para comprender qué estaba sucediendo.
El autor principal, el doctor Marco Wittmann (UCL Psychology & Language Sciences) expone que "los humanos son criaturas sociales capaces de realizar un seguimiento de dinámicas sociales altamente complejas y fluidas, lo que requiere una enorme cantidad de capacidad cerebral para recordar no solo a las personas individuales sino también las diversas relaciones entre ellas".
Para seguir el ritmo de una interacción social grupal en tiempo real, nuestros cerebros deben usar heurísticas (atajos mentales que ayudan a las personas a tomar decisiones rápidamente) para comprimir y simplificar la gran cantidad de información involucrada, con un sistema que minimice la complejidad al tiempo que permite flexibilidad y detalle. En esta investigación, "descubrimos que nuestros cerebros parecen utilizar un conjunto de 'bloques de construcción' básicos que representan aspectos fundamentales de las interacciones sociales, lo que nos permite comprender rápidamente situaciones sociales nuevas y complejas", señala.
Para el estudio, el equipo de científicos de la UCL y la Universidad de Oxford (Reino Unido) utilizó imágenes por resonancia magnética funcional (fMRI) para registrar la actividad cerebral de 88 participantes que estaban jugando a un juego sencillo. Mientras estaban en el escáner, los participantes del estudio recibieron una serie de datos sobre cómo les estaba yendo a ellos, a un compañero y a sus oponentes en un juego, y tuvieron que llevar un registro de la información para responder a una pregunta que comparaba el rendimiento de diferentes jugadores.
EL CEREBRO USA BLOQUES BÁSICOS PARA ENTENDER INTERACCIONES
El doctor Wittmann agrega: "Nos interesaba ver si nuestros cerebros utilizarían un marco de referencia 'centrado en el agente', en el que partes específicas del cerebro registran el rendimiento de cada jugador, o un marco de referencia 'secuencial' que rastrea la información en el orden en que se recibe. Descubrimos que las personas en realidad hacen ambas cosas, pero nuestros cerebros son capaces de simplificar toda esta información en fragmentos del tamaño de un bocado".
Los científicos pudieron identificar patrones específicos de actividad en el cerebro que representaban unos pocos "bloques de construcción" específicos, cada uno de los cuales representaba un patrón de interacción entre los jugadores.
Por ejemplo, un bloque de construcción guardaba información sobre el rendimiento de un participante y su compañero en relación con el otro equipo. Una diferencia mayor en el rendimiento entre los dos equipos correspondía a un aumento en la actividad cerebral relacionada con este bloque de construcción. Estos patrones específicos de actividad se encontraron en la corteza prefrontal, que está involucrada en la toma de decisiones y el comportamiento social.
Los investigadores aportan que estos bloques de construcción fundamentales parecen representar patrones de interacción que son comunes a muchas situaciones diferentes. El doctor Wittmann finaliza: "A medida que desarrollamos habilidades sociales en la vida, es probable que nuestro cerebro aprenda patrones de interacción específicos con los que nos topamos una y otra vez. Estos patrones pueden quedar grabados en nuestro cerebro como bloques de construcción que se ensamblan y recombinan para construir nuestra comprensión de cualquier entorno social".