SEVILLA 18 Jul. (EUROPA PRESS) -
Un equipo de investigadores de la Estación Biológica de Doñana (EBD) en Sevilla y del Instituto de Parasitología y Biomedicina 'López-Neyra' de Granada, centros adscritos al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), ha arrojado luz acerca de los mecanismos mediante los cuáles el 'Plasmodium falciparum', parásito protozoo causante de la malaria, regula la expresión de genes a lo largo de su ciclo de vida, entre ellos los implicados en la virulencia del parásito.
Según ha informado el CSIC en una nota, el estudio de las regiones abiertas del genoma de este parásito les ha permitido identificar las secuencias y los factores reguladores que encienden y apagan los genes. La investigación aparece en el último número de 'Nucleic Acids Research' y es el resultado de una colaboración con investigadores del Centro Andaluz de Biología del Desarrollo (CABD) de Sevilla y del Instituto de Salud Global de Barcelona.
El parásito de la malaria humana utiliza mecanismos de tipo epigenético (cambios en la expresión de los genes sin cambios a nivel de la secuencia de AND) para adaptarse a las condiciones del ambiente cambiante a lo largo de su ciclo de vida en el huésped humano y el mosquito.
Pese a su importancia desde un punto de vista de salud global, aún se desconoce mucho acerca de los mecanismos que le permiten al parásito regular la función de los genes. Para responder a esta pregunta, los autores del estudio han utilizado la técnica del ATAC-seq que permite identificar las regiones del genoma que están abiertas y activas en cada momento del ciclo de vida del parásito. "El estudio de estas regiones permite también predecir las proteínas implicadas la activación de los genes. Se trata de uno de los primeros estudios en aplicar está metodología", ha explicado la responsable del trabajo de investigación, Elena Gómez-Díaz.
Los autores también han comparado los perfiles de accesibilidad en dos líneas celulares del parásito que difieren en su virulencia, y esto les ha permitido identificar los mecanismos de regulación subyacentes. Hay muchas ejemplos de genes de virulencia que varían su expresión de un parásito a otro, incluso siendo su genoma idéntico, y esto da lugar a una variante de la proteína distinta.
Esta estrategia es clave para la adaptación del parásito ya que un cambio en la proteína permite al parásito de la malaria camuflarse y evadir el sistema inmunitario humano. Estudiando estas familias de genes de virulencia, los autores han determinado que la activación de un gen especifico, de los muchos posibles, está relacionada con la accesibilidad en su promotor, aunque también están implicados ARNs no codificantes.
"El reto ahora es aplicar esta misma técnica a otras etapas del ciclo de vida del parásito que son clave para la transmisión, como son el ciclo de desarrollo en el mosquito, y en lo que están trabajando ahora", ha apuntado la investigadora.
La malaria humana es una enfermedad devastadora. Más de medio millón de personas mueren al año, muchos de ellos niños en el África sub-sahariana, y su incidencia a nivel mundial es de entre de 200 y 300 millones de casos según la Organización Mundial de la Salud (OMS), lo que significa alrededor del 40 por ciento de la población del planeta.
Por ello es también mayor causa de pobreza. 'Plasmodium falciparum' es la especie de parásito más prevalente en este continente y la responsable de más muertes a nivel mundial. Pese a los avances en materia de investigación, en la actualidad no existe vacuna efectiva contra la malaria.