MADRID, 27 Nov. (EUROPA PRESS) -
El estado de ánimo de los adictos al trabajo es, en promedio, peor que el de otras personas, incluso cuando se dedican a la actividad que más les apasiona: su trabajo. La adicción al trabajo comparte muchas similitudes con otras adicciones, como el juego o el alcoholismo.
Esto es lo que se desprende de un estudio italiano publicado en el 'Journal of Occupational Health Psychology', realizado por Cristian Balducci, profesor del Departamento de Estudios de Calidad de Vida de la Universidad de Bolonia (Campus de Rimini), en colaboración con el doctor Luca Menghini de la Universidad de Trento y la profesor Paola Spagnoli de la Universidad de Campania 'Luigi Vanvitelli'.
El estado de ánimo negativo observado en los adictos al trabajo puede indicar niveles elevados de estrés diario y esto podría ser la causa del mayor riesgo para estos individuos de desarrollar agotamiento y problemas cardiovasculares. Además, considerando que los adictos al trabajo a menudo ocupan puestos de responsabilidad, sus efectos negativos son mayores.
"El estado de ánimo podría influir fácilmente en el de colegas y compañeros de trabajo. Esto plantea un riesgo que las organizaciones deberían considerar seriamente, interviniendo para desalentar comportamientos que contribuyan a la adicción al trabajo", señala profesor Balducci quien ha publicado el estudio en 'Journal of Occupational Health Psychology'.
La adicción al trabajo es un fenómeno bien conocido desde hace mucho tiempo: las personas que la padecen tienden a trabajar de forma excesiva y compulsiva. Se trata de una auténtica obsesión que afecta negativamente a la salud, al bienestar psicológico y a las relaciones con familiares y amigos.
Varios estudios indican que los adictos al trabajo suelen experimentar una sensación de malestar, a menudo acompañada de emociones negativas como hostilidad, ansiedad y culpa cuando no pueden trabajar tanto como desearían. Por otro lado, existen suposiciones contradictorias sobre los sentimientos que surgen en estas personas mientras trabajan.
Algunos estudios sugieren que los adictos al trabajo experimentan sentimientos de bienestar y satisfacción durante la jornada laboral, pero otras investigaciones indican que estas emociones positivas pasan rápidamente a un estado disfórico predominante caracterizado por irritación y depresión.
ADICCIÓN AL TRABAJO Y PLENITUD EMOCIONAL
Para arrojar luz sobre este aspecto, los investigadores involucraron en el estudio a 139 trabajadores a tiempo completo, en su mayoría empleados en actividades administrativas. En primer lugar se utilizó una prueba psicológica para evaluar el nivel de dependencia laboral de los participantes. Posteriormente, los académicos analizaron el estado de ánimo de los trabajadores y su percepción de la carga de trabajo utilizando una técnica conocida como 'método de muestreo de experiencias'.
Esto se hizo mediante una aplicación instalada en los teléfonos de los participantes, que les permitió enviar cuestionarios breves, aproximadamente cada 90 minutos, de 9 a 18 horas, durante tres días hábiles (lunes, miércoles y viernes).
"Los datos recopilados muestran que los trabajadores más adictos al trabajo tienen, por término medio, peor humor que los demás", afirma el profesor Balducci. Por tanto, añade, "no parece cierto que las personas adictas al trabajo obtengan más placer de su actividad laboral; más bien al contrario, los resultados parecen confirmar que, como en otras formas de adicción conductual y de sustancias, la euforia inicial da camino a un estado emocional negativo que impregna a la persona incluso en el trabajo".
Los resultados también demuestran que, a diferencia de otros trabajadores, los adictos al trabajo, en promedio, mantienen consistentemente un estado de ánimo más negativo a lo largo del día, sin variaciones significativas atribuidas al paso del tiempo o fluctuaciones en la carga de trabajo. Una disminuida reactividad del estado de ánimo ante estímulos externos implica un notable aplanamiento emocional, fenómeno bien reconocido en otro tipo de adicciones.
"Este elemento podría provenir de la incapacidad del adicto al trabajo para moderar la inversión laboral, lo que resultaría en una disminución significativa de las experiencias de desconexión y recuperación, y la consolidación paralela de un tono afectivo negativo", sugiere Luca Menghini, investigador de la Universidad de Trento y primer autor del estudio.
LAS MUJERES Y LA ADICCIÓN AL TRABAJO
Otro resultado interesante que surgió del estudio es el de las diferencias de género. De hecho, la relación entre la adicción al trabajo y el mal humor fue más pronunciada en las mujeres que en los hombres, lo que indica una mayor vulnerabilidad de las mujeres a la adicción al trabajo.
Los académicos sugieren que este fenómeno puede depender de un mayor conflicto de roles que experimentan las mujeres adictas al trabajo , atrapadas entre la tendencia interna a invertir demasiado en su trabajo y las presiones externas derivadas de expectativas de género aún profundamente arraigadas en nuestra cultura.
PELIGROS Y CONTRAMEDIDAS
Estos resultados advierten sobre los peligros de la adicción al trabajo. La adicción al trabajo puede tener importantes repercusiones negativas no sólo en las relaciones con familiares y amigos, sino también en el bienestar físico y psicológico. Las llamadas "enfermedades por exceso de trabajo" pueden agravarse hasta el punto de provocar la muerte por exceso de trabajo, un fenómeno que hoy en día tiene una casuística no despreciable.
"Las organizaciones deben enviar señales claras a los trabajadores sobre esta cuestión y evitar fomentar un clima en el que trabajar fuera del horario laboral y los fines de semana se considere la norma. Por el contrario, es necesario fomentar un entorno que desincentive la inversión excesiva y disfuncional en el trabajo , promoviendo políticas de desconexión, actividades formativas específicas e intervenciones de asesoramiento", concluye el profesor Balducci.