MADRID, 16 Ago. (EUROPA PRESS) -
Un 42 por ciento de los españoles se declara sedentario, según una encuesta de la Sociedad Española de la Obesidad (SEEDO). Son personas que han pensado en uno u otro momento en ponerse en forma; pero les cuesta empezar a hacer ejercicio físico de forma regular.
La falta de tiempo o la dificultad para organizar la agenda son algunas de las razones por las que abandonan esa idea. Las vacaciones de verano para muchos no son el mejor momento para empezar un reto como este, ya sea por las temperaturas o porque el ocio se asocia a otras actividades. Sin embargo, es cuando normalmente se tiene más tiempo libre y cuando una persona puede iniciarse de forma más relajada.
"El ser humano es un animal de costumbres, y cuando queremos cambiarlas por otras, hay una fuerza interna que nos lleva a los hábitos de siempre. Ahora que estamos iniciando el verano, la propuesta es no esperar a septiembre para hacernos con los nuevos propósitos de la temporada. Podemos iniciar ahora este cambio y en septiembre solo debemos seguir haciéndolos e integrarlos dentro de las rutinas diarias y con una correcta gestión del tiempo", explica Jaume Martí, psicólogo deportivo y profesor colaborador del máster de Alimentación en la Actividad Física y el Deporte de los Estudios de Ciencias de la Salud de la UOC.
En esta línea se expresa también el experto en fisiología del deporte Jerónimo Aragón, profesor colaborador del mismo máster de los Estudios de Ciencias de la Salud de la UOC. "Aunque ponerse en forma es una carrera de larga distancia, durante las vacaciones se puede empezar por ejercicios más bien tranquilos, y de cara a septiembre añadir más carga o intensidad a la hora de hacer deporte", aconseja.
Por ejemplo, explica Aragón, si el sitio de veraneo es la playa, se pueden dar paseos, jugar a palas de forma recreativa, alquilar una tabla de paddle surf o un kayak para dos personas, entre otros. En cuanto a la montaña, no hace falta complicarse demasiado, con realizar largas caminatas de más de 2 horas en un terreno aceptable es suficiente.
Y en cambio, si estamos en una ciudad de vacaciones, con hacer turismo durante todo el día, que es lo que tradicionalmente hacemos, es suficiente. En cuanto a la frecuencia, cada día hay que hacer un poco de deporte.
A estos consejos, Martí añade otros para engancharse a la actividad física:
- Empezar el día con actividad física y no dejarlo para el final de la jornada, para evitar la pereza.
- Evitar la improvisación, muy habitual en vacaciones. Es aconsejable ponerse unas rutinas asumibles de andar o correr, aunque sean 10 o 20 minutos.
- Hacer actividades que se realizan habitualmente en el día a día, pero con mayor intensidad. Es decir, ir a paso más ligero cuando se va a comprar el periódico, la comida, visitar a alguien, entre otros. Hay que sudar, aunque sea un poco.
- Al visitar una ciudad, población o lugar de veraneo, hacerlo como un auténtico turista y andar o montar en bicicleta en lugar de coger el coche o transporte público.
- Dependiendo de la edad y del estado físico, se puede practicar o iniciarse en algún deporte, siempre de forma moderada, controlada y divertida.
- Si se está cerca del mar o de una piscina, hacer unos 20 minutos de natación. Todo esto, acompañado de una buena nutrición y, sobre todo, hidratación.
Aragón advierte de que debe tenerse en cuenta con qué temperatura se hace deporte: "Si no se tienen horas disponibles para practicarlo con temperaturas adecuadas, entonces agosto no es el mejor momento para iniciarse".
El experto remarca que en el deporte hay tres pilares fundamentales: el entrenamiento, el descanso y la dieta. "La dieta y la hidratación, y aún más en estas fechas, son muy importantes. Primero, porque en verano hacemos muchos excesos y, en segundo lugar, por las altas temperaturas que llegan a nuestro cuerpo cuando realizamos deportes en estas fechas. Hay que hacer deporte en un horario en que la temperatura no sea muy elevada (por la mañana o tarde) y siempre debemos tener una botella de agua para podernos hidratar", concluye.