Esperanza Dongil, psicóloga experta en emergencias: "La navidad puede ayudar a los niños que han sufrido la dana"

Archivo - Dos personas entre escombros en Sedaví, a 5 de noviembre de 2024, en Valencia, Comunidad Valenciana (España). Hoy, se cumple una semana desde que la DANA arrasara la Comunitat Valenciana. Hasta el momento, hay 211 víctimas mortales y cuantiosos - ROBER SOLSONA - EUROPA PRESS - ARCHIVO

   MADRID, 18 Dic. (EDIZIONES) -

   Los niños valencianos han vuelto a la escuela y se acercan unas Navidades diferentes a las que acostumbraban. ¿De qué manera la DANA les ha podido pasar factura en el corto plazo?¿Cuál puede ser el impacto a nivel psicológico futuro? ¿Les pasará factura?¿Cómo ayudarles? ¿La Navidad les va a ayudar en este sentido?

   Para resolver todas estas cuestiones charlamos en Europa Press Infosalus con Esperanza Dongil, psicóloga de emergencias y principal autora de la 'Guía de ayuda psicológica para niños, niñas, y adolescentes afectados por la DANA', publicada por el Colegio Oficial de la Psicología de Madrid y la Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés (SEAS).

   Le pedimos a esta experta que nos explique cuál es la mejor manera en la que estos menores afectados por la DANA pueden vivir la Navidad, ya que en muchos casos puede representar una época difícil. "En estos casos la Navidad también puede representar una oportunidad para que los menores no pierdan la ilusión y se les debe ayudar a que la sigan teniendo. La Navidad se puede adaptar a circunstancias de cada casa y puede ayudar a que los menores tengan sentido de continuidad, y a ellos les ayuda observar el sentido de la unidad que se da entre los mayores", subraya.

   Así, insiste en que, a pesar de las circunstancias, sí que la Navidad puede tener efectos beneficiosos para los niños: "Si no se puede tener un árbol como antes, lo importante es explicarles qué va a pasar, cómo lo vamos a celebrar este año, si no se puede tener árbol como otros años va a ser una planta, se puede construir de cartón, adornar con papel. Echar mano de la creatividad, además, les encantará, así como participar de la tarea. Lo importante es lo que simbolice ese acto".

   A su vez, sostiene Dongil que se puede adaptar la celebración de la Navidad, de manera que siempre que los niños tengan armonía, una sensación de tranquilidad transmitida por sus figuras de referencia, haya cierto orden y armonía, esto puede ser, según defiende, "bueno y útil para estos menores afectados por la DANA".

   Aquí también juega un papel relevante la vuelta a la escuela, igualmente beneficiosa para estos menores, y a dos bandas, tal y como precisa esta psicóloga experta en emergencias porque, por un lado, dice que volver a la escuela les permite recuperar la rutina, organizarse mejor el tiempo, les ofrece esa estabilidad perdida por la catástrofe; al mismo tiempo que cree que beneficios el que el colegio suele tener más recursos que en casa para que ellos expresen sus emociones a través del juego, practicando algún ejercicio, con actividades creativas. "Les puede ayudar a procesar sus emociones y justo ahora que se acerca la Navidad", agrega.

   Precisamente, Esperanza Dongil es coordinadora de la Comisión Estrés Postraumático y Malos Tratos en Sociedad Española de Ansiedad y Estrés (SEAS), y miembro del Colegio de Psicólogos de Valencia. Cuenta con una dilatada experiencia en el grupo de catástrofes de la Comunidad valenciana, y participó en 2006 en el accidente de metro de Valencia, atendiendo a familiares de fallecidos.   

CÓMO LA DANA HA PODIDO AFECTARLES

   ¿De qué manera la DANA ha podido afectar psicológicamente a los menores víctimas de esta catástrofe natural? Cuenta esta experta que las repercusiones psicológicas pueden variar en función de la intensidad de la experiencia, y cada afectado lo ha podido vivir a un nivel distinto. "En el corto plazo se pueden producir unas primeras reacciones de shock, de paralización, mucho miedo, confusión, y una gran conmoción", apostilla.

   En cualquier caso comenta que, aunque se haya estado muy expuesto directamente al trauma y a la catástrofe, sí hay factores protectores sobre los menores, como el hecho de contar con apoyo de otras personas, o el hecho de haber sido rescatado. "Pueden tener un efecto benefactor en los niños y en los adultos porque disminuye la vulnerabilidad a desarrollar problemas emocionales futuros", mantiene Dongil.

   Luego, dice que el hecho de que sea una catástrofe comunitaria, donde se han visto implicadas muchas personas, tiene efecto benefactor porque hay un mayor reconocimiento social, y el ver que otros niños están igual que nosotros, otras familias, da sensación de unión, de acogimiento, "y esto puede hacer que esos primeros efectos psicológicos se atenúen".

CONSECUENCIAS EN EL LARGO PLAZO

   Esta experta mantiene que, en el largo plazo, en la aparición de posibles consecuencias influirá el apoyo social y familiar que perciban los niños, la situación concreta de cada familia, o el si ha habido pérdidas materiales, pero también familiares.

   "Normalmente, ante eventos de esta envergadura, lo habitual es el trastorno de estrés postraumático. Pero en los adultos y niños son diferentes síntomas, y en menores de 6 años están en estado de alerta constante, con mucha reactividad fisiológica, mostrando rabietas o enfado", agrega.

   Mientras, en los más mayores apunta que pueden haber recuerdos intrusivos que vienen a la memoria una y otra vez, como flashbacks, o pesadillas en el sueño; al tiempo que podrían desarrollar fobias, aunque no es necesario, así como miedo persistente a que pasen cosas malas, e incluso en el peor de los casos problemas relacionados con el apego, si las circunstancias son extremadamente adversas en el sentido de que tengan que ser trasladados a otra ciudad, o se deban dejar a cargo de familiares que no conozcan.

   "Todo esto no tiene por qué si los niños se sienten protegidos, seguros, y sobre todo si disponen del cariño suficiente. Así pueden salir ilesos perfectamente de una situación como ésta. No hay nada determinante. En la respuesta humana ante los traumas no se puede asegurar fehacientemente que alguien que vive una situación como ésta va a desarrollar una situación de estrés postraumático con seguridad", avisa esta psicóloga.

CÓMO AYUDARLES

   Con ello, Esperanza Dongil sostiene que no todos los menores afectados por la DANA tienen por qué ir al psicólogo, "ya hay profesionales de ayuda desplazados a las zonas afectadas", ni tampoco todos lo necesitan.

   Funciona muy bien en este sentido, "y es lo que los niños más necesitan", el apoyo de sus figuras de referencia, generalmente sus padres: "Cuando en estos observan que están tranquilos, o que guardan la calma ante situaciones difíciles, ellos tienden a adoptar esos comportamientos. Lo más importante es que los menores se sientan seguros, protegidos, y queridos. La máxima seguridad está representada por sus padres, o por los adultos o figuras de referencia que estén acompañando a los menores. Esto les ayuda a prevenir muchas secuelas psicológicas futuras".

   También aboga esta experta de la SEAS por explicarles lo que ha pasado de la forma más sencilla posible, adaptándolo a su nivel de compresión; así como el mantener algunas rutinas; o bien el permitirles otras actividades, que jueguen, lean, dibujen, o bien el escucharles cuando hay dudas. "Tranquilizarles diciéndoles que es normal estar tristes o con miedo, normalizar lo que sienten, además de evitar sobreexponer a más imágenes testimonios o conversaciones relacionadas con lo pasado suele ayudar en estos casos", agrega Dongil.

QUÉ NO DECIRLES

   En este contexto, esta psicóloga subraya que algo que hay que intentar evitar, aunque no nos demos cuenta, es el culpar a otros de la catástrofe en presencia de los menores porque se sabe que si un acontecimiento traumático ha sido provocado por un ser humano se aumenta el riesgo de desarrollar trastornos y el impacto del acontecimiento es mayor. "A todos nos hace más vulnerables el saber que un acto semejante ha sido previamente deliberado, y que ha sido llevado a cabo por un grupo de personas con el objetivo de hacer daño", remarca.

   Igualmente, la miembro de SEAS cree que ante estas situaciones se debe evitar hacer comparaciones con otros menores; no dar esos mensajes de que 'ahora eres el hombre o la mujoer de la casa'; no intentar ocultar la verdad para protegerlos porque les puede abrir más preguntas y desprotegerles; no usar eufemismos; no decir que determinada persona que ha fallecido por culpa de la catástrofe 'se ha ido a dormir o está de viaje y no sabemos cuándo volverá'.

   "Nunca se deben minimizar sus sentimientos y si lloran no decirles que hay que ser valiente y que no queremos verles llorar porque podemos hacerles sentir más pequeños o avergonzados, así como comentarios que pudiera hacerles sentir responsables de lo sucedido. Sobre todo, lo idóneo, es transmitirles siempre confianza, seguridad, cariño, porque va a funcionar siempre", insiste Esperanza Dongil.

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