MADRID, 11 Mar. (EUROPA PRESS) -
Alrededor de 1,5 millones de hombres sufren de incontinencia urinaria en España, según el Observatorio Nacional de la Incontinencia (ONI), que revela como hasta el 86 por ciento de estos afectados teme al rechazo social y limita sus actividades públicas por este motivo.
Con motivo del Día Mundial de la Incontinencia Urinaria que se celebrará el próximo 14 de marzo, esta entidad reconoce que el 41 por ciento de los afectados asocia esta patología a la edad y la asume como algo normal con lo que tendrá que convivir día a día.
El problema es que esto acaba afectando "en gran medida" a su calidad de vida, según admiten el 64 por ciento de los afectados, al afectar a su vida social y laboral y acabar perjudicando a su nivel psicológico.
Las principales razones son la vergüenza a admitir su problema y el miedo a sufrir escapes repentinos en público, afectando gravemente a su autoestima. Algunos expertos aseguran que en ciertos casos la incontinencia urinaria incluso puede llegar a provocar ansiedad o depresión.
Además, el ONI reconoce que la problemática de la incontinencia urinaria afecta de forma distinta a hombres y mujeres. De este modo, mientras que la población femenina trata y asume la incontinencia urinaria de manera mucho más natural (las mujeres hablan entre ellas del tema y lo consultan más habitualmente con su médico).
LA INCONTINGENCIA URINARIA ES PARA LOS HOMBRES MÁS TABÚ
Sin embargo, los hombres perciben esta enfermedad como un tema mucho más tabú que mina en mayor medida su autoestima, al ser más difícil de disimular. Para los varones, sufrir este problema supone grandes daños en su autoestima y los especialistas podemos, a través del tratamiento adecuado, ayudarles a paliar este problema", ha reconocido Juan Ignacio Martínez-Salamanca, del Hospital Universitario Puerta de Hierro-Majadahonda y del Centro de Urología Médico-Quirúrgico (CUMQ).
Sin embargo, la vergüenza y la baja tasa de consultas fomentan el desconocimiento sobre las posibles soluciones que existen frente a esta disfunción urinaria, de ahí que los especialistas recuerdan que existen tratamientos adecuados cuando se detecta el problema.
De hecho, en la mayoría de los casos ni siquiera es necesario un ingreso hospitalario ya que las mallas o cabestrillos quirúrgicos, que cuentan con un 90 por ciento de efectividad, ayudan a reposicionar la uretra permitiendo recuperar el control de la vejiga.
Además, también existe la posibilidad de insertar un esfínter urinario artificial que se compone de mecanismo "sencillo" con un manguito ajustado alrededor de la uretra, un balón reservorio y una bomba colocada en el escroto que permite retener la orina y controlar su expulsión.
"Hoy en día existen técnicas muy seguras y poco invasivas que ayudan a los pacientes afectados a recobrar el control de su vejiga y a volver a llevar una vida normal", ha concluido Martínez-Salamanca.