El estrés conyugal se relaciona con una peor recuperación tras un infarto

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Publicado: miércoles, 2 noviembre 2022 8:06


MADRID, 2 Nov. (EUROPA PRESS) -

El estrés matrimonial entre los adultos más jóvenes (de 18 a 55 años) se relacionó con una peor recuperación después de un ataque cardíaco, según una investigación presentada en las Sesiones Científicas 2022 de la Asociación Americana del Corazón. Ese impacto negativo no cambió sustancialmente después de considerar los factores demográficos y socioeconómicos, como la educación, el empleo, los ingresos y el estado del seguro médico.

"Los profesionales de la salud deben ser conscientes de los factores personales que pueden contribuir a la recuperación cardíaca y centrarse en orientar a los pacientes hacia recursos que les ayuden a gestionar y reducir sus niveles de estrés", señala el autor principal del estudio, el doctor Cenjing Zhu, candidato a doctor en el departamento de epidemiología de enfermedades crónicas de la Escuela de Salud Pública de Yale, en Estados Unidos.

Estudios anteriores han descubierto que el estrés psicológico y social puede conducir a una peor recuperación de las enfermedades del corazón. Aunque estar casado o en pareja se ha relacionado con un mejor pronóstico de salud y de la enfermedad cardíaca, lo que no estaba claro es si el estrés experimentado en un matrimonio o en una relación romántica (estrés marital) puede afectar a la recuperación después de un ataque cardíaco, específicamente entre los adultos más jóvenes, y de qué manera.

Zhu y sus colegas compararon la recuperación un año después de un ataque cardíaco con el estrés marital autodeclarado. Los participantes en el estudio fueron 1.593 adultos tratados por un ataque al corazón en 103 hospitales de Estados Unidos (situados en 30 estados del país), que se inscribieron en otro estudio llamado VIRGO, entre 2008 y 2012. Todos los participantes estaban casados o formaban parte de una pareja comprometida en el momento de su infarto. Los participantes tenían una edad media de 47 años y entre ellos había 1.199 (75,3%) adultos blancos, 205 (12,9%) adultos negros, 109 (6,8%) adultos hispanos y más de dos tercios eran mujeres.

Para medir el estrés conyugal, al mes de sufrir el infarto, los participantes completaron un cuestionario de 17 ítems denominado Escala de Estrés Conyugal de Estocolmo (una escala previamente desarrollada y probada en pacientes cardíacas de edad avanzada en Estocolmo, Suecia, que evalúa los factores de estrés conyugal, incluida la calidad de la relación emocional y sexual con el cónyuge o pareja). Los investigadores clasificaron a las participantes en función de sus respuestas al cuestionario en tres grupos: estrés marital ausente/leve, estrés marital moderado o estrés marital grave.

A continuación, se realizó un seguimiento de los participantes durante un año. Zhu y sus colegas utilizaron una escala de puntos para evaluar el modo en que la salud física de los participantes había limitado sus actividades de la vida diaria, el dolor corporal y la valoración de la salud percibida. El componente de salud mental evaluó el bienestar mental y la interacción social de los participantes. Tanto la puntuación de estrés como la de salud física/mental fueron autodeclaradas por los participantes en el estudio. Los datos del hospital se utilizaron para evaluar la elegibilidad de los participantes en el estudio y los datos de readmisión.

El análisis de los resultados de la encuesta comparados con los registros de hospitalización indica que los participantes que informaron de niveles graves de estrés obtuvieron más de 1,6 puntos menos en salud física y 2,6 puntos menos en salud mental en una escala de 12 ítems. Además, los que informaron de niveles de estrés severos reportaron casi 5 puntos menos en la calidad de vida en general, y 8 puntos menos en la calidad de vida cuando se mide por una escala específicamente diseñada para los pacientes cardíacos.

Los participantes que informaron de un estrés marital severo tenían un 67% más de probabilidades de informar de dolores en el pecho que las personas con un estrés marital leve o nulo y la probabilidad de reingreso en el hospital por cualquier causa aumentó en casi un 50% entre los que declararon un estrés marital grave. En sus respuestas a la encuesta, más mujeres que hombres declararon estrés marital severo: casi 4 de cada 10 mujeres declararon estrés marital severo frente a 3 de cada 10 hombres.

Todos los resultados del estudio se mantuvieron después de tener en cuenta el sexo, la edad y la raza o el origen étnico; aunque la fuerza de la asociación se redujo después de incluir en el análisis los factores socioeconómicos, como la educación, los ingresos, el empleo y el estado del seguro médico, el vínculo siguió siendo estadísticamente significativo.

"Nuestros resultados apoyan que el estrés experimentado en la vida cotidiana, como el estrés marital, puede afectar a la recuperación de los adultos jóvenes después de un ataque al corazón. Sin embargo, otros factores estresantes, además del estrés conyugal, como la tensión financiera o el estrés laboral, también pueden influir en la recuperación de los adultos jóvenes, y la interacción entre estos factores requiere más investigación", señala Zhu.

"Los esfuerzos futuros deben considerar la detección de los pacientes para el estrés cotidiano durante las citas de seguimiento para ayudar a identificar mejor a las personas con alto riesgo de baja recuperación física/mental o de hospitalización adicional --sugiere--. Un modelo de atención holística basado tanto en factores clínicos como en aspectos psicosociales puede ser útil, especialmente para los adultos más jóvenes después de un ataque al corazón."

Nieca Goldberg, voluntaria experta de la Asociación Americana del Corazón y profesora clínica asociada de medicina en la Facultad de Medicina Grossman de la Universidad de Nueva York y directora médica de Atria NY, resalta que "este estudio pone de relieve la importancia de evaluar la salud mental de los pacientes cardíacos y es coherente con estudios anteriores que muestran una mayor carga de estrés marital en la salud de las mujeres".

Según apunta, "un enfoque integral del cuidado de los pacientes cardíacos que incluya la salud física y mental puede transformar la atención de los pacientes cardíacos, pasando del cuidado de un órgano a la salud global del paciente. El sistema de atención sanitaria debería apoyar la evaluación clínica de la salud física y mental, ya que eso puede conducir a mejores resultados y a vidas más saludables para nuestros pacientes".

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