Estres
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Actualizado: miércoles, 4 octubre 2017 8:54

   MADRID, 4 Oct. (EUROPA PRESS) -

   Estar bajo estrés disminuye nuestra capacidad de predecir nuevos peligros a los que nos enfrentamos, según ha descubierto un equipo de investigadores en Psicología de la Universidad de Nueva York, en Estados Unidos. Su trabajo, que se publica en 'Proceedings of the National Academy of Sciences', va en contra de la visión convencional de que el estrés aumenta nuestra capacidad de detectar y adaptarse a estas fuentes cambiantes de amenaza.

   "El estrés no siempre aumenta la percepción del peligro en el medio ambiente, como se supone a menudo --apunta la autora principal del estudio, Candace Raio, investigadora postdoctoral de la Universidad de Nueva York--. De hecho, nuestro estudio muestra que cuando estamos bajo estrés, prestamos menos atención a los cambios en el medio ambiente, potencialmente poniéndonos en mayor riesgo de ignorar nuevas fuentes de amenaza. Como resultado, el estrés puede reducir la flexibilidad de nuestras respuestas a las amenazas impidiendo cómo de bien rastreamos y actualizamos las predicciones de circunstancias potencialmente peligrosas".

   Aunque el aprendizaje para predecir las amenazas en nuestro entorno es fundamental para la supervivencia, señalan los autores del estudio, es igualmente importante ser flexible para controlar estas respuestas cuando nuevas fuentes de amenazas cambian, por ejemplo, de un automóvil que se aproxima a un patinador fuera de control.

   Para probar nuestra capacidad de aprender a actualizar con flexibilidad las respuestas a las amenazas bajo condiciones estresantes, los investigadores llevaron a cabo una serie de experimentos centrados en el "acondicionamiento de amenazas pavloviano". Aquí, los sujetos vieron imágenes en una pantalla de ordenador, en la que se combinó la aparición de algunas imágenes con un leve choque eléctrico en la muñeca, que sirvió de "señal de amenaza", mientras que otras imágenes nunca fueron emparejadas con un choque.

DÉFICIT DE APRENDIZAJE EN LAS PERSONAS SOMETIDAS A ESTRÉS

   Un día después, se sometió a la mitad de los participantes a un procedimiento de laboratorio diseñado para inducir el estrés, en el que se les puso el brazo en un baño de agua helada durante unos minutos, lo que elevó dos hormonas de estrés conocidas (alfa-amilasa y cortisol). Más tarde, todos los sujetos del estudio repitieron el procedimiento de condicionamiento de la amenaza, pero esta vez los resultados de la señal cambiaron: la señal de amenaza anterior ya no predijo el 'shock', sino que lo hizo la señal anteriormente segura.

   Mientras los sujetos veían las imágenes, los científicos recogieron las respuestas de excitación fisiológica para medir cómo los individuos anticipaban el resultado de cada señal. En el segundo día del experimento, era menos probable que el grupo de estrés cambiara sus respuestas a las amenazas (las visuales anteriormente seguras que ahora estaban emparejadas con los 'shocks') que el grupo de control, una indicación de que el estrés perjudicaba su capacidad para ser flexible en la detección nuevas amenazas.

   Específicamente, los participantes bajo estrés mostraron una menor respuesta fisiológica a la nueva señal de amenaza, lo que sugiere que no cambiaron completamente su vinculación con esta señal de segura a amenazante. Los autores aplicaron entonces un modelo de aprendizaje por ordenador para entender mejor cómo el estrés afecta a la flexibilidad en la toma de decisiones, que reveló un déficit de aprendizaje para los indiviudos sometidos a la condición de estrés, lo que resultó en una tasa de aprendizaje más lenta.

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