MADRID, 10 Mar. (EDIZIONES) -
Este SARS-CoV-2 no solo nos está atacando a nuestro sistema inmune, también lo está haciendo a nuestra salud mental y psicosocial. Las condiciones que vivimos hoy en día hacen que todos tengamos más estrés del que ya de por sí teníamos, aunque parezca mentira. Vamos a conocer cuáles son sus consecuencias para nuestra salud y cómo identificarlas.
"Ahora tenemos todos más estrés que antes. Por un lado, intentamos atender todas las demandas, mientras que por el otro nos encontramos más cansados, y cada vez más, y con múltiples reacciones emocionales, ansiedad de no llegar a las cosas, tristeza por las pérdidas, o enfado porque esto me va a perjudicar, por ejemplo", advierte en una entrevista con Infosalus el profesor Antonio Cano, expresidente de la Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés (SEAS), catedrático de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid, y psicólogo clínico.
Eso sí, quiere lanzar un mensaje positivo: podemos aprender a mejorarlo, que todo esto en el fondo no hay que tratarlo como trastornos mentales, sino problemas de la vida que nos vienen mal dados, y que podemos aprender a mejorar con información, como la que nos aportan este tipo de artículos.
QUÉ ES EL ESTRÉS
Según explica Cano Vindel, el estrés es un mecanismo adaptativo que nos permite "estirar nuestros recursos" para tratar de atender a todas nuestras demandas. "Por otro lado, no somos una máquina que podamos estirar indefinidamente esa sobreactivación porque nos agotamos, y pueden florecer las reacciones emocionales, la ansiedad, la tristeza, la ira o la depresión, que si no las sabes manejar tiran de ti hacia abajo", avisa.
Así, insiste en que es normal que sintamos estrés antes, pero también ahora en pandemia. "Forma parte de la vida, incluso las plantas tienen estrés", asegura este psicólogo clínico. "Cuando tenemos una gripe estamos muy cansados y agotados aunque estemos de baja, pero también tenemos estrés cuando tenemos que hacer muchas cosas a la vez. Las demandas de la casa y de la familia, que lo haces renunciando a tu ocio, al descanso, a tu vida social, pero esto se puede hacer un tiempo, no toda la vida se puede estar rindiendo al 150%", sostiene Cano Vindel.
De ahí que alerte de que en un momento dado este estrés mantenido se pueda convertir en algo patológico, especialmente si llevas mucho tiempo tratando de responder a todas las demandas y haciendo un sobreesfuerzo agotador: "Cuando llevas mucho tiempo de estrés y con un nivel muy alto entonces aparecerán muchas reacciones emocionales como ansiedad, irritabilidad, tristeza, depresión, mucho cansancio por el esfuerzo que haces".
En un principio aportamos más rendimiento, pero a la larga este cae, según añade el catedrático de Psicología, y van a aparecer somatizaciones, síntomas físicos como problemas de piel, digestivos, de dolor, por exceso de tensión y de esfuerzo, que están asociados con el estrés, problemas físicos que han sobrevenido por el sobresfuerzo hecho y "que tenderán a ir mejorando si paras, porque si no empeorarán", subraya.
Ahora bien, este psicólogo clínico afirma que el estrés tiene consecuencias buenas porque permite llegar a más sitios, estirar tus recursos, tener un mayor rendimiento, pero hasta cierto punto, el momento en el que tengamos esas somatizaciones físicas que estamos mencionando, "malestar por mi estado emocional, sensación de pérdida de control, de que estamos muy cansados, y con mucho malestar psicológico, el no poder parar de darle vueltas a las cosas, que es algo agotador".
Nuestro cuerpo frente al estrés, según prosigue, reacciona activando el eje del estrés, formado por una serie de estructuras en nuestros sistemas nervioso-endocrino, que van recorriendo nuestro cuerpo. "Este eje cuando se activa produce más neurotransmisores que van al sistema nervioso autónomo, el que regula automáticamente muchas funciones de nuestro organismo. El estrés pone en marcha una serie de neurotransmisores que activan las funciones reguladas por sistema nervioso autónomo, como aumentar o disminuir la tasa cardiaca, la humidificación de tejidos, funciones digestivas; en definitiva, el estrés produce cambios en nuestro organismo que son más adaptativos", describe.
SÍNTOMAS DE QUE PODEMOS SUFRIR ESTRÉS
Con ello, insiste en que hay una gran variedad de alteraciones somáticas que se producen por el estrés, por ejemplo, algunas personas tienen dolor de cabeza o alteraciones menstruales, o problemas sexuales, o problemas digestivos, entre otros. "Pensemos que el estrés y las emociones están muy relacionados con las funciones vitales como pueda ser comer, la sexualidad, las funciones ejecutivas para pensar y decidir, las funciones de movilidad, del sueño", añade.
Eso sí, advierte de que no a todo el mundo le pasan mismos síntomas y por ejemplo hay personas que cuando tienen mucho estrés presentan hipertensión arterial, mientras que en otras producen dermatitis en la piel, se les cae más el pelo, a otras personas se les cierra el estómago o por el contrario comen más, otras problemas intestinales, entre otras afecciones.
"Realmente el estrés puede producir una gran variedad de problemas físicos, mentales, conductuales, de rendimiento y cada persona tiene los suyos. Pero lo que nos ha enseñado la pandemia es que nadie se libra y todo el mundo tiene estrés y que todo el mundo se ve afectado por la nueva situación que estamos viviendo en los dos últimos años. Todos tenemos la misma capacidad de reacción y de aprender de esos problemas. (*) Y en caso de necesitar ayuda siempre pedirla", subraya el también catedrático de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid.
Precisamente, Cano Vindel es el investigador principal del Proyecto PsicAP (Psicología en Atención Primaria), sobre la aplicación de terapias psicológicas en los servicios de Atención Primaria para el tratamiento de los pacientes con trastornos emocionales que acuden a este nivel asistencial.
Sus resultados fueron publicados el año pasado en 'Psychological Medicine', según revela este experto: "En solo siete sesiones de terapia psicológica el 70% de los pacientes con síntomas de trastornos ansiedad y de depresión, pueden resolver sus problemas de ansiedad según hemos constatado en este trabajo. Normalmente se les dan antidepresivos en la Atención Primaria y este trabajo también ha demostrado que con este tratamiento habitual solo remiten un 20% de casos".