Un estudio del IBSAL detecta un aumento del riesgo de suicidio en niños y adolescentes tras la pandemia

Autores del estudio - IBSAL

SALAMANCA 3 Feb. (EUROPA PRESS) -

Investigadores del Instituto de Investigación Biomédica de Salamanca (IBSAL), la Universidad de Salamanca y el Complejo Asistencial Universitario de Salamanca han evaluado la evolución del riesgo de suicidio en niños y adolescentes en el servicio de Urgencias tras la pandemia y los resultados arrojan un aumento en 2022 respecto a 2019.

El estudio, liderado por el doctor Jesús Pérez Sánchez-Toledo desde el grupo PRevención e INtervención Temprana en Salud Mental (PRINT) del IBSAL, y publicado en la revista de alto impacto Healthcare, revela, entre otros datos, que las conductas suicidas en esta población se multiplicaron por cuatro en diciembre de 2022 en comparación con los tiempos previos a la covid-19, y es posible que sigan aumentando.

En concreto, de los 316 menores de 18 años que fueron vistos por los servicios de psiquiatría de guardia en el hospital de Salamanca durante los tres periodos de tiempo, 78 fueron atendidos en 2019, 98 en 2021 y 140 en 2022, lo que muestra esta demanda creciente de la atención urgente en la salud mental infantojuvenil, tal y como ha señalado el IBSAL en un comunicado recogido por Europa Press.

De todos los pacientes atendidos, con una edad media de 15 años y con un porcentaje de mujeres que duplica al de hombres, la proporción de los que mostraron ideación suicida aumentó significativamente cada año: más de la mitad expresaron estos pensamientos en 2022 cuando en 2019 este porcentaje fue un 25 por ciento. Y si se habla de cifras totales, 79 pacientes presentaron riesgo de suicidio en el último año analizado frente a los 19 que lo hicieron en la prepandemia, es decir, cuatro veces más.

Y aunque este aumento no fue tan abultado en las conductas de autolesión, casi el 48 por ciento de los pacientes atendidos en urgencias en 2022 se habían autolesionado frente al 33 por ciento registrado tres años antes.

Como ha indicado el doctor Jesús Pérez, este trabajo, que no ha incluido los datos relativos al año 2020 dadas las dificultades para rastrearlos durante la crisis de salud pública vivida, arroja "una subida exponencial" de la atención de menores con ideas suicidas, y "aunque hemos utilizado la pandemia como referencia, no sabemos si esta tendencia ya venía de antes o se ha acelerado, y si responde a los nuevos hábitos de la juventud relacionados, entre otros factores, con el uso equívoco de redes sociales y el fácil acceso a información no deseable", ha indicado.

Esto explicaría, además, fenómenos cada vez más prevalentes en España como las autolesiones, que, como expone el investigador principal del estudio, "estaban más extendidas en Reino Unido hace años cuando en España eran algo puntual, pero ahora ya estamos a la misma altura tras poderse haber producido un proceso de contagio cultural debido al inmediato acceso a la información o a las modas de cualquier país".

OTROS DOS PROYECTOS DE INVESTIGACIÓN EN MARCHA

En la misma línea, Ana Maciá-Casas, médico psiquiatra del Equipo de Salud Mental infanto-juvenil de Salamanca y primera autora de este estudio, ha asegurado que, aunque esta tendencia creciente en torno a las ideas suicidas ya se ha visto en otros trabajos, también en adultos, "tras la pandemia se ha disparado".

Ello pudiera deberse a "múltiples factores socioeconómicos asociados que repercuten a nivel psicológico, ya no solo en los niños y adolescentes, sino también en sus familias". Según su experiencia clínica, y a falta de analizar los datos de 2023 de los menores atendidos en urgencias por problemas de salud mental, la situación no ha mejorado, y "esto es solo la punta del iceberg".

Con todo, el artículo publicado concluye que se necesita más investigación para comprender los factores involucrados en esta tendencia ascendente sostenida, que puede estar relacionada con el impacto de la pandemia en nuestras poblaciones más jóvenes o verse agravada por éste. "Esta comprensión debería ayudarnos a desarrollar ajustes en los sistemas de atención sanitaria para prevenir un mayor deterioro de la salud mental de más niños y jóvenes", añade el estudio.

Para contribuir a ello, el grupo PRINT del IBSAL ya tiene en marcha otros dos proyectos de investigación a nivel nacional e internacional, que, junto con el anterior estudio, forman parte de la tesis doctoral de Ana Maciá-Casas. El primero de ellos abordará si también existe un incremento en el uso de psicofármacos en la población infanto- juvenil durante los últimos cinco años. Para abordarlo, propondrán un estudio con datos de BIFAP (Base de datos para la Investigación Farmacoepidemiológica en el Ámbito Público) de la AEMPS (Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios).

El objetivo es dilucidar si esos medicamentos están indicados para este colectivo o si se prescriben porque no hay otras opciones de tratamiento no farmacológico accesibles. El segundo trabajo revisará cómo los sistemas sanitarios de todo el mundo se están adaptando a este nuevo escenario y de qué manera ese conocimiento se puede aplicar en Salamanca o en el resto del territorio nacional.

"En España todavía no existe una estrategia nacional contra el suicidio, y ya es la primera causa de muerte entre los jóvenes", han afirmado los investigadores, quienes apuntan a la prevención y al tratamiento precoz como claves fundamentales para abordar este problema, mucho más teniendo en cuenta que detrás pueden subyacer trastornos mentales graves.

"La mayoría de estas enfermedades empiezan a edades tempranas y la idea autolítica no suele ser algo aislado, sino que probablemente ya exista una patología subyacente. Cuando diagnosticamos esquizofrenia, trastorno bipolar o depresión grave y analizamos retrospectivamente, ya vemos como este trastorno se iba forjando desde edad temprana y quizá hubo una visita a algún dispositivo asistencial por posibles problemas emergentes de salud mental a la que no se le dio la suficiente importancia", han concluido.