MADRID, 20 Jul. (EUROPA PRESS) -
La proteína Arl8b aporta nuevos conocimientos sobre los mecanismos subyacentes a la enfermedad de Alzheimer y podría servir como marcador diagnóstico, según un estudio del Centro Max Delbrück (Alemania) publicado en la revista científica 'Genome Medicine'.
El Alzheimer se considera una enfermedad de la vejez, y a la mayoría de las personas se les diagnostica después de los 65 años. Pero, en realidad, la enfermedad empieza a desarrollarse muchos años antes de que aparezcan los síntomas.
Unas proteínas diminutas, conocidas como péptidos beta-amiloides, se agrupan en el cerebro formando placas. Estas placas provocan inflamación y acaban causando la muerte de las células neuronales.
Aún no está claro qué desencadena exactamente estos cambios patológicos. "Nos faltan buenos marcadores diagnósticos que nos permitan detectar con fiabilidad la enfermedad en una fase temprana o hacer predicciones sobre su curso", ha explicado uno de los responsables de la investigación, Erich Wanker.
Este científico y su equipo estudian cerebros con Alzheimer para comprender su proteoma, es decir, la interacción entre todas las proteínas implicadas en el inicio y el curso de la enfermedad.
En su nuevo estudio, los investigadores informan ahora sobre un nuevo actor en el proceso patológico. Su descubrimiento ayudará a los científicos a comprender los mecanismos subyacentes al Alzheimer y podría servir también como marcador para mejorar el diagnóstico.
Para analizar los cambios en el proteoma, el equipo de Wanker estudia ratones modificados genéticamente. Los ratones presentan cinco mutaciones que se dan en personas con enfermedad de Alzheimer familiar. Las placas de beta-amiloide se desarrollan en el cerebro de los ratones y los animales muestran síntomas típicos, como la demencia.
"Durante nuestros análisis, observamos que una proteína llamada Arl8b se acumulaba en los cerebros de los ratones, junto con las placas de beta-amiloide", ha detallado Annett Bddrich, autora principal del trabajo. Los investigadores también hallaron acumulaciones de la proteína en muestras cerebrales de pacientes de Alzheimer.
Arl8b está asociada a los lisosomas, orgánulos celulares que participan en la degradación de los cúmulos de proteína. Otro equipo de investigadores ha realizado recientemente un interesante descubrimiento en el gusano nematodo: el aumento de la producción de Arl8b puede degradar las placas, lo que reduce el daño a las células nerviosas.
Un estudio más detallado de Arl8b podría ser la clave para comprender mejor la enfermedad de Alzheimer, y podría proporcionar una nueva diana para las terapias.
Pero aún hay más: "Podemos demostrar que los pacientes de Alzheimer tienen una cantidad significativamente mayor de Arl8b en el líquido cefalorraquídeo que los controles sanos", afirma Bddrich. A diferencia del tejido cerebral, el líquido cefalorraquídeo es fácilmente accesible para estudios diagnósticos. "Esto significa que Arl8b es un candidato interesante como marcador diagnóstico", añade al respecto.
Sin embargo, el estudio sólo analizó un pequeño grupo de pacientes de Alzheimer, por lo que las expectativas deben mantenerse bajo control: "Es demasiado pronto para esperar una prueba diagnóstica", puntualiza Wanker.
No obstante, se muestra optimista: "Nuestro trabajo demuestra que la investigación proteómica puede aportar información crucial para identificar mecanismos y marcadores de la enfermedad y, por tanto, hacer avanzar la investigación. Además, esto no sólo se aplica al Alzheimer; también es relevante para otras enfermedades neurodegenerativas complejas como el Parkinson y el Huntington".