MADRID, 30 Jul. (EUROPA PRESS) -
Investigadores de Estados Unidos han evidenciado en un estudio, presentado en la Alzheimer's Association International Conference (AAIC) 2020, que los factores de riesgo del Alzheimer pueden ser visibles en la adolescencia.
Estos factores de riesgo, muchos de los cuales son desproporcionadamente evidentes en los afroamericanos, incluyen la presión arterial alta, colesterol alto y diabetes, así como factores sociales como la calidad de la educación.
"Al identificar, verificar y actuar para contrarrestar los factores de riesgo de Alzheimer que podemos cambiar, reducir los casos nuevos y, finalmente, el número total de personas con Alzheimer y otras demencias. Una investigación como esta es importante para abordar las inequidades en salud y proporcionar recursos que podrían tener un impacto positivo en la vida de una persona", han detallado los expertos.
Asimismo, en una población de más de 714 afroamericanos, los expertos encontraron que la presión arterial alta y la diabetes, o una combinación de múltiples factores relacionados con la salud del corazón, son comunes en la adolescencia y están asociados a una peor cognición al final de la vida. Los participantes del estudio eran adolescentes, adultos jóvenes y adultos hasta los 56.
Asimismo, la edad media en la evaluación cognitiva fue de 68 años. La cognición se midió utilizando pruebas en persona de memoria y función ejecutiva, y permitió observar que, en esta población de estudio, tener diabetes, presión arterial alta o dos o más factores de riesgo para la salud cardiaca en la adolescencia, la edad adulta temprana o la mediana edad se asoció con una cognición estadísticamente significativamente peor al final de la vida. Estas diferencias persistieron después de tener en cuenta la edad, el sexo, los años desde que se midieron los factores de riesgo y la educación.
Según los investigadores, estos hallazgos sugieren que los factores de riesgo cardiovascular ya en la adolescencia influyen en la salud cerebral en la edad avanzada en los afroamericanos. Por ello, han señalado que los esfuerzos para promover estilos de vida saludables para el corazón y el cerebro no solo deben incluir adultos de mediana edad, sino también adultos y adolescentes más jóvenes que pueden ser especialmente susceptibles al impacto negativo de la mala salud vascular en el cerebro.