MADRID, 5 Jul. (EUROPA PRESS) -
Se necesita una mayor concienciación, un mejor diagnóstico y un mejor tratamiento para reducir la carga que supone el trastorno de conducta por trastornos conductuales graves, según ha advertido un nuevo estudio de expertos dirigido por la Universidad de Bath (Reino Unido).
El trastorno de conducta suele aparecer en la infancia o la adolescencia y se caracteriza por un comportamiento antisocial y agresivo grave, que incluye la agresión física, el robo, los daños materiales y la violación de los derechos de los demás.
Su prevalencia se estima en alrededor del 3 por ciento en los niños en edad escolar y es una de las principales causas de ingreso en los servicios de salud mental de niños y adolescentes. Sin embargo, paradójicamente es uno de los trastornos psiquiátricos menos reconocidos o estudiados.
Lo que la evidencia muestra es que el trastorno de conducta está asociado con una carga individual, social y económica excepcionalmente alta. Su carga personal y de salud es siete veces mayor que la del trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), un trastorno mucho más conocido. Aunque es probable que los niños diagnosticados con TDAH también muestren signos de trastorno de conducta, muy pocos serán diagnosticados o recibirán tratamiento.
Este fracaso en abordar y tratar el trastorno de conducta en niños y adolescentes llevó a los investigadores a redactar este nuevo documento, publicado en la revista 'Nature Reviews', que pide una mayor conciencia de la patología y más fondos para mejorar la comprensión y capacidad para tratarlo. La revisión, una visión general completa de todos sus aspectos, su diagnóstico, manejo clínico e impacto a largo plazo, destaca las consecuencias negativas y los resultados en adultos que pueden ocurrir si no se diagnostica o trata correctamente.
En particular, revela la elevada carga de salud física y mental que pesa sobre los pacientes y sus familias. En los niños, el trastorno de conducta se asocia con un mayor riesgo de desarrollar TDAH, trastorno de oposición desafiante y trastornos del desarrollo del lenguaje; mientras que para los adolescentes, las comorbilidades pueden incluir depresión, ansiedad, alcohol y abuso de sustancias.
Hasta el 50 por ciento de las personas con trastorno de conducta desarrollan un trastorno de personalidad antisocial o límite en la edad adulta, junto con una conducta delictiva más grave y la participación en pandillas. Los investigadores también han concluido que los jóvenes con este trastorno tienen más probabilidades de tener hijos antes, con más embarazos no planeados, de volverse dependientes de los beneficios, de quedarse sin hogar o incluso de intentar suicidarse.