Estudio revela el tiempo de ejercicio que se necesita para reducir el riesgo de progresión de cáncer

Archivo - Pareja haciendo ejercicio en el salón de su casa. - ISTOCK - ARCHIVO

   MADRID, 10 Ene. (EDIZIONES) -

   La actividad física regular antes de un diagnóstico de cáncer puede reducir los riesgos tanto de progresión de la enfermedad como de muerte, según sugiere una nueva investigación de la Universidad del Witwatersrand (Sudáfrica) publicada en el 'British Journal of Sports Medicine'.

   Los resultados indican que, incluso niveles relativamente bajos de actividad física, pueden ser ventajosos. "Existen pruebas convincentes de que la actividad física desempeña un papel clave en la reducción del riesgo de muerte por cáncer, pero las pruebas no son tan concluyentes en cuanto a su papel en la progresión de la enfermedad", explican los investigadores.

   Para profundizar en esta cuestión, analizaron datos anónimos del Discovery Health Medical Scheme (DHMS), vinculado al programa de promoción de la salud Vitality. El DHMS es el mayor plan médico abierto de Sudáfrica, con unos 2,8 millones de beneficiarios.

   En total, se incluyeron en el estudio, que abarcó el periodo comprendido entre 2007 y 2022, 28.248 miembros del programa Vitality con cánceres en estadio 1 y datos completos de actividad física del año anterior al diagnóstico.

   Así, los niveles de actividad física en el año anterior al diagnóstico se clasificaron como no registrados (17.457, 62% de los participantes); bajos, equivalentes a 60 o menos minutos semanales (3.722, 13%); y de moderados a altos, equivalentes a 60 o más minutos semanales de actividad física de intensidad moderada (7.069, 25%).

   Tras tener en cuenta factores potencialmente influyentes, como la edad en el momento del diagnóstico, el sexo, la posición económica y social, y las enfermedades coexistentes, las tasas de progresión del cáncer y de muerte por cualquier causa fueron menores entre los que practicaron actividad física el año anterior al diagnóstico.

Las probabilidades de progresión de la enfermedad eran un 16 por ciento menores entre los que habían realizado niveles bajos de actividad física el año anterior que entre los que no habían registrado ninguna actividad física, mientras que las probabilidades entre los que habían realizado niveles de moderados a altos eran un 27 por ciento menores.

   Del mismo modo, las probabilidades de muerte por cualquier causa eran un 33 por ciento menores entre los que habían realizado niveles bajos de actividad física en comparación con los que no habían registrado ninguna, y un 47 por ciento menores para los que habían conseguido niveles de moderados a altos.

MEJORAS TAMBIÉN DESPUÉS DEL DIAGNÓSTICO

   Dos años después del diagnóstico, la probabilidad de que la enfermedad no progresara entre quienes no habían registrado actividad física alguna el año anterior al diagnóstico era del 74 por ciento, frente al 78 y el 80 por ciento, respectivamente, de quienes habían alcanzado niveles bajos y moderados a altos de actividad física.

    Aunque la probabilidad de progresión de la enfermedad aumentaba con el paso del tiempo, seguía siendo menor para quienes habían registrado algún nivel de actividad física en el año anterior al diagnóstico.

   Al cabo de 3 años, la probabilidad de que la enfermedad no progresara era del 71, 75 y 78 por ciento, respectivamente, para los niveles de actividad física nulo, bajo y moderado-alto. Y a los 5 años, era del 66, 70 y 73 por ciento, respectivamente.

   Se observaron patrones similares para la muerte por cualquier causa. Dos años después del diagnóstico, la probabilidad de supervivencia entre los que no habían documentado actividad física en el año anterior al diagnóstico era del 91, frente al 94 y el 95 por ciento, respectivamente, entre los que habían registrado niveles bajos y de moderados a altos.

   Las probabilidades equivalentes de supervivencia a los 3 años del diagnóstico fueron del 88, 92 y 94 por ciento, respectivamente, y del 84, 90 y 91 por ciento, respectivamente, a los 5 años.

LA ACTIVIDAD FÍSICA REFUERZA LA INMUNIDAD

   Se trata de un estudio observacional y, como tal, no puede establecer causa y efecto. Además, los investigadores reconocen que no pudieron tener en cuenta otros factores potencialmente influyentes, como el tabaquismo y el consumo de alcohol, y que los datos sobre el peso (IMC) eran incompletos.

   Sin embargo, sugieren que existen varias explicaciones biológicas plausibles para los resultados, la principal de las cuales es el modo en que la actividad física refuerza la inmunidad al aumentar el número de células asesinas naturales, linfocitos, neutrófilos y eosinófilos.

   La actividad física también puede reducir el riesgo de progresión de cánceres sensibles a las hormonas, como el de mama y el de próstata, al regular los niveles de estrógeno y testosterona, añaden.

   "Se puede considerar que la actividad física confiere beneficios sustanciales en términos de progresión y mortalidad global a las personas diagnosticadas de cáncer", aseguran.

    "En un mundo en el que el cáncer sigue siendo una importante carga para la salud pública, el fomento de la actividad física puede reportar importantes beneficios en lo que respecta a la progresión del cáncer, así como a su prevención y tratamiento", concluyen los investigadores.

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