MADRID 12 Nov. (EUROPA PRESS) -
La directora de la Unidad de Retina de Clínica Baviera, la doctora Marta S. Figueroa, asegura que actualmente se dispone de tratamientos médicos y quirúrgicos que permiten tratar las complicaciones relacionadas con la retinopatía diabética; por eso, insiste, en que "las personas con diabetes acudan a su oftalmólogo para seguimiento y tratamiento".
Los oftalmólogos de Clínica Baviera recuerdan, con motivo del Día Mundial de la Diabetes, la importancia de hacer revisiones periódicas a los pacientes con diabetes porque en muchas ocasiones las lesiones de la retinopatía diabética progresan sin causar síntomas. Si se diagnostica pronto y se sigue de forma correcta, se puede tratar de forma precoz y evitar así una pérdida visual permanente.
"El principal factor de riesgo para la aparición de este problema ocular es padecer diabetes mellitus de forma prolongada en el tiempo. Los niveles altos de azúcar en sangre, los niveles altos de colesterol y una tensión arterial elevada, son los tres factores más implicados en su aparición", señala la doctora, no obstante, añade que otras circunstancias que también pueden empeorar la retinopatía diabética son la enfermedad renal o el embarazo.
Es fundamental que el paciente con diabetes sea revisado de forma periódica por un oftalmólogo, de manera que pueda evaluar el fondo de ojo y pueda detectar alteraciones antes de que empiece a manifestarse la pérdida de visión. "La retinopatía diabética generalmente no produce síntomas hasta que la patología ya ha avanzado, por lo que el paciente puede padecerla sin ser consciente aún", comenta la experta.
Una vez se ha diagnosticado la retinopatía diabética, "lo más importante es tener un buen control de esta, acudir a revisiones periódicas, estar alerta de posibles cambios en la visión, y, por supuesto, mantener una dieta saludable y equilibrada, además de una serie de hábitos en nuestro estilo de vida", indica la doctora Figueroa.
Del mismo modo, recomienda controlar los niveles de azúcar en sangre, también será necesario vigilar los del colesterol y la presión arterial, incorporar la actividad física a la rutina diaria y eliminar el alcohol y el tabaco.
En complicaciones como el edema macular o la aparición de vasos anormales, se emplearán fármacos antiangiogénicos o corticoides de liberación gradual, que se administran mediante inyecciones intraoculares.
En casos más avanzados, será necesaria la cirugía, para tratar posibles complicaciones como las hemorragias en el vítreo, el desprendimiento de retina o el glaucoma neovascular. "En los dos primeros casos, el tratamiento es la cirugía que se llama vitrectomía. En el tercer caso solemos emplear láser y el tratamiento del glaucoma asociado", concluye la doctora Figueroa.