El doctor en Epidemiología y Salud Pública por la Universidad de Harvard y catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Valencia, José María Martín-Moreno - JOSÉ MARÍA MARTÍN-MORENO
Apunta que debe articularse un adecuado sistema de vigilancia epidemiológica para identificar posibles brotes y contenerlos
VALÈNCIA, 7 Nov. (EUROPA PRESS) -
El riesgo de que surjan brotes infecciosos tras más de una semana de la inundación en la provincia de Valencia, tras el paso de la DANA, "comienza a ser significativo", especialmente donde aún no se han implementado medidas preventivas adecuadas, por "el consumo o el contacto con agua contaminada, que suele estar mezclada con aguas residuales o materia fecal debido a la inundación".
Así, lo advierte el doctor en Epidemiología y Salud Pública por la Universidad de Harvard y catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Valencia, José María Martín-Moreno, en una entrevista a Europa Press, en la que recalca que, tras nueve días de la inundación, los riesgos de brotes son "reales y pueden agravarse". Por ello, recalca, la vigilancia epidemiológica, el acceso a servicios básicos y la educación en salud son "esenciales" para "proteger a la población y prevenir una crisis sanitaria de mayores dimensiones".
En ese sentido, explica que los tipos de infecciones más comunes que podrían aparecer son enfermedades de transmisión hídrica como gastroenteritis, cuyos síntomas pueden en los primeros 2-5 días después de la exposición; la leptospirosis, que puede manifestarse entre 5 y 14 días después del contacto con agua contaminada por orina de animales infectados, principalmente ratas y otros roedores; y la hepatitis A, con un periodo de incubación más largo, entre 15 y 50 días, aunque los primeros casos podrían empezar a aparecer tras dos semanas. El cólera es "más improbable". "Si no se actúa, estos brotes pueden propagarse rápidamente entre la población", señala.
Además, pueden surgir enfermedades transmitidas por vectores (mosquitos) por la acumulación de agua estancada. Los primeros infectados "puedan empezar a picar e infectar a las personas aproximadamente una semana después de la inundación, ya que los huevos de mosquitos tardan entre 7 y 10 días en convertirse en adultos".
Las enfermedades pueden incluir Zika o similares y pueden aparecer de 4 a 7 días después de la picadura, y sin medidas de control, como eliminar el agua estancada y la fumigación, el riesgo de un brote "aumenta significativamente, afectando especialmente a zonas densamente pobladas".
Un tercer conjunto de enfermedades son las constituidas por infecciones de ojos y la piel, como dermatitis por hongos y conjuntivitis, que pueden desarrollarse de manera inmediata tras el contacto, especialmente en personas con heridas o cortes en la piel.
La exposición prolongada al agua contaminada y a ambientes húmedos también puede provocar enfemedades en las vías respiratorias, como bronquitis y neumonía, que pueden aparecer a partir de la primera semana, especialmente en personas con sistema inmune debilitado o en condiciones de hacinamiento.
Por último, señala que dado que las inundaciones pueden arrastrar productos químicos industriales, pesticidas y otros contaminantes pueden apararecer también intoxicaciones y envenenamientos, que pueden manifestarse en cuestión de horas o días dependiendo de la sustancia y el nivel de exposición.
SALUD MENTAL
El experto recalca que tampoco se deben olvidar los problemas de salud mental, que pueden aparecer de forma inmediata o en las semanas posteriores, con síntomas que pueden ir desde ansiedad hasta trastorno de estrés postraumático, y que pueden derivar en problemas de salud mental a largo plazo.
Por todo ello, el doctor Martín-Moreno señala que las administraciones "han de articular un adecuado sistema de vigilancia epidemiológica, un seguimiento riguroso en las zonas afectadas para identificar rápidamente posibles brotes de enfermedades y contenerlos a tiempo".
En ese sentido, explica que además de los peligros asociados con el agua estancada, es "obvio" que la falta de higiene y la acumulación de basura en hogares y calles "también representan riesgos importantes para la salud tras una inundación". Así, la escasez de agua potable para consumo, higiene personal y saneamiento aumenta estos riesgos, ya que "facilita la propagación de infecciones y afecta la calidad de vida de los afectados".
"AGUA POTABLE, BASURAS BIEN CERRADAS, USAR REPELENTES Y VENTILAR"
Por ello, insta a la población a usar siempre agua potable, y si no es posible o ante dudas recurrrir a agua embotellada. Como alternativa hervir el agua durante al menos un minuto o usar tabletas potabilizadoras. Para tareas que no impliquen contacto directo, como limpiar exteriores o lavar objetos no alimenticios, se puede reutilizar agua no potable "siempre y cuando no esté visiblemente contaminada".
Además, es "crucial" mantener una buena higiene de manos para prevenir infecciones --si no hay acceso a agua limpia, usar desinfectantes a base de alcohol-- y los vecinos que aún no puedan ducharse, usar toallitas húmedas o paños con agua embotellada para prevenir infecciones en la piel. Solo hay que consumir alimentos bien cocinados y evitar los productos que haya estado en contacto con el agua de la inundación.
En caso de interrupción del sistema de saneamiento, se recomienda el uso de baños portátiles o improvisar letrinas temporales. "La gestión adecuada de los residuos humanos es fundamental para evitar brotes de enfermedades", recalca.
Asimismo, subraya la importancia de guardar la basura en bolsas resistentes y bien cerradas para evitar que se desparrame y evitar la acumulación de residuos orgánicos, como restos de alimentos, dado que pueden atraer roedores y otros vectores de enfermedades. "Aunque el servicio de recogida no esté disponible hay que mantener los alrededores de la vivienda limpios y libres de desechos para reducir la proliferación de plagas", apunta.
Finalmente, aconseja usar repelentes y, si es posible, dormir con mosquiteras, ventilar los espacios interiores y secar bien las áreas para evitar la formación de moho, que puede provocar problemas respiratorios.
El experto señala que se debe reportar la acumulación de basura y la falta de acceso a agua potable o saneamiento a las autoridades o a los servicios de emergencia para que puedan priorizar la ayuda y, si la situación lo permite, colaborar con los vecinos para organizar puntos de agua común y compartir recursos de limpieza o higiene básicos.
CONVIVENCIA CON MASCOTAS
Por otra parte, indica que convivir con mascotas en las zonas afectadas "puede plantear también ciertos riesgos para la salud" tanto de las personas como de los animales, especialmente si las mascotas han permanecido encerradas en casa.
Así, alerta del riesgo de enfermedades zoonóticas, las que transmiten animales a humanos, como leptospirosis, toxoplasmosis o salmonelosis, además de las generadas por la acumulación de heces y orina en el hogar, que se deben limpiar y desinfectar. Tampoco son "desdeñables" los cambios de comportamiento por estrés en las mascotas lo que les puede llevar a "mostrar conductas defensivas y morder o arañar causando infecciones en las personas".
Además, las mascotas pueden haber tenido contacto con agentes contaminantes y llevarlos luego a la vivienda exponiendo así a las personas a bacterias y productos químicos peligrosos al ser acariciadas o al dormir en superficies de uso común. Por ello, se debería bañar a las mascotas, usando guantes, con agua limpia y jabón antes de permitirles el acceso completo a la casa.
Finalmente, el uso de agua contaminada o alimentos en mal estado puede causar enfermedades gastrointestinales en las mascotas, que, a su vez, pueden aumentar el riesgo de transmisión de infecciones a los humanos.