MADRID, 21 Jun. (EUROPA PRESS) -
Federico Pérez de la Romana, director médico del Instituto Pérez de la Romana, ha señalado que conocer las bacterias que conviven en el intestino mediante un simple análisis, a través de los nuevos avances en biología molecular y genética que permiten extraer la información del ADN del microbioma, puede ser "de gran importancia para conseguir un peso saludable".
"Las últimas investigaciones demuestran que las bacterias son de vital importancia y mantenerlas en equilibrio es determinante para conseguir como objetivo una buena salud y encontrarnos a gusto
con nuestro peso", ha comentado el especialista, quien detalla que para conseguir este último objetivo "se debe disponer de una gran diversidad bacteriana".
"Por ejemplo, debemos tener mayor cantidad de un enterotipo de bacterias que de otros y necesitaremos, además, que el grupo de bacterias que nos ayuda a estar en un peso correcto (bacteroidetes, prevotella, akkermansia) pueda proliferar y fermentar las fibras que comemos, dando así lugar a los diferentes ácidos grasos de cadena corta, que nos ayudarán a estar delgados y prevenir enfermedades metabólicas como son la resistencia a la insulina y la diabetes tipo 2, así como tener una proporción correcta de estos ácidos grasos, que nos ayudarán a controlar mejor el apetito y a no generar inflamaciones", ha explicado.
El experto continúa narrando que el estudio del microbioma "no sólo favorece estar delgados", sino que mejora a su vez el sistema digestivo, gases, infecciones de orina, candidiasis recurrentes, enfermedades autoinmunes y metabólicas, procesos inflamatorios y reumáticos, enfermedades inflamatorias intestinales, problemas hormonales, emocionales y un largo etcétera, pues "un estado de disbiosis (alteración del microbioma intestinal) se encuentra relacionado en multitud de estudios con todo tipo de condiciones patológicas".
"Cada una de estas especies de bacterias se alimenta de una cosa, no comen ni les apetece comer lo mismo a todas ellas; se podría decir que mientras no les demos lo que ellas quieren, no proliferan ni aumentamos entonces la diversidad bacteriana. Mientras unas se alimentan de proteínas, otras lo hacen de almidones resistentes, de vegetales con fibras fermentables y así cada una de ellas tiene sus propios caprichos", ha justificado, puntualizando que en recientes investigaciones se ha comprobado también que las bacterias, "en cierto modo", también "eligen lo que se come y son capaces de cambiar los comportamientos".
Para alcanzar ese equilibrio de bacterias del que habla, reitera que lo necesario es conocer cada una de las especies tanto de la flora enteropatógena, como de la flora beneficiosa, viendo cada una de ellas, su cantidad y la relación de los filos genéticos, en laboratorios especializados en disbiosis y alteraciones intestinales. "De esta forma, se puede elaborar una alimentación personalizada al paciente, teniendo en cuenta lo que deben de comer las bacterias que nos ayuden a estar delgados y no favorecer el crecimiento de bacterias que nos engorden o nos enfermen con mayor facilidad", ha asegurado.