Expertos han avisado, con motivo del Día Mundial frente al Cáncer de Cabeza y Cuello, de que los casos de este tumor pueden aumentar un 13 por cuento como consecuencia de la infección del virus del papiloma humano (VPH).
Y es que, según datos de la Asociación Española de Pacientes de Cáncer de Cabeza y Cuello, es el sexto tipo de cáncer más común a nivel mundial. Además, en España, se diagnostican entre 13.000 y 15.000 nuevos casos cada año y se espera que la incidencia aumente a unos 17.000 casos a consecuencia del VPH. Su incidencia actualmente es 10 veces mayor en hombres que en mujeres y la edad media de aparición se encuentra por encima de los 50 años.
Al menos el 75 por ciento de los cánceres de cabeza y cuello son causados por el uso de tabaco y alcohol, por lo que la estrategia de prevención más importante para afrontarlo radica en la propia prevención de estos hábitos tóxicos prolongados.
No obstante, las investigaciones indican que la infección por el VPH es un factor de riesgo para el cáncer orofaríngeo. Desde el punto de vista epidemiológico, esto puede ser consecuencia de los cambios en las prácticas sexuales (sexo oral) y a las enfermedades de transmisión sexual. De ahí que limitar la cantidad de compañeros sexuales también puede reducir el riesgo de contraer el VPH.
"La eficacia de la vacunación frente al papilomavirus en la prevención del cáncer de cervix hace esperar resultados en la misma línea con respecto al cáncer de orofaringe", ha dicho el jefe asociado del Servicio de Otorrinolaringología de Hospital Universitario Rey Juan Carlos de Madrid, Jose Granell Navarro.
Los síntomas se relacionan con la deglución dolorosa o las molestias al tragar de manera persistente, así como con la sensación de un cuerpo extraño faríngeo, la expulsión de restos de sangre o la aparición de un "bulto" en el cuello. Aun así, la mayoría de los síntomas son inespecíficos y extremadamente frecuentes.
En cuanto a la tasa de supervivencia, los expertos han informado de que ha mejorado considerablemente en los últimos años, alcanzando supervivencias a 5 años próximas al 80 por ciento, e incluso por encima del 90 por ciento para determinados grupos poblacionales.
Esto se debe principalmente a dos factores. El primero de ellos responde a la proporción creciente de tumores de papiloma positivos, con mucho mejor pronóstico, mientras que el segundo factor está relacionado con los avances en los tratamientos. En este último punto, ha tenido un papel fundamental la introducción de abordajes quirúrgicos de mínima invasión.
ABORDAJE QUIRÚRGICO CON EL SISTEMA ROBÓTICO DA VINCI
La cirugía robótica transoral es una alternativa mínimamente invasiva para patologías tanto benignas como malignas, mediante la que se eliminan lesiones en la lengua, paladar, faringe, laringe y tumores en las amígdalas. "En sus orígenes, la cirugía robótica en este campo se implantó con la idea de mejorar el manejo endoscópico del cáncer de laringe, pero en la práctica ha supuesto una auténtica revolución en el propio tratamiento de esta enfermedad y es esperable que la acumulación de la evidencia la consolide como técnica de elección", ha argumentado el doctor Granell.
A pesar de que muchos hospitales disponen ya de este tipo de tecnología, no todos cuentan con un programa de cirugía robótica en cabeza y cuello. Si bien en 2017 los programas eran escasos, estas cifras están aumentando en beneficio del sistema sanitario y a 2022 son ya más de 20 los hospitales españoles que cuentan con dichos programas.
En este sentido, el sistema quirúrgico 'da Vinci' permite una mejor disección y manipulación de las estructuras anatómicas y los tejidos gracias a los instrumentos 'EndoWrist', que escalan los movimientos del cirujano y filtran el temblor natural de la mano humana. A diferencia de otras cirugías robóticas, para los cánceres en el cuello, la cámara y los brazos se introducen por una abertura natural, la boca, y así de forma mínimamente invasiva se puede extirpar el tumor completo.
Entre los beneficios de esta técnica, destacan la escasa pérdida de sangre, la ausencia de cicatrices visibles o desfiguramiento y la reducción de la necesidad de terapias de refuerzo como quimioterapia y radiación. Además, se evita la traqueotomía, permitiendo que baje la tasa de complicaciones y se acorte la hospitalización, lo que ayuda a una más rápida recuperación, retorno del habla y la deglución, mejorando con ello los resultados funcionales del paciente.
"Esto último es muy obvio respecto al abordaje abierto transmandibular, que además de mayor morbilidad (y secuelas estéticas), implica mayores costes, pero también respecto a las alternativas de tratamiento no quirúrgico (radioterapia y radioquimioterapia)", ha recalcado el doctor.
En cuanto al beneficio para el cirujano, este sistema quirúrgico le permite una mayor precisión, una visualización tridimensional ampliada; y además, le facilita la realización de giros imposibles para la mano humana durante la intervención.