MADRID 31 May. (EUROPA PRESS) -
Expertos en reumatología han avisado, en el marco del 38 Congreso Nacional de la Sociedad Española de Reumatología celebrado recientemente en Zaragoza, que la enfermedad de la gota --patología reumática crónica que se produce por depósitos de uratos en las articulaciones pero que también puede dañar otros órganos como el riñón-- está "infravalorada" y que sus diagnósticos y terapias suelen ser erróneas.
Según ha recordado la doctora del servicio de Reumatología del Hospital de Bellvitge y profesora de la escuela de Ecografía de la Sociedad Española de Reumatología, Carmen Moragues, esta enfermedad ha duplicado su incidencia y prevalencia en las últimas décadas, afectando a personas de edad avanzada. Además, ha proseguido, las formas clínicas son más severas y rápidamente progresivas.
"La gota es una enfermedad considerada de fácil manejo y de escasa gravedad por la mayoría de la comunidad científica. Sin embargo, es una patología infravalorada por especialistas del aparato locomotor y en la mayoría de los casos es atendida exclusivamente por médicos de atención primaria. Así, el paciente puede permanecer muchos años sin un control clínico adecuado y sufrir una severa limitación en su calidad de vida", ha recalcado esta experta.
A su juicio, la gota no solo evoluciona hacia una enfermedad poliarticular persistente con daños estructurales irreversibles, sino que también se relaciona con otras patologías asociadas como la hipertensión arterial, el síndrome metabólico y la insuficiencia renal crónica.
Y es que, existen estudios poblaciones que han demostrado que esta patología es un factor de riesgo independiente de enfermedad cardiovascular y aumenta la mortalidad global de los pacientes. En este sentido, las técnicas de imagen como la ecografía permiten establecer un diagnóstico preciso y precoz de la artritis gotosa antes incluso de que aparezca la sintomatología clásica de crisis agudas de gota.
Concretamente, la gota se debe al depósito de cristales de ácido úrico en articulaciones y otras partes del organismo que son las responsables de los ataques, los cuales producen una ligera inflamación asintomática en todo momento y facilitan la arteriosclerosis.
"El diagnóstico mediante la identificación de cristales en el líquido articular es muy exacto y afortunadamente al bajar a niveles normales el ácido úrico en la sangre los cristales se disuelven y acaban por desaparecer por lo que se tiene a la gota por curable. El sufrimiento de los pacientes que padecen gota es evitable casi sin excepción", ha indicado el jefe de Sección de Reumatología en el Hospital General Universitario de Alicante y catedrático de Medicina de la Universidad Miguel Hernández, Eliseo Pascual.
NECESIDAD DE UN TRATAMIENTO PRECOZ
Por otra parte, Pascual ha advertido de que la gota no diagnosticada suele quedar en "el limbo terapéutico" o es tratada como otra cosa. "Siempre que la gota sea una posibilidad, y no se haya llegado a un diagnóstico alternativo de certeza, deben investigarse cristales en el líquido sinovial --de las articulaciones--", ha recalcado.
Asimismo, para el tratamiento de esta patología, este experto ha indicado que se debe disolver por completo los cristales de urato --agujas o prismas muy finos que se forman en las articulaciones--. Y es que, ha proseguido, su presencia no es inocua debido a que se asocia a un bajo grado de inflamación subclínica, que probablemente explica la asociación independiente entre gota e infarto de miocardio, y enfermedad arteriosclerósica en general.
"Lo más sensato es tratar lo antes posible a los pacientes tras el diagnóstico, puesto que habrá menos cristales y se disolverán antes. Después habrá que reducir la uricemia --cantidad de ácido úrico en la sangre-- a las cifras más bajas que se pueda para obtener una disolución de cristales más rápida", según el especialista, quien también ha propuesto "evitar los ataques con un fármaco utilizado para prevenir la gota en adultos y para aliviar el dolor cuando ocurren --colchicina--".
GUÍAS CLÍNICAS DE GOTA
Por otra parte, entre los problemas más frecuentes en los tratamientos, Pascual ha destacado la dificultad para descender la uricemia a valores normales, la insuficiencia renal, la persistencia de los ataques a pesar de utilizar profilaxis con dosis adecuadas de colchicina y la intolerancia al alopurinol.
En concreto, el alopurinol es un fármaco usado en el tratamiento de la gota y los altos niveles de ácido úrico en el cuerpo causado por ciertos medicamentos para tratar el cáncer y los cálculos renales aunque en general el tratamiento de la gota plantea pocas dificultades.
Por último, respecto a las Guías Clínicas de gota, este experto ha asegurado que no son el instrumento que deben utilizar los especialistas que deben conocer y comprender las enfermedades que tratan. Por ello, ha recomendado estar preparado para enfrentar las "diferentes peculiaridades" que pueda presentar cada paciente.
"Las guías, en todo caso, presentan un recordatorio de las líneas fundamentales del tratamiento y dar una orientación. Pueden ser especialmente útiles -ha puntualizado- para médicos de otra especialidad necesitados de tratar una enfermedad que no dominan", ha concluido.